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domingo, 10 de abril de 2011

Utrera, toros de Pereda para Finito, el Cordobés y Vilches

Vilches corta cuatro orejas de ley a las puertas de Sevilla.
Cordobés dos y Finito de vacío ante un mal encierro de Pereda 


Media plaza refugiada en sombra en tarde de mucho calor
Juan Serrano Finito de Córdoba, de azabache y oro aplausos y división de opiniones
Manuel Diaz De blanco y oro, Oreja y vuelta y Oreja y vuelta
Luis Vilches, de rosa y oro dos orejas y dos orejas
Juan Serrano anduvo gustándose en el que rompía plaza, justo de todo el de la Dehesilla, andarín y gazapón en la última fase de la faena, no dejo desmedrantarse al Fino y se alivió con la espada.
Al sexto del festejo, de La Dehesilla, sin humillar, incierto, mirón, no quiso ni verlo el cordobés Serrano y vimos la peor versión del muy elegante torero, que culminó dando un mitín de órdago con la espada.
 Manuel Diáz enlotó como primero un noble y soso ejemplar de Pereda al que le hizo sus cosas y remató con un estoconazo,  lo que le valió una oreja  Al sexto más de lo mismo, el toro de poca chicha el toreo de poca enjundia y mucha llegada a los tendidos, sólo lo que tardó en morir impidió el doble trofeo que se quedó en una oreja y otra vuelta al ruedo.

Luis Vilches recibió con verónicas de gusto y torería al que hacía de tercero, luego en el quite confirmó su buena disposición. Dice Pereda que el burel era un hijo de Culito, por nobleza lo demostró, de fuerzas menos de las justas, de codicia la precisa hasta media faena, luego se aculó en tablas y sólo quería irese. Faena larga de derechas que se vino abajo cuando el torero se echó la muleta a la izquierda pues no se entendieron el cornupeta y el de Utrera, que, en su línea ascendente, lo mato por lo alto y de verdad, ojala lo refrende en Sevilla en la tarde de importancia ante los del Conde de la Maza.
Al castaño albardao que cerraba plaza, incómodo y bronquito lo entendió para dejar constancia de su eterna torería, sus sabias formas y su disposición de que este año si, como el Barça, va a torear más allá de los dos otras clásicas de Luis. Conceptos puros, remates toreros, y muletazos de importancia en temple y poder. volvió a matarlo a la primera y por derecho, dos orejas de ley

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