Sábado 11 de enero 2014.
Plaza Monumental de Manizales. 7ª de feria. Sol y nubes. Lleno.
Seis reses de Ernesto Gutiérrez (en Santacoloma-Murube), justos por delante, tapados por detrás, sin casta y nobletoenes aplaudidos casi todos, menos primero y sexto pitaditos
Morante de
la Puebla, pitos tras aviso, pitos y oreja.
El Juli, dos
orejas, oreja tras petición y ovación tras petición.
Así lo canta Jorge Arturo Reyes en Burladero
“El
Juli”, anunció desde hace meses que su única actuación en
esta temporada colombiana sería en esta feria, en esta fecha y con esta ganadería. Desde qué se
abrió de capa se mostró empeñado en demostrar que no se había equivocado.
Bueno, él ama el triunfo, siempre se emplea, hasta en festivales, lo sabemos. Eso, y la categoría del rival,
que no fue tal, también lo empujaban, seguro. Así las cosas, se echó la tarde
al hombro y fue tanto su empeño que hasta se atropelló por momentos. Fluctuando desde los cuatro
lentísimos naturales ligados en redondo,
con media muleta barriendo arena, que le bordó al segundo, la mejor tanda de la
feria, no hay duda, hasta el perder el capote rematando el raudo quite por
lopecinas al sexto, cuando ya tenía tres orejas en su haber, y quería más. Un
Juli largo y enjundioso que por momentos fue el gran Juli, en medio de otros en
que cayó en cierta vulgaridad. Pero primó su pundonor. Mató sus tres toros con dos estocada y media, triunfó y dejó su cartel intacto.
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