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sábado, 1 de junio de 2013

CUVILLO O EL TORO INCOMPLETO

Texto Salvador Gimenez Fotografía  María Gimenez

El toro es el pilar sobre el que se fundamenta la fiesta. Cuando falla es obvio que la fiesta se derrumba. Hoy se han cambiado los criterios selectivos en la cabaña brava. No hay que olvidar que la lidia cuenta con tres tercios o actos. A saber, el primero de varas, el segundo de banderillas y el tercero de muerte. El toro debe de ser seleccionado para la fiesta en sus tres partes. El toro de hoy, los ‘cuvillos’ de Córdoba por ejemplo, es seleccionado únicamente para el tercio final y con el solo objetivo de buscar el lucimiento del espada de turno. El concepto puede ser válido pues los tiempos cambian, pero hay que admitir, que se está cercenando a la lidia de una parte de su liturgia. También hay que contar que las características que más se buscan son: nobleza, nobleza y nobleza, porque el toro pierde su carácter fundamental, que no es otro que su capacidad para combatir en todos los tercios de la lidia. En Córdoba falló el toro. Falló estrepitosamente. Cuvillo, el ganadero más deseado por el escalafón, echó un buen borrón. La corrida fue un desierto, un pedregal. Seca y árida. Hay que cambiar la selección buscando un toro que dé el dinamismo y frescura que hoy hace falta a la fiesta.

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