El titular de esta crónica, "Nublado", lleva el nombre de un toro cuya carne se venderá mañana en un mercado de El Puerto de Santa María. Un toro que fue la perfección morfológica, pero que no derribó al caballo, ni tuvo duración, ni tuvo movilidad, ni tuvo transmisión, ni tuvo galope... No tuvo, o sea, lo que dicen los entendidos que debe tener un toro bravo, pero el titular de mi crónica lleva su nombre. Y lo lleva porque, ya fuera en la media distancia o muy en corto, sin ninguna inercia que le facilitara la embestida, colocó la cara y gateó tras la muleta de una manera que nunca olvidaré
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