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miércoles, 30 de noviembre de 2011

En plena feria de Quito reproducimos las cartas de Castella y Arnás en 6toros6

51 años de toros 
Cartas iban y venían desde Quito hasta Madrid (pasando por París)
Quito si paga traidores
Pasaba desde hace cincuenta años gracias a una gran feria americana, la de Jesús del Gran Poder en Quito. Por unos días, El Ecuador no era noticia por la emigración sino por sus visitantes; no por un trágico terremoto sino por su sentido festivo; no por un intento de golpe de Estado sino por la belleza de una tierra única regada de gentes generosas y abiertas. Las mañanas de Iñaquito eran un latido informativo que contrastaba últimamente con el languidecer de la tauromaquia en otros puntos del Continente. Ahora, también se echa la noche en el centro del mundo.

El referéndum de primeros de Mayo salvó las corridas de toros en su integridad en el resto de los cantones taurinos mientras, por un escaso margen, en Quito se impuso la manipulación del rito al rechazarse un espectáculo que, según la torticera cuestión planteada, tiene como finalidad la muerte del animal. El toro, como en Portugal, morirá en la oscuridad de los corrales y lo hará víctima de una traición. Un matarife le clavará la puñalada final después de haber pervertido la lealtad en agonía. Todavía no está muy claro como será la lidia aunque parece que tomarán como molde el reglamento portugués. Por tanto, es posible que también se suprima el tercio de varas. En caso de que se mantenga, la crueldad con el toro me hará ponerme del lado de los antitaurinos porque entonces si podrá hablarse de tortura. La nueva ordenanza taurina de la “corrida a la quiteña” es una antología del disparate que sólo aspira a cagarse cualquier vestigio de la tauromaquia a la española. Se eliminan los registros de profesionales y ganaderías así como el de nacimiento de machos lo que conlleva la impunidad del fraude. No habrá categorías de plazas, quedan en el aire los servicios médicos de los cosos y la autoridad se elimina porque todo el poder pasa a manos del promotor del espectáculo. No se respeta la categoría de los toreros en caso de sustitución ni se da garantías de la edad, trapío e integridad de las reses a lidiar. Tampoco se regla la lidia, se prohíbe el indulto (por tanto la muerte está asegurada) y las sanciones, si las hubiera, son ridículas. En total, 21 puntos de una ordenanza que condena a muerte los principios básicos del toreo y en consecuencias su ética. En su lugar se implanta este corolario amoral con olor a corrupción.

Pensará el lector que con estas premisas la feria de Quito quedará reducida a una especie de fiesta privada con taquilla abierta al público en la que los ganaderos nacionales darán salida a sus productos y los toreros ecuatorianos, a falta de otro mercado donde poder sobrevivir, harán el paseíllo. Respetable y entendible. Pues se equivocan. Ya tienen una relación de MATADORES DE TOROS que se van a prestar a la pantomima y a unos periodistas dispuestos a cantarla. Si la conciencia no les frena por allí pasarán afamados coletas para prostituirse inyectándole silicona a la cuenta corriente. ¿Y ustedes se dicen matadores de toros? ¿Dónde está la dignidad? ¿Olvidan lo que supone haber recibido un día la alternativa y la borla de doctor? ¿Han mirado en el DNI dónde dice profesión?

Si hace un par de años el mundo del toro se rasgaba las vestiduras por el show organizado por el tal Don Bull en Las Vegas ahora parece que miran para otro lado ante la mascarada quiteña. Lo del fantasmón mexicano tenía su lógica porque no había otro modo de enseñar el toreo en la capital del espectáculo, pero esto es bajarse los pantalones y agacharse para que las órdenes del presidente Correa hagan su trabajo con o sin vaselina. A continuación llegará la siguiente reflexión desde el resto del mapamundi taurino: ¡ven como es posible la corrida de toros sin muerte! A todo esto el ex torero y ahora ganadero Sancho Dávila haciendo de puente, más bien de Celestina, por un puñado de dólares. Qué casualidad que un familiar de “Chancho”, el abogado Arauz de Robles, convenciera a la nueva Asociación de Toreros hasta dar libertad de acción cuanto se planeaba el veto. Me decepcionan Padilla, Abellán y Fandi y no sé que falta le hace a Ponce ponerse una cruz en una carrera tan gloriosa. Y a Castella recordarle sus palabras cuando se anunciaron los festejos en Las Vegas. Que se aplique aquellas reflexiones de matador indignado como propia medicina. Otros toreros ya han dicho que ¡ni hablar!, al igual que Florito al que querían fichar por una propina para hacer su trabajo en todos los toros y llevarlos moribundos al matadero. Y encima los promotores lo quieren vender como una forma de evitar el fin de la Fiesta en Quito. ¿De qué Fiesta hablan?

Mejor morir de pie que vivir de rodillas. Sólo falta saber que hay de verdad en el rumor de que detrás se esconde a medio plazo una operación especulativa que acabará con derruir Iñaquito. De momento, es más que sospechoso que la empresa de los Salazar tenga adjudicado el negocio de la ITV por el antitaurino alcalde de la capital. Todo apunta a que los toros morirán traicionados, primero en los corrales y luego en la vida quiteña. Han hecho diana porque Quito, al contrario que Roma, si paga traidores
Federico Arnás

Respuesta de Sebastían Castella
La nómina de los traidores para Arnás
Querría aclarar a través de esta carta ciertas ideas que Federico Arnás expuso en su artículo de opinión publicado en el número 898 de esta revista. Después de mucho pensar y releer con sorpresa, incredulidad y estupor sobre lo escrito de los toreros que estamos anunciados en la próxima Feria de Quito, sólo llego a tres conclusiones por las cuales el columnista asegura semejantes barbaridades sobre ese ciclo taurino y sobre mí particularmente.
Una, que sus afirmaciones provengan de la ignorancia, algo que me cuesta creer en una persona instruida en la cultura taurina como él. Dos, que lo haga para molestar, por afán de notoriedad o movido por intereses que a mí se me escapan. Tres, que descalificar sea algo que ahora le haga sentirse importante.
En Quito, mientras haya vida taurina, habrá esperanza. Por circunstancias que el lector de 6Toros6 sabe, en la presente temporada no se podrán matar los toros en la plaza, lo cual no prohíbe la celebración de corridas. Esta medida la entendemos como temporal, y, por tanto, confío en que pueda volver a su cauce como todos la conocemos. Pero algo habrá que hacer. Nos acusas Arnás a los que tomamos una actitud activa: torear.Sin embargo, tú prefieres “morir con dignidad” (¿cuál? ¿la tuya?). Prefieres llorar la pérdida sin intentar evitarla. No sólo no te quedas quieto, visto lo visto, sino que pones piedras en el camino. Muy meditado no parece el planteamiento del que solo ve la muerte de la y Fiesta como solución (la muerte, precisamente es lo que pasa cuando no hay más soluciones). ¿De verdad no se te ocurre otra cosa? Yo prefiero no mirar para otro lado y afrontar el problema de cerca. Quiero que la Fiesta no se muera y estoy orgulloso de hacer algo para evitarlo.
Quizá, sería muy fácil no haberme anunciado, quejarme como un amargado y presenciar cómo se acaba la Fiesta en un sitio que tanto me ha dado y que, como reconoces, tantos buenos momentos ha proporcionado a la Fiesta de los toros (¡pero da qué se muera, que a ti no te gusta y no le debes nada!). Yo no. Así de diferentes parece que somos. Qué pena que te olvidaras del festival que toreé en febrero en Quito para defender la libertad taurina, o que me reuní con el vicepresidente del país, Lenin Moreno García, junto a El Fandi para defender la profesión de la que tú y yo vivimos y a la que dedicamos nuestras vidas. Incluso le cedí un vestido para que mi entrevista con él tuviese más eco mediático. ¿Qué intereses tendrás para no destacarlo? El caso es que la Fiesta así no te gusta y hay que matarla y criticar a los que creemos lo contrario. No olvides que una cosa es la dignidad y otra es ponerse digno.
Por cierto, ¿por qué no usas tus argumentos sin faltar al respeto ni descalificar?Pero más allá de que a ti no te preocupe lo que hagan los ganaderos con sus toros en el campo o el impacto económico que pueda tener esta medida en Quito, y que si por ti fuese se hubiesen cargado los toros y listo, también comparas la feria ecuatoriana con Las Vegas y utilizas unas declaraciones mías para ponerme en evidencia. Cuando hay ganas de faltar, parece que cualquier cosa vale. ¿Es igual la más que centenaria historia taurina de Quito que el simulacro de Las Vegas? ¿Es lo mismo el toro bravo de Quito que lo que salía en Las Vegas? ¿No es el toro de Quito tan peligroso como el que más, cosa que no puede decir el de Las Vegas? ¿Dónde reside mi falta de respeto al rito taurino? ¿En que si no hacemos lo que tú propones (no hacer nada) la Fiesta allí desaparece según tus ecuaciones de adivino profeta? ¿Qué deberíamos hacer, bajar los brazos y ya? ¿Te nombramos a ti juez que decide quién es el buen aficionado (el que, curiosamente, piensa como tú) y quién el malo (todos los demás)?Aunque el rito no sea el que todos deseamos, por lo menos en Quito saldrá el toro y sonarán clarines y timbales, algo que, por ejemplo, en Barcelona, por desgracia, seguro que no pasará el próximo año.
En TVE tampoco se oyen, ni los timbales, ni los clarines ni a ti quejándote en condiciones o tomando medidas como director de Tendido Cero. ¿Esa te parece mejor solución? Pues a mí no y ojalá el tiempo nos dé la razón a los toreros, aunque tu dignidad obedezca a motivos que yo como aficionado no alcanzo a comprender.¿Por qué no peleas en TVE, que desgraciadamente ignora los toros, en la que tú como director de Tendido Cero te conformas con lo que hay y callas ante la prohibición de las corridas de toros en directo? ¿Contra ese enemigo tampoco luchamos? Mejor cobrar del que te prohíbe y callar. ¿Ese es el aficionado que salvará la Fiesta, no el que torea y va a los toros? ¿Quién eres tú para acusarme de pesetero? ¿Te sientes bien llamándome “traidor”? Repasa mi carrera, verás que el dinero nunca me ha movido, y ahora no lo hace. Sobre lo de traidor, haré lo que tú no has hecho: pensar el significado de las palabras y no te responderé.
Espero que quede claro que prefiero la acción a estarme quieto diciendo barbaridades y falsedades sobre los demás. No lo esperaba de ti, Federico. Espero que vuelvas a un camino un poco más moderado, de tener clara la dirección a la que queremos ir (lo de matar la Fiesta queda justo en dirección contraria, por cierto) y de remar hacía allí, o que si no, que tengas la decencia de no insultar a los que nos jugamos la vida, que enemigos ya tenemos los taurinos. Dejémonos de peleas entre los que tenemos en común el amor al toro y luchemos en su favor.
Sebastián Castella.
Contrarreplica de Federico Arnás
Ponce indultó a un toro que no iba a morir en la plaza
Que Sebastián Castella haya firmado la carta abierta que me ha dirigido significa que me mira a los ojos para decirme lo que piensa y no largar por la espalda, algo tan usual en este mundo de los toros. Le honra. Otra cosa son las formas porque hace tiempo aprendí a diferenciar en la lidia, como en la vida, entre la casta y el genio. La primera significa nobleza en el ataque, la segunda actitud defensiva de quién no quiere que le molesten. No obstante, hay algo en su forma que me indica que se la han escrito: en todas las ocasiones en que hemos coincidido siempre se dirigió a mí con el usted por delante. Exquisita educación. Por eso, este tuteo que emplea, que lejos de molestarme me agrada porque indica cercanía, me lleva a pensar que su enojo será real pero que detrás hay una mano que mece su epístola.
Como considero el título de matador de toros, ese que durante uno días de Diciembre no ejercerá, es bastante más importante que el de periodista, paso a contestarle con el tratamiento que merece su persona y su rango. Iré por partes.
Tiene razón cuando afirma que pretendía molestar con el artículo “Quito si paga traidores”. Molestar a los que aceptan el juego y la trampa, sin pararse a pensar en sus consecuencias, y desenmascarar a los que tienen gran interés en ganar tiempo para otras operaciones incluidos los políticos que buscan que se respire normalidad en la feria. El futuro a medio plazo de los toros en su país les importa muy poco pero a corto mucho. Ustedes, las figuras, son instrumento imprescindible en la operación. Para Sebastián Castella verter una opinión en un artículo de opinión es buscar notoriedad. El periodismo limpio tiene una gran carga de compromiso con lo que uno piensa aunque acarree disgustos y malas caras. Si eso es buscar notoriedad así llevo 34 años. Es notorio. También deja entrever que me mueve algún interés. Bingo. Entiendo que el mismo que el suyo: que la corrida de toros no entre en una nueva vía muy peligrosa sin la muerte del toro en el ruedo.
En el fondo de la polémica lo que ambos discutimos es el camino para lograrlo. Me consta que los antitaurinos, en especial de los países americanos, están muy pendientes de la fórmula quiteña para dar nuevos pasos abolicionistas. Ustedes, como ejemplo que son, se deben a la tauromaquia universal y no a una fiesta local que significa una peligrosa referencia para el futuro. Primero se suprime la muerte con vista al público, luego la suerte de varas y finalmente el abismo. Denunciar no se debe confundir con descalificar. Se lo dice a sus escribas que emplean términos que rozan lo ofensivo hacia mi persona que tomaré como producto del acaloramiento ante la ausencia de argumentos de peso. Impotencia dialéctica. Lo dicho, mucho genio y poca casta.
Usted entiende que esta edición de Jesús del Gran Poder sin la suerte suprema será una excepción. Creo que su esperanza tiene menos futuro que un mulillero en Iñaquito. Precisamente, su celebración y éxito significará el éxito de la nueva fórmula y el respaldo a los impulsores. Este año se da la feria, se llena la plaza – aunque sin esos aficionados dolidos que en un manifiesto ya han dicho que no acudirán, los mismo que presidentes y veterinarios desbancados de manera golpista – no faltarán palmeros invitados a cantarla y con semejante balance piensa que en 2012 los Correa boys derogaran el resultado del referéndum que lo avala. Justo, es todo lo contrario. Sólo podría haber un cambio forzado si el ciclo se anuncia con toreros nacionales, el público no acude, se resiente la economía de la ciudad y de paso el nombre de Quito.
Precisamente ese perjuicio económico al que hace referencia es la clave para que se ponga en marcha el mecanismo de acción – reacción. Entonces si es posible, que no seguro, que se replantearan la medida ante semejante fiasco. Como me pide soluciones le aportaré al menos sugerencias. No se debe confundir la parte con el todo y Quito, con toda su importancia, sólo representa el 2% de los festejos que se celebran en El Ecuador. En el país se programan al año 200 festejos formales y 300 toros de pueblo, todos sin subvención alguna. Hay 30 plazas estables, 7 portátiles y 150 artesanales. Los ganaderos sólo dejarían de dar salida a unas 50 reses, aunque ya dije en el artículo que tanto le ha molestado que entendería una feria exclusivamente con nombres nacionales al ser ese su único mercado.No le diré que acudan los primeros (iba a escribir espadas) toreros a esos lugares perdidos pero sería edificante que este año las figuras se anunciaran en ciudades de la importancia de Ambato o Riobamba que dijeron no a la mutilación de la lidia. Si se ignora a estas plazas, al tiempo que se premia a la que aceptó la tala, estarán ante un nuevo contrasentido. En esos carteles, al menos, figurarían como matadores de toros. Y si quiere una propuesta más cercana a la capital ahí está Machachi, a 15 kms de Quito, en el cantón Mejia, donde si es posible dar la corrida en su versión integra aunque haya que hacerlo con un aforo menor y bajar sensiblemente los honorarios. No es tanto. Vistalegre dista 11 kms de Las Ventas.
Es cierto que se me olvidó recordar el gesto de Castella y Fandi de dar la cara hace unos meses ante el vicepresidente ecuatoriano y torear un festival. Cuando me di cuenta del lapsus intenté añadirlo con la mala suerte de que ese pliego estaba enviado al ser víspera de festivo en Madrid. Alfonso Santiago puede dar fe de ello. Por justicia recupero la frase: “no entiendo como Castella se presta a ser actor principal de aquello que combatió noblemente”. Veo que le ha sentado muy mal que le recuerde lo que dijo cuando los festejos de Las Vegas. Ya sabe que cada uno somos esclavos de nuestras palabras. También aquellos compañeros fueron a torear, como señala en la carta harán los que se anuncian en Quito. Por supuesto que aquel espectáculo era diferente a la corrida sin estocada. El de las Vegas incruento, no había sangre, el de Quito cruel con ese amigo que los toreros dicen amar llamado toro bravo al que se le deben todo. Uno se iba como salió, pero el de Quito… Precisamente por eso, no deberían permitir que muera de ese modo, abandonado y moribundo camino de los corrales tras los puyazos, las banderillas y las decenas de pases, me imagino que sin espada, por muy simulada que sea, porque pierde su razón ser. Pero eso es historia del toreo que a lo peor ignora. ¿Qué pasará si un toro se echa? ¿Cómo actuar con aquel que se inutiliza? Si los mansos no pueden llevárselo y la muerte en la arena está prohibida ¿cuál es la solución? Ante un toro aquerenciado en la puerta por donde salen los cabestros ¿qué hacer? ¿De qué les servirá a los más bravos su entrega si el indulto no se contempla? Por la misma razón ¿cuántos futuros sementales, tan necesarios para las ganaderías ecuatorianas, se mandarán al matadero? Los anti se van a hinchar a sacar imágenes letales. Confiemos en la fortaleza del toro ecuatoriano, pero a alguien tan querido no se le traiciona. Resulta perverso que la muerte en el ruedo, por muy improbable que parezca, sólo puede tener un destinatario, el hombre.
La prueba de que esa carta está escrita por alguien de su entorno es el golpe bajo de introducir la falta de transmisiones de TVE en el debate. No le creo a usted capaz de ser tan ruin. Tampoco le contaré a su inductor, pues entra en el ámbito de los privado, la lucha interna que llevamos estos años por esa cuestión de la que somos tan víctimas como los aficionados. Desde fuera ha habido algunos movimientos reivindicativos de la Mesa del Toro y del G-9 del que usted se salió al poco de su gestación. Del G-1, es decir de SC, nada se ha sabido en este sentido. Al menos, le recordaré que hemos logrado que Tendido Cero se mantenga todo el año en antena y haya duplicado su tiempo de duración. Ese programa en el que tantas veces usted ha salido en monográficos, especiales, entrevistas y éxitos mostrados para España y el mundo, Quito incluido.
Hace mucho tiempo aprendí que gran parte de los toreros sólo aceptan el halago en su relación con el informador. Cuando hay denuncia optan por poner mala cara o retirarte el saludo. En parte, entre todos los compañeros, hemos conseguido un mejor trato de los toros en los Telediarios, aunque ya sé que insuficiente, y que muchas ferias se ofrecen en los informativos de los Centros Territoriales gracias a la redacción del programa. Eso sí, simple información que no genera las comisiones de las transmisiones en directo que a la postre es lo único que algunos taurinos añoran después de lo que ingresaron en tiempos pasados por esa y otras vías que una vez cerradas dejaron al descubierto facturas mal olientes. Por cierto, le recomiendo que esté atento a la pantalla porque la cuestión quiteña la trataremos en TC como se merece una vez vencida la temporada española. Está invitado a defender su respetable postura porque no nos consideramos con el monopolio de la verdad. Y para cerrar el apartado televisivo decirle que claro que cobro por mi trabajo que le recuerdo no es el de crítico taurino. Soy periodista y si un día prescinden de mis servicios para ejercer mi especialización cubriré otros campos informativos como he hecho en distintas etapas de mi vida. Se equivoca, yo no vivo del toro aunque viva para el toro, porque tengo la suerte de hacer compatibles afición, vocación y trabajo.
Dicen que es usted muy especial, pero siempre le he valorado como una persona íntegra a la que tengo en consideración. Testigos hay de mis halagos en su defensa cuando le atacaban por su carácter. Su generosidad ha quedado manifiesta muchas veces. Sin ir más lejos, el año pasado con la corrida para los damnificados de Haití. Se lo cantamos como merecía. Pero ante esta nueva situación callarme sería traicionar mis principios y, salvo que me lo niegue el director de esta revista, cosa más que improbable, seguiré denunciando aunque moleste. Ya sé que el silencio lo entiende como moderación. Pues busque por otro lado porque no es lo mismo moderado que moldeado. Para terminar, de su carta se desprende que considera pasivos, y no sé si traidores, a los compañeros que han dicho no a los Salazar a pesar de las suculentas bolsas que ofrecen incrementado notablemente las de años precedentes hasta llegar en algún caso a los 240 mil €. Eso sí, para los toreros nacionales una propina en dólares. Estoy convencido que pocos como usted acuden a la que fue primera feria ecuatoriana, y una de las mejores de América, movidos por la buena fe.
Para otros, lo de Quito no es nombre sino verbo conjugado en primera persona del presente de indicativo. Ojala tenga razón y que su postura sirva para reimplantar la corrida en su integridad. Si es así, lo reconoceré. Pocas veces como en esta me gustaría estar equivocado. De no cumplirse la utopía espero que nos den la razón a los que pensamos todo lo contrario. Le deseo la mejor de las suertes y que a falta de orejas de muchas vueltas al ruedo. Las espadas, nunca mejor dicho, quedan en todo lo alto.
Federico Arnás.

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