La carne de ganao bravo es algo más dura que las demás, pero no tanto como pudiera parecer. En todo caso meterla en tomate es una solución. En este caso es además novilla (creo que de Cuadri), que siempre es más tierna. Las vacas que no valen, las que en los tentaderos resultan mansas, son sacrificadas y destinadas directamente al consumo. En la plaza de abastos de Trigueros se consiguen todo el año y no hay que esperar a que haya corridas de toros. Además ya os digo que siendo novillas o erales más bien, la carne es más jugosa, además de tener otros sabores. Hoy, además de anunciaros que el lunes a las nueve de la noche voy a pregonar los toros que se lidiarán en Huelva estas fiestas Colombinas, os he traído, ya que estamos, esta
Carne de novilla brava con tomate
Hacemos un refrito de cebolla, ajos, pimiento verde, apio y zanahoria, todo según os plazca, aunque yo he puesto media cebolla, dos dientes de ajo, medio pimiento verde, media penca de apio (la parte más blanca) y dos zanahorias. Bueno, pues seguimos: echamos la carne troceada (tres cuartos de kilo en este caso) y damos sólo una vuelta o dos, pues cambia de color enseguida, aromatizamos con un pellizco de albahaca, otro de tomillo y otro de romero, más pimienta y sal. Otra vuelta rápida con el cucharón y medio kilo de tomate triturado más o menos. Un poco de azúcar para que el tomate pierda la acidez y se acabó. Fuego lento, que es lo que pide este guiso, y la olla abierta aunque salpique, pero es que el tomate conserva un hermoso color rojo.
Si además de la carne de toro, os gustan los toros, la fiesta de los toros, os aseguro que sería un auténtico placer veros el lunes en el antiguo Mataero del popular barrio del Matadero, en el patio de lo que es hoy Escuela de Arte León Ortega y donde no pocos onubenses se saltaban antaño para torear de noche al ganado que esperaba allí ser sacrificado. Es una fiesta hermosa esta de los toros, y gracias a eso, aunque parezca una perogrullada, el toro bravo pasta en absoluta libertad, paseando su hermosísima estampa por dehesas y montes españoles. Un animal bravo, a mi modesto entender, no merece ser sacrificado sin más en un matadero, sino enfrentarse a su suerte en una plaza de toros. Cuando demuestran bravura son indultados (art. 85-1) y cada vez más, para regresar a la libertad de los campos.
Carne de novilla brava con tomate
Hacemos un refrito de cebolla, ajos, pimiento verde, apio y zanahoria, todo según os plazca, aunque yo he puesto media cebolla, dos dientes de ajo, medio pimiento verde, media penca de apio (la parte más blanca) y dos zanahorias. Bueno, pues seguimos: echamos la carne troceada (tres cuartos de kilo en este caso) y damos sólo una vuelta o dos, pues cambia de color enseguida, aromatizamos con un pellizco de albahaca, otro de tomillo y otro de romero, más pimienta y sal. Otra vuelta rápida con el cucharón y medio kilo de tomate triturado más o menos. Un poco de azúcar para que el tomate pierda la acidez y se acabó. Fuego lento, que es lo que pide este guiso, y la olla abierta aunque salpique, pero es que el tomate conserva un hermoso color rojo.
Si además de la carne de toro, os gustan los toros, la fiesta de los toros, os aseguro que sería un auténtico placer veros el lunes en el antiguo Mataero del popular barrio del Matadero, en el patio de lo que es hoy Escuela de Arte León Ortega y donde no pocos onubenses se saltaban antaño para torear de noche al ganado que esperaba allí ser sacrificado. Es una fiesta hermosa esta de los toros, y gracias a eso, aunque parezca una perogrullada, el toro bravo pasta en absoluta libertad, paseando su hermosísima estampa por dehesas y montes españoles. Un animal bravo, a mi modesto entender, no merece ser sacrificado sin más en un matadero, sino enfrentarse a su suerte en una plaza de toros. Cuando demuestran bravura son indultados (art. 85-1) y cada vez más, para regresar a la libertad de los campos.
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