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martes, 7 de junio de 2011

Los achaques de Curro, operado de cervicales, sufre un ictus y le extirpan un "bichito" en las cuerdas vocales

"Me asusté, porque ese bichito acaba con cualquiera"

Foto Pizarro Joly
El Faraón relata, en exclusiva a Luis Nieto, su recuperación tras superar varios percances de salud, entre ellos una operación por un tumor en la garganta. El torero, que también sufrió un ictus y fue operado de cervicales, se recupera satisfactoriamente en su casa del Aljarafe
-¿Cómo se encuentra?
-Todavía me canso mucho. Las piernas me pesaban mucho. Tenía el cuerpo como agarrotao. Y de toros no he estado pendiente de nada, ni de carteles. Cuando se tiene la salud así, mal, no tienes ganas de nada. Es la verdad.

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También sufrió un ictus. 

-Fue en octubre, aquí en casa. De pronto me entra una risa y empiezo a hablar solo y decía que había cumplido 90 años. Me dijo Carmen -su esposa, Carmen Tello-, "¿cómo, que has cumplido 90 años?, ¿pero qué dices, Curro?". Y yo contesté: "Ahhh, no, no. He cumplido 88". Un disparate. (Curro tiene que hacer una pausa. No debe dañar las cuerdas vocales. Respira y mira al fondo, allá abajo, por donde discurre el templado Nilo sevillano donde el Faraón jugó al toro de niño). Entonces, después de ese disparate, se dieron cuenta de que algo grave me pasaba y salimos rápido para el Sagrado Corazón

...-Tras una década fuera de los ruedos, ¿qué es lo que más echa de menos? 

-Solamente el torear. Esas sensaciones en las que uno se vaciaba. Lo que tenía dentro lo echaba toreando. Claro, cuando llegaba. Porque eso todos los días no era posible. Eso tiene que venir así, de cuando en cuando.
.....-¿Crisis en el toreo actual? 

-Será por el toro de hoy. La mayoría de los toros tienen muy poca movilidad y al no moverse no hay exposición. No se pueden ligar ocho o diez pases; o cinco o seis. Eso cansa mucho al público. Las criaturas tienen todo el mérito del mundo. No se cansan de estar ahí. Pero si no pasa nada, si no hay emoción... el público se aburre. A mí escuchar a los flamencos en un disco lo encuentro frío. Si los escuchas en vivo, el cuerpo se te pone como muy extraño. Tienes muchas sensaciones: calor, risa, pena, alegría. En el toreo pasa lo mismo. Eso se va perdiendo. No sé por qué. La pureza cuesta mucho trabajo. En el toreo y en el flamenco, el artista tiene que ir pasito a paso y hoy parece que lo quieren conseguir todo de prisa. Hay que evitar lo comercial y buscar la pureza. Si no hay verdad, el arte no dice nada.


Entrevista completa aqui 


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