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lunes, 20 de abril de 2015

Que dice la prensa de la actuación de Andrés Romero (dos orejas) en Sevilla

Aplausos
Se movió algo más el tercero pero no duró demasiado. Faena de Andrés Romero de menos a más, en la que faltó algo de limpieza. Brilló en el tramo final de su labor a lomos de Mambú con las banderillas cortas. Dejó un rejón de muerte aunque tuvo que echar pie a tierra para descabellar en dos ocasiones. El rejoneador onubense cuajó al sexto la faena de más entidad y vibración de la tarde ante el toro que más se movió del encierro de Bohórquez. La faena de Romero estuvo presidida por la espectacularidad y el acierto. Valiente el jinete, le llegó mucho a la cara del toro. Acertó en los terrenos y las distancias en un conjunto de mucho mérito. Mató de un rejonazo entero y eficaz. Dos orejas

ABC
El onubense Andrés Romero, discípulo de Diego Ventura, se enfrenta primero a un «Soberano» que no hace honor a su nombre («El matador fue Bellido y el impulso, soberano»). ¿Sorprende a alguien que«Cheque» tenga problemas al quiebro? Se muestra espectacular pero desigual, al clavar, y tarda en matar. Se supera en el último, muy arropado por el público. Lo recibe a portagayola con «Perseo», arriesga mucho con «Guajiro», mata rápido con «Chamán»: dos orejas.

El Mundo

Andrés Romero consiguió finalmente puntuar con un sexto nada fácil a base de voluntad, entrega y afán. Una oreja y otra de propina bastante inexplicable...

Sevillatoro
La plaza ha tomado la cuesta abajo en cuestiones de trofeos y no se vislumbra cómo puede finalizar este desmadre de orejas regaladas. No se puede asegurar que la Maestranza sea vergonzosa, más bien es que ha llegado un público de aluvión y una autoridad generosa para que el coso se convierta en una plaza cualquiera. La historia de la Maestranza recoge muchas tardes en las que se regalaron los trofeos, no es nada nuevo, pero lo de ahora es motivo de preocupación para quienes pretenden mantener intacto su prestigio.

Por segundo día consecutivo se han cortado orejas que no hacían justicia a los méritos de los lidiadores. Se puede admitir que la primera oreja es del público, algo cada vez más peregrino con los conocimientos que atesoran quienes se sientan en los tendidos, pero al menos quedaba la reserva del segundo apéndice por parte del palco.
Andrés Romero se llevó dos orejas del sexto en otro regalo. Estuvo bien el caballero de Escacena en una faena vibrante y emotiva que alcanzó su mayor gloria sobre Guajiro. En el rejoneo de nuestros días se cortan orejas si se mata pronto, que no bien, de forma que Romero se encontró con dos orejas en el día de los regalos, algo muy elegante según parece.

En el toro anterior, Andrés Romero estuvo nervioso. Algunos toques a los caballos y varias pasadas en falso lo dejaron en evidencia. Tampoco acertó en la hora final.
COPE
Andrés Romero demostró valor y sinceridad en su toreo a caballo durante toda la tarde. No anduvo bien con el tercero, un toro con acometividad, con el que sumó algunos intentos fallidos al salirse de las suertes la cabalgadura. Logró dejar arriba banderillas citando de frente, para lucirse con “Bambú” al clavar las cortas. Tras dejar medio rejón trasero necesitó del descabello.

Sí tuvo un comienzo emotivo al recibir al sexto adentrado en la bocana de chiqueros y torear después sirviéndose del marsellés. Quebró y clavó al estribo con “Guajiro”, adornándose tras la suerte con llamativas piruetas. Finalizando con banderillas cortas montando a “Bambú”. Rejón de muerte y dos orejas de un palco demasiado benévolo.
Mundotoro
El tercero, hondo, suelto de carnes y cornidelantero, también se frenó de salida y recibió un único rejón de castigo. La labor a lomos de Cheke creció en intensidad. Andrés Romero tuvo que ponerlo todo de su parte, destacando en las banderillas cortas. Tras el rejonazo trasero el toro tardó en doblar y tuvo que descabellar.
Romero recibió al sexto, dentro de la puerta de toriles. Al toro, bien hecho y armónico, le faltó celo. El cite en corto con Guajiro, a la segunda, acabó de convencer a un público muy entregado con él. La faena tuvo vibración y el rejón final certero puso en sus manos las dos orejas. 

Porelpitonderecho
Volvía a Sevilla Andrés Romero, torero de la tierra que se llevó a la Maestranza a toda su familia y seguidores. Por momentos fue bochornoso el jaleo que montaron para animarle y calentar al resto de público. Pero pueden estar satisfechos porque lo consiguieron. Por parte gracias a ese ambiente a favor, Romero cortó las dos orejas del último. De nuevo, premio excesivo. En toda la tarde se notó el escaso oficio que atesora comparado con los primeros rejoneadores del escalafón. Es verdad que intentó suplir esa carencia con mucha voluntad, pero no menos cierto es que fueron incontables los fallos técnicos y las veces que pasó en falso intentando clavar. En los quiebros casi siempre se abre en exceso y además suele clavar sin la pureza y el ajuste requeridos. Aún así, en ese último anduvo a mejor nivel y tras estar certero en la suerte suprema logró el premio que le abría la puerta grande. Con el tercero, uno de los astados de Bohórquez que más se movieron, se pasó más tiempo pegándose carreras de aquí para allá fuera de la cara del toro y pidiendo aplausos. Como dejó un rejonazo trasero y atravesado y tuvo que descabellar pie a tierra, sus fans no le pudieron regalar la oreja.

Cultoro
Algo más de movilidad tuvo el tercero, que tuvo también, sin embargo, esa doble velocidad para poner en peligro a la montura de salida. Dejó atravesado el rejón Andrés Romero, que cambió el tercio con un sólo rejón. Hubo un quiebro de mucha calidad evitando el galope del toro a lomos de cheque, pero después se salió el animal de la suerte, descompuesto en su arrancada, provocando pasadas en falso del onubense, que tuvo que comprometer los embroques para asegurar las banderillas. Fácil anduvo con las cortas, pero tardó en caer el toro tras el rejonazo y escuchó palmas.

Con el sexto puso Romero toda la carne en el asador para imponerse a la mansedumbre del animal, que comenzó a escarbar antes de los embroques y casi en el momento de las batidas. No le dudó el onubense en toda la lidia, tirando de raza y de compromiso para llegarle mucho a la cara a la hora de batir, viéndose sorprendido en ocasiones por invadir los terrenos del toro y hasta atropellando la razón para buscar el triunfo. Actuación de gran mérito que adornó con piruetas y concesiones al tendido. Culminó con un rejonazo y le arrancó las dos orejas.

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