Plaza de toros de Toledo. Sábado 15 de junio de 2013.
Dos tercios de aforo. Festejo televisado a través de las cámaras de CMT.
Toros de la ganadería de “Sánchez de León”, pura procedencia Fuente Ymbro, organizadores del festival.
El rejoneador Roberto Armendáriz: oreja.
Eugenio de Mora: oreja
José Manuel Más: dos orejas.
Cristian Escribano: oreja.
Alberto López Simón: dos orejas.
Álvaro Lorenzo: dos orejasÁlvaro
Lorenzo vuelve a triunfar con fuerza, esta vez en el festival taurino celebrado
el pasado sábado en la plaza de toros de Toledo, a beneficio de la fundación
Oncohematológica del hospital infantil Niño Jesús, para favorecer a la
investigación contra el cáncer infantil, y donde la afición de la ciudad
imperial volvió a responder a este gesto de generosidad que una vez más, y ya
van tres ocasiones, brinda el mundo del toro.
Álvaro Lorenzo trenzaba por vez primera el paseíllo en la plaza de toros de su tierra y ante sus paisanos, dejando sensación de matador de toros, muy torero y capaz en su actuación.
Lidió el novillo que cerraba el festival, tardo y que nunca terminó de meter la cara en la franela del joven novillero toledano, quién cuajó un sublime recibo capotero, con un ramillete de verónicas cargando la suerte, de mucha compostura, y rematando de una media verónica de cartel de toros; ante un novillo remiso quitó por ajustadas chicuelinas; cuajó una faena importante, impropia de un joven de reciente debut con caballos, comenzó de manera firme por estatuarios, destacando un sublime cambio de mano que hizo rugir al centenario coso manchego, lo mejor de su actuación llegó por el pitón izquierdo, hilvanando tandas profundas y de mucha pureza y belleza, hasta que lo permitió el novillo, aguantando los numerosos parones con una firmeza pasmosa, que en una de las ocasiones incluso llegó a prender al novillero, sin consecuencias, de nuevo volvió a la cara del novillo con más entereza, para en la corta distancia exprimir al burel y adornarse con circulares muy templados, la obra fue coronada de manera perfecta con una gran estocada, que puso en bandeja las dos orejas del cornúpeta.
Álvaro Lorenzo trenzaba por vez primera el paseíllo en la plaza de toros de su tierra y ante sus paisanos, dejando sensación de matador de toros, muy torero y capaz en su actuación.
Lidió el novillo que cerraba el festival, tardo y que nunca terminó de meter la cara en la franela del joven novillero toledano, quién cuajó un sublime recibo capotero, con un ramillete de verónicas cargando la suerte, de mucha compostura, y rematando de una media verónica de cartel de toros; ante un novillo remiso quitó por ajustadas chicuelinas; cuajó una faena importante, impropia de un joven de reciente debut con caballos, comenzó de manera firme por estatuarios, destacando un sublime cambio de mano que hizo rugir al centenario coso manchego, lo mejor de su actuación llegó por el pitón izquierdo, hilvanando tandas profundas y de mucha pureza y belleza, hasta que lo permitió el novillo, aguantando los numerosos parones con una firmeza pasmosa, que en una de las ocasiones incluso llegó a prender al novillero, sin consecuencias, de nuevo volvió a la cara del novillo con más entereza, para en la corta distancia exprimir al burel y adornarse con circulares muy templados, la obra fue coronada de manera perfecta con una gran estocada, que puso en bandeja las dos orejas del cornúpeta.
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