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martes, 13 de septiembre de 2011

De la corrida de Villanueva del Arzobispo

Se lidian toros de Ortega en la preciosa y asolerada plaza que se llenó casi en sombra y un buen montón de meritorios que ocuparon las gradas a cuarenta grados en el sol sin numerar, total 4500 personas, mucho personal de Beas de Segura y muchas partidarias de los Rivera brothers. El pueblo: una locura, los bares llenos, el ambiente de fiesta grande, gente guapa y toda la prensa provincial.
Los toros de Gerardo Ortega, de magnífica presentación, guapo el primero, de libro el cinqueño quinto. Todos bravos, todos nobles y todos con calidad, recorrido y fijeza en distinto grado. La casta, la justa y más que suficiente según quieren los que se ponen delante, el ganadero quisiera más. El tercero fue premiado con la vuelta al ruedoLuego Paquirri corta dos orejas al primero, Cayetano una al segundo y dos al quinto y el casi local José Carlos Venegas cuatro orejas y un rabo que cortó al que fue premiado con la vuelta al ruedo Al final todos a hombros junto al mayoral de la ganadería. 
Por resumir, tres pinceladas.
Paquirri y Cayetano toreaban juntos, es de admirar la actitud de los hermanos en la plaza, cuando uno lidia, el otro no pierde ripio, amor fraterno se llama eso.
El mayor de los Rivera, Ordóñez, Dominguin... se mostró solvente en sus dos toros, toreó al primero bien con la capa, anduvo listo en banderillas y sobrado a media altura con la franela, hasta torero en algunos lances al natural. Bien con la espada en el primero, dos orejas, mal con la tizona en el cuarto, ovación.
Cayetano se gustó y gustó en el segundo, lo torea con regusto a la verónica, torea con empaque por bajo, y toreó despegado y con sabor hasta los estatuarios finales, lo mata a la segunda. En el quinto anduvo por allí, el toro quería firmeza y soltura en el manejo de los avíos y el menor de los Rivera no está en la tesitura de darlo.
José Carlos Venegas nos sorprende como tantos que torean poco y cuando lo hacen resuelven con maestría y argumentos. Toreo fundamental y adornos en ambos toros, firmeza, los pies en la montera como símbolo de una intención, que su corazón y su técnica supieron llevar a buen término aguantando el galope bravo de toro de Ortega, faena de trazo largo en los medios la del tercero y estocada arriba. Al complicado sexto lo supo entender con firmeza y una exposición de argumentos de tauromaquia bien aprendida.


Esto en los toros, luego tertulia en el Hotel Torres I, Luismi Parrado, Marín Weil, el ganadero, la empresa, el alcalde, y dos más, (cada día tenemos menos fuerza),  y luego, tapeo tranquilo hasta las tantonas en la compaña de los antedichos, Contrerás, María, más Miguel y Verónica, alumna de la escuela de Jaén. Placer de dioses.


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