Dice Don Jaime Guardiola que los negocios malos hay que quitarlos.
Dice don Jaime que lo más bonito para un hombre de campo es ser ganadero de bravo.
Entramos en El Toruño, La casa de los Guardiola. Uno de los contados templos mayores del toreo. Utrera en el toro bravo, siempre el toro bravo en Utrera.
Cuenta la leyenda que estas tierras de marismas se inundaban con las crecidas de las mareas grandes, cuentan que la vacada de los toros marismeños se refugiaba en la única tierra alta. Este mismo terruño bien asentado que hoy pisamos.
Metáfora de la realidad. En esta isla de la bravura se respetan las maneras de hacer de los mayores, se cuida el detalle, se ama al toro y al caballo, se mima la vieja forma de ser ganadero, gustan los modos eternos.
Quien no ha hecho tapia en El Toruño no ha sido aficionado en la baja Andalucia.
Quien no conoce Guardiola no conoce la verdad del campo bravo.
Quien no ha tratado con Don Jaime, no ha tratado con un señor
Salimos de este templo con perpetuo deseo de volver y con la sensación de haber estado en un lugar donde el toro bravo y Guardiola se reclamaran como eternos compañeros del sueño de la bravura.
Estos Guardiola siempre se han puesto delante para medir la bravura |
Partimos pertrechados de valores eternos, de hombría de bien, de encastadas verdades limpias que quedaran en la memoria indeleble del aficionado y del hombre.
Partimos pertrechados de valores eternos, de hombría de bien, de encastadas verdades limpias que quedaran en la memoria indeleble del aficionado y del hombre.
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