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martes, 2 de noviembre de 2010

Adrián Gómez no ha muerto hoy

Por que los toreros valientes no mueren nunca, por que los hombres grandes no conocen la muerte, por que los hombres buenos son eternos, por que los hombres con historia son historia, por que los hombres con amigos viven siempre en el corazón de aquellos, por que los hombres de los que se escribe viven en las palabras, por que los hombres bravos nunca se entregan, por que Adrián no se dejó matar en Torrejón y no se va a dejar para morir ahora, mansamente, por una neumonia, por que el recuerdo de su entereza será imborrable, por que su generosidad le sobrevive, por que un hijo suyo llevará su nombre en el alma, por que la justicia torera no va a dejarlo sólo, por que morir y vivir y estar y quedarse y marcharse y volver son pobres conceptos temporales impotenetes frente a ser grande, que es la única realidad, y Adrián siempre será un amigo para los cercanos, una leyenda para los del toro, un espejo para todos  y un torero grande para la historia.
Va por ti Adrían
El padre más valiente del mundo
Publicado el 03/09/2009
Me se una historia, es triste y larga, pero real. Es tan larga que aún no ha acabado. Es tan triste como la lágrima sorda de un niño. Es tan real como una mañana de Enero.
Cuenta la historia de una madre y de un niño, de una madre y un niño normales, todo los normales que puedan ser la madre del hijo de un torero y el hijo de la mujer de un torero. Desde hace algún tiempo los sueño todas las noches, en una eterna escena de intimidad sagrada, de esa intimidad cómplice que sólo pueden mantener una madre y un hijo que esperan al mismo hombre.

Desde hace meses, todas las noches, la madre del niño llega tarde y triste y cansada. Es casi la indeseada hora de dormir de los niños, cuando mamá vuelve a la casa. Adri no ha recibido en el verano las urgentes llamadas de torero en temporada y pregunta a su madre por papá, todas las noches pregunta y mamá le cuenta, tumbados ambos en la amplia cama de matrimonio, la foto de papá vestido de luces, la foto de la boda, la foto del bautizo, los miran desde la abigarrada cómoda, mamá le explica

- Hoy papa ha toreado en una plaza grande, con palcos, casi de primera, aquello estaba a reventar y ha estado cumbre.
- Y papa…. ¿porque siempre torea toros tan grandes y con esos “leños”?
- Por que papa es el más valiente y quiere toros grandes y en puntas. Dice que los toros grandes se mueven menos y que si tienen puntas afiladas, duelen menos los golpes y las heridas son más pequeñas
Musita la madre la respuesta, el tono es de quien repite lo que nunca creyó al oírselo al papa de Adri, que sigue con su impenitente interrogatorio
- Y ¿Papá ha cortado orejas y rabo?
Pregunta otra vez el niño
- No, Papá es banderillero, subalterno, papá lidia y pone banderillas y da la puntilla, ya sabes que no corta orejas.
El niño está en esa eterna edad de las preguntas encadenadas
- ¿Y si eso es más difícil que pegar pases, por que no le dan a papá las orejas?
- Por que papá no las quiere, sabe que lo importante es que el toro sepa que es él quien lo domina, que el aficionado lo note, que el ganadero lo valore, que el matador lo vea, le dan igual las orejas y los rabos. Él se lo enseña al torero y enseña al toro para que sea bravo y embista largo.
- Y ¿cuando viene papa?
- Ya sabes que vendrá cuando acabe la temporada.
Insiste el niño, sigue indagando en el proceloso mundo de los adultos
- Pero antes venía más y este año no viene nunca
- Este año la temporada es más difícil
- ¿Y por que no vamos nosotros a la plaza a verlo como antes?
La madre calla, ¿Por qué siempre las madres callan en algún punto de estas conversaciones? ¿Se guardan secretos? ¿No saben las respuestas? Entonces… ¿Las madres no lo saben todo? ¿Las madres mienten?
Es el momento en que decae la charla y Adri empieza a ser vencido por el sueño, su madre le hace marcharse a su camita de niño, en su cuarto de niño, el pequeño insiste en quedarse. Pero la mujer del torero le obliga a atravesar el pasillo
-Pero en brazos mama- Mimosea el niño
Y en brazos lleva a su pequeño a su cuarto de niño, tan lejos, en la otra orilla del pasillo
- Mamá ¿Por que tenemos que dormir los dos solos?... Vamos a acostarnos los dos en la cama grande.
- No, cada uno en la suya, por que esta noche a lo mejor viene Papá... si pasan cerca y el chofer del cochecuadrilla lo trae a casa.
El ritual se repetía todas las noches, las mismas preguntas, los mismos silencios, el mismo camino inmenso a la incomprensión de la soledad de la habitación de los niños y a la eterna soledad de la madre, comprendida en toda su magnitud, que sabe que el hombre tampoco vendrá esta noche de silencios y miedos.



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Llega un día, de los preciosos días de mil colores del Otoño, en que mamá no calla ante la sempiterna pregunta que no tenía respuesta.
- Mañana, mañana, iremos a ver a papá.
La pregunta de los ojos del chiquillo salta como un tiro
- ¿Pero a una plaza portátil o de obra?
- Una plaza grande, de obra

Ya es la tarde siguiente a esa noche de nervios y vigilia del pequeño Adri. Montado en el coche, se siente importante con sus ropas de domingo, expectante como todos los que han viajado con ansias de conocer, pegada la cara a la ventanilla, es la hora de ir a ver a Papá, a la plaza grande donde había estado toreando todo el verano.
Hay veces que los adultos cuentan embustes que al final los niños siempre descubren, por que una mentira no puede durar toda la vida. El momento en que Adri descubrió que mama mentía fue cuando tomaron el desvío que indicaba
TOLEDO.
Adri sabe, como todos los niños aficionados del mundo saben, que en Toledo sólo hay toros de categoría para el Corpus y eso fue en primavera. En este Octubre triste y ventoso no hay por allí toros de importancia. Su decepción le hace amorrarse con pucheros en un rincón del asiento. Ahora le pesa la tarde, le pesa el viaje, la ropa de domingos, la de ir a los toros, la de ir a los hospitales., piensa que todo es un embarque de adulto.

Sólo se ha dado cuenta que mamá no mentía cuando empieza a hablar con las palabras con que hablan los adultos cuando no tienen más remedio, cuando ya no hace falta hablar. Ahora cuadra todo, las tardes sin llamada de papá, la extraña prohibición de ver Tendido Cero, la ausencia de 6toros6 nuevos del mueble de las revistas, las constantes lágrimas silenciosas en la cocina de mamá, tantos días en casa de la abuela, las miradas de lástima de todo el mundo…., ahora ya todo está claro.

En esa plaza de Peraleda a la que van, si que echan toros con cuajo, peligrosos, y el niño no tiene duda de que su padre les podrá, por que Adri sabe que su Papa es el más valiente, el que más puede al de los leños arriba, el que parte por abajo los mansos de la cara alta, el que obliga en banderillas y somete con la capa.

Cuando bajó del coche corrió ilusionado, quería un sitio en barrera, donde vería a papá, que hoy iba de primer espada, de único espada, a lo mejor le brindaba el toro más importante de su vida.
Adri corrió hacia la escalinata en cuyo porche rezaba un aséptico cartel:
HOSPITAL NACIONAL DE PARAPLÉJICOS DE TOLEDO .
  

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