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domingo, 13 de enero de 2013

El Juli triunfo con indulto en Manizales Vídeo del asunto

Triunfal festejo el que puso este sábado punto y final a la feria colombiana de Manizales con el triunfo de El Juli y Sebastián Castella. El Juli indultó a un toro de Ernesto Gutiérrez y paseó un total de tres orejas. El francés Castella, por su parte, cortó una oreja a cada uno de sus toros. El local Pepe Manrique saludó una ovación.
Manizales (Colombia), sábado 12 de enero de 2012. Última de  Feria. Lleno. Toros de Ernesto Gutiérrez, correctos de presentación y de buen juego en conjunto. Destacó el noble 5º, ‘Contratista’ de nombre, que fue indultado. Pepe Manrique, silencio y ovación. El Juli, oreja y dos orejas simbólicas. Sebastián Castella, oreja en ambos.


Abc, se gusta Rosario Pérez

Inenarrable la faena de El Juli. Porque el arte, señores, no se puede describir con exactitud. Lo de este torero en el cierre de la Feria de Manizales tuvo la denominación de origen de una figura número uno.Fue un compendio de dulce poder y poderosa dulzura, que aunque parezca imposible no lo es. Si el buen amor y el ritmo de las buenas cosechas es lento, el torero siguió a rajatabla la máxima de los montañeros de esta tierra. Temple a la verónica y por chicuelinas en su bienvenida a “Arcoiris”, que dedicó al procurador general de la nación, Alejandro Ordóñez (¡vaya apellido más torero!), que apoyó la Fiesta sin titubeos desde una barrera.
Desde que agarró la muleta se puso a torear. A derechas se centró y recreó, con el compás abierto y un pase de pecho colosal. Cada vez más roto y mandón, El Juli alargó la embestida de este buen toro de Ernesto Gutiérrez. Y llegó el cambio de mano, no uno cualquiera. Un tres en uno: artista, creador y genio. Al natural derrochó torería, con un molinete de pasmosa despaciosidad y otro de pecho para enmarcar. Se ciñó luego en redondo, en una noria que aún sigue y sigue en las retinas. Siempre con la muleta precisa, en el sitio idóneo y oxigenando las boyantes embestidas, superiores en sus manos pese a esos flecos rajaditos y distraídos. Por primera vez, el público se aupó de sus asientos, porque El Juli gozó y nos hizo gozar. ¡Vaya capacidad! Y de broche, unas bernadinas ceñidas. Lástima que la espada cayese baja y trasera, porque la obra era de rabo.

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