El ganadero Juan José Blanco lidia en su pueblo tres toros de encaste Benítez Cubero vía Guillermo Acosta.

El Chaparral debuta en festejos mayores mañana en la Plaza de de Toros de Valverde.

En época de crisis se abren posibilidades para los ganaderos más modestos. En días de azul y rosas, no tan lejanos aunque parezca mentira, y en la feria agosteña de hace apenas tres años, el coso valverdeño lidiabaun elenco de hierros que van más allá de la leyenda como Hijos de Celestino Cuadri, Adolfo Martín en su debut en Huelva, una novillada de Prieto de la Cal. Ahora, la tortilla bocabajo, es el tiempo de la cantera. El ganadero valverdeño Juan José Blanco, que cumple su primera década como criador de toros de lidia, lidiará tres toros en la feria de su pueblo mañana sábado, los otros tres del cartel serán del hierro de propio empresario Víctor Pérez que lidia a nombre de su hermanas Carmen y Araceli.

Es Juan José Blanco un hombre serio, uno de esos industriosos y laborantes valverdeños que dan fama a la capital andevaleña por sus manufacturas en el mundo entero. Aficionado cabal, habitual de la Maestranza en tardes de feria, exigente con el toro, de gustos propios y definidos que optó cuando se hizo criador por lo de Benítez Cubero y compró un lote de vacas y un macho a don Guillermo Acosta, Los hijos de esas vacas "cuberas" serán los lidiados mañana en Valverde del Camino. Recientemente el nuevo ganadero ha optado por aumentar la punta de vacas original y el ganadero de "El Chaparral" ha comprado Domecq, problemas de consanguinidad le han obligado a dar el paso.

Su finca es modesta, buscando la utilidad, a píe de la carretera que une Valverde del Camino y Zalamea la Real, allí disfruta del placer sencillo de criar toros bravos con modos de artesanía, las apenas cuarenta vacas que madrean en la explotación permiten a Blanco  el privilegio de llevar la ganadería en la cabeza, tenerla en la mano y gozarla en las sesenta hectáreas de su finca.

Más ganadero de puertas adentro, lejos del boato, la tertulia, la prensa y el taurineo, "Responsabilidad", "mal rato", "deseando que pase", son las palabras que deja caer el ganadero en la conversación, suponemos que la ilusión de debutar con cuatreños en su pueblo, ya lo hizo con utreros en la feria del 2009, queda eclipsada por el deseo de que todo salga bien. Piensa Juan José en el momento de embarque, "no nos da miedo, por que nosotros manejamos el ganado por las buenas, en familia, siempre las mismas personas" el transporte será cortó, apenas doce kilómetros, luego el manifiesto matinal " espero que la gente vea tres toros en tipo, los tengo bien alimentados, este terreno es muy duro y los toros musculan solos, buscando el agua, el pienso o en el barbecho" y luego la hora de la verdad, cuando a las siete de la tarde, los matadores de toros Antonio Barrera, Sánchez Vara y Agustín de Espartinas   se las vean con los del Chaparral. "le tengo fe al "95", es más tranquilo en el manejo, más noble y esos suelen ser los mejores en la plaza, pero son melones sin calar, no me importan las orejas, lo importante es que a mi me gusten, que cumplan mis requisitos.

El ganadero, enseña lo toros con mimo de padre, conoce sus echaderos en cada momento, sus reacciones, sus querencias, "El 96 y el 95 están  hermanados, el 94 es un pegón, siempre anda a la greña".

La tarde languidece, el ganadero, anfitrión sano y sencillo, ganadero de poco ganado pero de mucha bravura, nerviosea en la tranquilidad del hombre que sabe llegada la meta de aquella aventura iniciada hace ya diez años.

Sólo nos queda desearle suerte, el la acepta agradecido, sabe Juan José Blanco que hay más cosas que la suerte de las que depende el éxito en el toro bravo, y él las ha puesto todas.