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jueves, 15 de agosto de 2013

La de Cuadri en Dax.Por André Viard

El cuarto toro de la corrida de Cuadri y el picador Tito Sandoval protagonizaron un tercio de varas antológico, a la postre, lo más destacado del segundo festejo de la feria taurina de la ciudad francesa de Dax.
Dax (Francia), jueves 15 de agosto de 2013. 2ª de Feria. Lleno. Toros de Cuadri, el sexto como sobrero, muy bien presentados en hechuras distintas, bravos en el caballo pero que ofrecieron pocas posibilidades a los toreros, salvo el gran primero, para el cual el público pidió la vuelta que no fue concedida. El segundo fue bravo pero tardeó algo y se desplazo sin humillar siempre; el tercero no se empleo y fue el mas deslucido de la primera mitad de corrida, el cuarto, un toro de trapío imponente, impuso su fuerza en cuatro encuentros duros pero no regalo ni una embestida después, el quinto fue noble pero flojo y el último, lidiado como sobrero, tuvo buen tranco pero se apago pronto. Javier Castaño, ovación y silencio. Manuel Escribano, silencio y silencio. Luis Bolivar, silencio y silencio.

"Vidente", cuarto toro de la corrida de Cuadri, salió del chiquero tirando cornadas por los aires y asomando su imponente caja encima de los burladeros. No pasó ni una vez en el capote de Javier Castaño, donde acudió siempre con la cara alta, y le propinó dos tumbos de campeonato a Tito Sandoval.

Dos caídas de poder a poder, agarrándose el picador al palo y al caballo, y empujando con todo el imponente toro.

Caído a merced del toro en la segunda, Tito vio como "Vidente", medio montado sobre el peto del caballo, le observaba fijamente a pesar de los muchos capotes llegados al quite, y después de largos segundos decidió perdonarle la vida al bravo varilarguero, seguramente para poder seguir el juego con él.

Fueron dos puyazos más, tan intensos como los dos primeros, durante los cuales la música no dejó de tocar y el público de ovacionar tanto al toro como al picador.

Un tercio antológico que recordó a los que acostumbraban presenciar los aficionados del siglo XIX y principios del XX. De poder a poder también, Tito Sandoval le pudo al toro en la cuarta vara sin jamás ensañarse con él, y cuando vio que tenía la partida ganada, levantó el palo y aguantó estoicamente los últimos empujones.

La ovación que le acompañó hasta la salida de la plaza, es de las que hacen historia y se debe de haber escuchado hasta en la frontera.

Como era de suponer por su condición inicial, "Vidente" no le ofreció a Javier Castano ninguna posibilidad de lucimiento. Cara alta, volvió a tirar cornadas por los aires, y después de ponerse por ambos pitones el salmantino abrevió.

Le había tocado en primera parte un gran toro, pronto, bravo y noble, "Tanquisto", que embistió con transmisión a lo largo de los tres tercios. Tomó cuatro varas empujando, la última después de tardear algo, desde el centro. Lo toreó a gusto Javier Castaño por ambos pitones, pero el uso del descabello le hizo perder el beneficio de una posible oreja.

Manuel Escribano tuvo en suerte, primero un toro que se apagó pronto, al que toreó sin apretarlo, y un segundo que fue noble pero escaso de fuerzas. En ambos casos el sevillano se justificó.

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