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viernes, 20 de junio de 2014

Pepe Moral. Los albañiles pueden esperar.


Nos lo dijo antes de la corrida. "Yo voy a ser torero de ferias, que los albañiles duerman tranquilos". Esta  tarde en Sevilla ante un toro del Conde de la Maza demostró el porqué de su afirmación. Que no se preocupen los paletas del mundo. Este Moral es un torero de ferias, y no les quitará el trabajo. Es más, si le dan el sitio y los contratos que dos orejas del peso de las que ha cortado en Sevilla, pronto les encargará un cortijo, si no, será señal de que este sistema pernicioso no tiene arreglo.

Ficha del festejo: Plaza de toros de la Maestranza. 19 de abono, Festividad del Corpus en Sevilla. Se lidieron cuatro toros de Montealto y dos de Cayetano Muñoz, otro sobrero de este hierro y el último, también sobrero, del Conde de la Maza, que fue el mejor. Bien presentados y de distinto juego.

Agustín de Espartinas, silencio en ambos
Antonio Nazaré, saludos desde el tercio tras aviso y ovación
Pepe Moral, vuelta al ruedo y dos orejas.

Incidencias: saludaron en banderillas Agustín González y Manuel Pérez Varcácel, destacando en la lidia Vicente Varela, y el banderillero Adolfo de los Reyes no pudo continuar la lidia tras sufrir una herida en un pie durante la lidia del segundo de la tarde antes de ser devuelto tras lastimarse.


Un hombre que es capaz de acariciar las verónicas como hizo en su primero, que sale en su turno de quites "siempre", que cuando coge la muleta tiene el don de templar los mejores muletazos que se han visto en La Real Maestranza de Caballería en toda la temporada. Ese hombre es torero y merece estar en todas la ferias del mundo mundial.

Cada muletazo al importante toro de el Conde, era un tratado del temple, del toque, de la verdad torera de la colocación y las distancias. El conjunto macizo y rotundo de su faena fue recibido por la media plaza como el maná del toreo. La serie que abrió faena al natural se podía pesar, masticar y sentir en las entrañas del toreo.

El toro pesaba en la muleta del torero de Los Palacios por que cada lance era la verdad rota del temple a corazón “partío”. Al natural logró levantar la plaza por la pureza honda y bella de su toreo de mucho peso, a derechas enseñó que no hay toro malo cuando se pisa el sitio y se entiende el temple. El toro fue bravo en exigente, en noble listo, en encastado guapo. Orgullo para el Conde.

El matador de toros, que el agrio sistema quiso mandar a los albañiles, supo dar los terrenos, ofrecer la verdad de unos pies asentados, y un pecho franco, el querer ser torero en cada lance de gusto exquisito. Faena medida, de seis series, ante un toro bravo. ¿Alguien pide más? Que llame a otra puerta.

Se le podía pedir a Moral valor, afanes, maneras. ¿Pero pedirle gusto? Pues gusto inmenso, sin amaneramientos, sin mariconadas, con la sinceridad bronca del toreo puro. Desde el capote al espadazo. Cinco años, ¡Cinco años! ha tenido el sistema condenado a soñar con La Maestranza sin torear en la plaza más bella del mundo, a este tipo de torero.

Empezaba cada serie con un muletazo inmenso, a base de tocar, de aguantar las miradas desparramadas y desparramantes, de saber quedarse quieto para dibujar el verdadero arte de torear que nace delante y muere más allá del espacio que queda detrás de la cadera. El segundo lance de la serie fue siempre tirando del toro, desengañando su bravura lista, animando su casta brava, quitando las ganas de hombre. Los remates siempre fueron a favor de la siguiente serie.

Entre series, la distancia pulcra, el tiempo sin reloj, el saber andar, el saber salir y el saber entrar. El deseo eterno de ser torero que se le salía por los poros. Desde el callejón, el aliento de la verdad. la verdad del toreo, Por bajo siempre, despacio, rematando por debajo de la embestida, por debajo del sistema para ponerse arriba.

Y todo en La Maestranza, era un día especial para la monárquica institución que miraba a la coronación de Madrid, mientras en su albero se coronaba un nuevo rey por la vía de la reclamación en la arena de su porción de trono.

Y entonces coge la espada de verdad, regala la última serie de mucho peso y cuadra al toro. Se tira donde hay que tirarse a buscar la gloria. Estoconazo y el tesoro de las dos orejas de más peso del toreo en sus manos.


Tuyas son, Pepe, has sabido dar la vuelta a tu destino, como sólo hacen los dioses, como sólo hacen los toreros que lo tienen. Y tú lo tienes. A administrarlo. A esperar ahora las llamadas de las empresas a Manolo Cortés, el jartible que no se aburrió. Más allá de tours y milongas. Aquí hay un tío que pide paso, que el oligopolio comprenda, su necesidad es imperioso

Además presto al quite, entregado, torero en el brindis a Jordi García, y con la mirada asesina del triunfo toda la tarde.

No nos gustó el lote de Agustín de Espartinas, no nos gustó el torero al que le teníamos fe. Se lo debe hacer mirar.Su portagayola queda en una anécdota. Da pena pensarlo, da grima escribirlo.

Nazaré venía a reaparecer tras su lesión de rodilla en Madrid, luego estuvo en su tónica. Es un torero que apunta, que nunca pierde, pero que parece que no quiere ganar. El primer toro de su lote de Cayetano Muñoz merecía un esfuerzo mayor, el quinto fue incómodo de cara y con una embestida rebrincada. No estuvo mal Nazaré, Necesita estar mejor.

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