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sábado, 23 de abril de 2011

HOMENAJE A UN ABUELO (Por Melchor Rodríguez)

Pelo blanco y manos arrugadas,rostro cansado y parpados caidos, voz pausada y relajada,cuerpo curvoso que carga en sus espaldas, años de historias y sabiduria, todo ello apoyado en una muleta que le mantenia aun en pie y con la cual daba pasos cortos pero firme, de una vida que no fue facil, pero de la cual se sentia orgulloso por haber tenido en la vida el cariño y el consuelo de la que durante muchos años fue su amiga,compañera,madre de sus hijos y esposa MARIA. Es dificil de escribir porque me tiembla la pluma al recordar a un hombre que para mi lo era todo, con el todo lo tenia,cariño,amor,ternura, a veces testarudo,pero para mi siempre fue mi amigo, el que de pequeño me cogia en sus brazos y me cantaba una nana, el que de la mano me llevaba al colegio y aliviaba mis caprichos con una golosina o un dulce, el que simplemente con ir a mi lado me hacia sentir seguro y era su rey,”su nieto” aunque tuviese mas, a todos los queria, pero yo sabia que era su ojito derecho,y eso me hacia sentir el niño mas grande del mundo. Fue el quien me metio el veneno de los toros en el cuerpo, y como todo niño que le gusta el toro, imagino que con un trapo,toalla o servilleta de tela de aquellos tiempos daba pases a ese toro imaginativo de la ilusion, con una silla que me servia de burladero, y unos olé que venian de su boca dandome animos como si fuese mi apoderado y todo eso fuese en serio, joder que bonito era todo. Cuando venian a cas a verlo los amigos, le preguntaban ¿y el torero? y el sonriendo les decia entrenando.
Recuerdo perfectamente la primera vez que me llevo a los toros en mi pueblo Gibraleón en una portatil, sentados en barrera, tendria unos 7 u 8 años, la ilusion de ver por primera vez una corrida de toros era enorme, me temblaban las piernas al ver en verdad todo lo que yo hacía jugando, pero al salir el toro y llegar a las tablas cuando mi abuelo me miró yo ya estaba en el palo de la bandera del cagachí que me dió, pero sabes que seguí yendo a los toros, en colombinas en la monumental, y a las capeas de los pueblos, y sobre todo a ver en su casa las corridas que daban por televisión española. Logicamente, no había nacido para torero, pero sí para sentirme aficionado y aprender todo lo que este maravilloso mundo encierra. Cuando cayó enfermo y con la cabeza algo tocada, cuando todos los días iba a verlo y me sacaba el tema de los toros, yo siempre le decía que iba a torear en los tentaderos, Cuadri, Millares, etc… Y él se ponía negro, y me decía que yo estaba chalado, que no hiciera sufrir a mi madre, incrible, pero la persona que me metió la afición en el cuerpo, ahora y con la cabeza transtornada me decía que no fuese torero. Al fallecer y al poco tiempo, empiezo a trabajar con los camiones transportando toros de lidia, SI ME VIERA… Por eso te digo que torero no habré sido pero te aseguro que cada vez que embarco una corrida de toro me acuerdo mucho de tí, por que tú fuistes el culpable de mi afición, de la locura por el toro.



TE QUIERO ABUELO.

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