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viernes, 19 de abril de 2013

Diez ganando un paso Cuestión de suerte


Cuestión de suerte

El que la tiene la tiene y a quien Dios se la de que, San Pedro se la bendiga, que dijo el loco Quijano. De la suerte hablamos. Lo de El Cid con los sorteos ya no es cuestión de suerte, es lo siguiente.   Los dos toros más potables del encierro los enlota siempre y por defecto el de Salteras.

Luego, a lo mejor la suerte tiene vericuetos y renglones torcidos, si al bueno de Manuel Jesús le corresponde el lote de Perera, hubiera podido salir con mejor son de la tarde. Es tan grande y tan buen hombre que no se tapa ni tapa al toro. A ambos toros, el de Daniel Ruiz que abrió plaza y al de Parladé que hacía de cuarto, los lució, pero luego no supo cuajarlos.

Lo de Perera  es la otra cara de la moneda, no sólo no le ha servido ni un pitón de los ocho lidiados, es que no le han consentido ni siquiera el arrimón o el arriesgar más de la cuenta. Es que además ha tenido mala suerte con la espada y la peor del mundo con el descabello.

Ha tenido suerte Perera con el presidente que ha sabido contemporizar con los avisos. No se merece este torero un toro al corral. También ha sabido el señor del palo mirar para otro lado para cambiar el tercio  de banderillas, hasta el mismo Carretero, uno de los más grandes, se las vio y de las deseó para dejar los palos arriba. Alcalareño los puso cojeando, y se desmonteró.

Para suerte la que tuvieron todos los habitantes del callejón y aledaños cuando en el quinto de la tarde salió volando el descabello, rebotó en tablas interiores y volvió a la plaza como un misil y sin dañar a nadie.

Dicen que el amarillo es el color de la mala suerte desde que Moliere (aquel con nombre de torero, Juan Bautista, Poquelín) muriese con ese color en el escenario. ¿El vestido de torear de Fortés era caña? Pues casi que no ¿Canela? Pues mire usted, tampoco. No era muy lejano al amarillo, digo yo. El sastre tendrá algún nombre pintoresco, seguro, más fino menos expresivo que una vecina de localidad que me decía que era “caca de pollo”, no lo veo, caca de pollo y azabache

Llegamos corriéndonos al Hotel  Adriano a redactar muestra crónica y nos topamos con una mesa de diez personas leyendo y esgrimiendo  en voz alta nuestro “toro a toro” de Burladero. La suerte fue que estaban de acuerdo con lo  expuesto.  Lo contrario hubiera sido desagradable.  El género humano no está genéticamente genéticamente para la crítica

Mala suerte la de Jiménez Fortes, tenía en el esportón una oreja del parladé guapo que cerraba el festejo. Se tiró a matarlo de verdad y la espada cayó contraria, tendida y sin muerte, todo quedó en una ovación.

De toda la vida en esta tierra de María Santísima la suerte ha sido la” potra”, el asesor veterinario que hoy ejercía en La Maestranza se llama Miguel Criado ¿Les suena? Eso es ,,,, el hijo de El Potra, el almonteño es considerado uno  de los mejores veedores de todos los tiempos. 

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