Páginas

jueves, 13 de noviembre de 2014

La Tauromaquia ha muerto, ayer la vimos camino de Barranquilla

Ya lo sabíamos y hoy lo hemos refrendado. La tauromaquia se marcha camino del desagüe. Su distancia de la sociedad es sideral. Este arte de grandeza y tragedia apenas es un vestigio cultural y emocional para unos cientos de vejestorios mentales entre los que me incluyo, o un refugio económico para otros pocos de cientos pseudoprofesionales.

Desengañemonos, esto está terminal, el paciente se nos va, la culpa es de todos, de las empresas avariciosas y cáducas (como todas y como siempre ha sido) , de las figuras alejadas de la realidad y diletantes (como siempre han sido) de la prensa sistemática y bizcochable (como siempre lo fue) y de un estado que no defiende la fiesta más allá de hecho puntual de que su pueblo no se quede sin toros (como no tiene porque hacer). La sociedad hipócrita y urbanita no entiende de la verdad inmensa, de los valores ancestrales y sanos que aportan un hombre y una bestia a través del deseo genético de vencer creando arte alrededor de la muerte

Ayer se convocó en Madrid, Chamberí, una manifestación en defensa de la tauromaquia en Bogotá, donde unos novilleros se han jugado la vida sin cuento en una huelga de hambre tremenda y seria. Allá, como acá, en San Sebastián por ejemplo, un alcalde despótico, prevaricador  y prepotente ha conseguido dejar sin toros la Santa María dos temporadas. Ayer fueron convocados  los aficionados y profesionales. Se movilizaron UCTL, Jovenes aficionados, figuras de los últimos 50 años, prensa, blogs y portales taurinos.

Se consiguió que el lema de la convocatoria fuera hastag en redes sociales unos minutos, y ... apenas 250 personas respondieron, más de la mitad profesionales. Sabemos que era laborable, sabemos que Bogotá está tan lejos como Donosti o como Barcelona, sabemos que hacía frío, También sabemos que fue el momento del no retorno. La tauromaquia es ya poco más una realidad virtual, un achaque de la memoria alejada de la sociedad de donde nacieron y que le ha dado la espalda a la fiesta brava.

Gracias a todos, el toreo que conocemos ha muerto. Ayer lo vimos irse camino de Barranquilla. Es cuestión de tiempo que alguien firme el certificado de defunción. Si no llega el milagro de Lázaro, la reinvención del arte viejo, descanse en paz una fiesta grande. Disfrutemosla mientras dure

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo con el artículo. Estuve allí y pensé lo mismo. La fiesta de los toros está muerta. Nadie lucha por ella. A nadie le interesa. Tampoco a políticos y gobernantes. Si además nos atacan los animalistas, pues está todo dicho.

    ResponderEliminar