Los veranos taurinos de Madrid han ido descubriendo en los últimos 50 años resurrecciones sorprendentes. Una de las más recurrentes fue la de Paco Ojeda en 1982. En dos tardes de verano y cuatro toros removió los cimientos del toreo. Otros muchos, sin la trascendencia del sanluqueño, triunfaron también relanzando sus carreras gracias a la repercusión que tiene hacerlo en Madrid.
Es cierto que no vale igual un triunfo ahora que hace diez años. La escandalosa bajada de festejos y el sistema hermético hace muy difícil sumar un puñado de contratos, ni aun cortando orejas en Las Ventas. La necesidad de anunciarse en medio de la temporada ha producido que toreros, en otro tiempo con un número de corridas aceptable, hayan tenido que variar sus planificaciones. Eugenio de Mora, Luis Miguel Encabo, Serafín Marín, Leandro y Pepe Moral, nombres que a excepción de este último pisaron las grandes ferias y que ahora buscan un triunfo en Madrid para retornar a esos lugares de privilegio. Los cinco han triunfado, de diferente manera, con diferentes embestidas, pero con la misma determinación.
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