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sábado, 11 de febrero de 2012

El hierro de Cuadri se afianza en Madrid en la década de los setenta


Vicente Parra ssigue con la historia de Cuadri en Madrid, ya en los 70.
De Celestino Cuadri a hijos de Celestino Cuadri

                                                                                              Vicente Parra Roldán

Dámaso, lidió los Cuadri en Madrid
Hasta en siete ocasiones pisaron el inmenso ruedo venteño los toros de Celestino Cuadri durante la década de los 70, aunque no siempre pudiera lidiarse la corrida completa. Y ya el hierro triguereño había logrado la admiración de los aficionados madrileños, entusiasmados por el juego y, especialmente, la casta, que ofrecían las reses.
La primera de las apariciones en esta década se produjo el 16 de julio de 1.972, en un festejo clásico veraniego en Las Ventas. El cartel estuvo conformado por Joaquín Bernardó, Sánchez Bejarano y Raúl Sánchez además del rejoneador Moreno Silva, quien lidió un astado de Martínez Benavides.
Las reses pesaron 560, 558, 555, 566, 552 y 631 kgs. respectivamente. No presentaron mucha casta y pelearon desigualmente con los montados y algunos tiraron peligrosas tarascadas, aunque todos llegaron a la muerte sin abrir la boca después de haber sido fuertemente castigados.
Bernardó, con el primero que fue mansote y no tuvo una embestida clara, no estuvo muy dispuesto y, al fallar con las espadas, recibió un aviso mientras que en el cuarto, un auténtico marmolillo, estuvo más decidido. Bien a secas estuvo Sánchez Bejarano con el primero de su lote, que había derribado en varas, y en el otro, que fue muy blando, su lucimiento quedó empañado por el mal uso de los aceros y fue aplaudido en su lote. El toledano Raúl Sánchez cortó una oreja de su primero, un animal que no le proporcionó grandes problemas y en el que cerró plaza, grande y con poder pero que, al no se rbien picado, hizo que llegara a la muleta bronco y áspero, fue aplaudido. Moreno Silva, por su parte, fue silenciado tras su intervención.
Hubo que esperar tres años para la vuelta de los toros triguereños a Las Ventas. Y el 6 de julio de 1.975 ya se anunciaba a  nombre de Hijos de Celestino Cuadri. Se comentó que esta corrida había sido desechada por los veterinarios en el mes de abril al faltarle a algunos toros el peso reglamentario.                                                                                                                                                                    En esta ocasión, se lidió una corrida muy bien presentada y que resultó encastada y brava, destacando las reses que salieron en segundo, cuarto y sexto lugares. El cuarto fue muy noble, tomando con estilo dos varas y tuvo un largo recorrido en la muleta mientras que el sexto se fue para arriba y demostró la enorme bravura que llevaba en su sangre.
Confirmó la alternativa Carlos Escolar “Frascuelo” que salió con dignidad del trance por cuanto sus compañeros Curro Fuentes y Antonio Rojas acabaron en la enfermería con graves cornadas.
El conquense Curro Fuentes también tuvo una aceptable actuación aunque, cuando lidiaba al sexto fue herido, sufriendo una cornada en el triángulo de Scarpa de quince centímetros que destrozó los músculos abductores, siendo calificada de menos grave. Por su parte, el manchego Antonio Rojas estuvo a merced de su oponente y, al tercer intento con la espada, fue cogido, sufriendo una cornada en el muslo izquierdo de treinta centímetros, con grandes destrozos y fortísima hemorragia, siendo calificado su estado de muy grave.
Un año más tarde, concretamente el 22 de agosto de 1.976, volvieron los cuadris al coso madrileño. En el reconocimiento previo de los anunciados toros de Tomás Prieto de la Cal se rechazaron dos toros, que fueron reemplazados por otras tantas reses de Cuadri y que salieron en quinto y sexto lugares. Los toros, que fueron encastados y temperamentales y ofrecieron emoción, algo que había faltado durante todo el festejo.
El murciano Alfonso Romero, que confirmó la alternativa, se afligió con el cuadri y pasó ni pena ni gloria mientras que el abulense Pepe Ibáñez, tras superar en algunas fases a su oponente, estuvo muy mal con los aceros y recibió los tres avisos. Completó la terna el alicantino El Caracol.
La siguiente aparición de la divisa comprovinciana fue en la cuarta del ciclo isidril del año 1.978, festejo celebrado en la tarde del 16 de mayo, con Dámaso González, Paco Alcalde y José Ortega Cano en el cartel. Se lidiaron cinco toros onubenses y compeltó el encierro uno del Jaral de la Mira.
La corrida tuvo cuajo y mucha bravura y puso en jaque a la terna que no pudieron superar las condiciones de las reses. Dámaso dio dos vueltas al ruedo tras serle denegada la oreja de su primero y escuchó palmas en el otro; Paco Alcalde, que desperdició la nobleza de su primero, fue silenciado mientras que Ortega Cano naufragó  al estar inseguro con el único cuadri que mató y oyó un aviso.                                                           
Un año después, en 1.979, también el 16 de mayo , y en la quinta del abono madrileño, con Manolo Amador, Dámaso González y Manuel Ruiz “Manili” en el cartel, con floja entrada en los tendidos. El lote de Dámaso González fue devuelto y sustituido por otros dos toros con el hierro de Gerardo Ortega.
El primer toro fue muy bravo y con cuajo, que tomó cuatro puyazos largos, demostrando su casta y en la muleta tuvo una embestida larga, noble y templada, repitiendo las arrancadas, cualidades que no fueron aprovechadas por Manolo Amador que, además, estuvo pesado con las espadas, por lo que fue avisado mientras que en el cuarto demostró que su reaparición no aportaba nada.Por su parte, Manili se encontró con un primer toro suave y flojo mientras que el que cerró plaza fue noble aunque algo apagado, siendo aplaudido por la voluntad puesta. Por su parte, Dámaso González pasó sin pena ni gloria.
El 28 de junio de 1.979 se celebró una nueva edición de la Corrida de la Prensa y, en esta ocasión, fue un concurso de ganaderías, en el que se contó con una res de Cuadri. Había expectación por su juego, pero el animal defraudó porque salió distraído, hizo una pelea vulgar con los montados y no tuvo vibración en la muleta. Con él, pasó desapercibido Gabriel de la Casa, quien actuó aquella tarde junto a José Fuentes y José Antonio Campuzano.
La década se cierra el 23 de mayo de 1.980, en la décima del ciclo isidril, con, Dámaso González, José María Manzanares y El Niño de la Capea en el cartel. Se lidiaron cuatro de Cuadri y dos, que salió en cuarto y quinto lugares, de Pablo Mayoral.  El primero de la tarde fue flojo de remos; el segundo fue noble y encastado; el tercero tuvo clase y no fue aprovechado; y el sexto también tuvo mucha nobleza. En conjunto los actuantes, pese a que Manzanares y capea cortaran una oreja por coleta, no supieron aprovechar las buenas condiciones que ofrecieron las reses triguereñas                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           

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