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jueves, 13 de mayo de 2010

Las tetas y los toros.

Demostrado, no hay relación entre el gusto por el tamaño de los toros y de las tetas.
Son dos artes antiguos, el arte de la teta y el arte del toro, ya contaba  Plutarco que los antiguos y adoraban a cierta diosa “Rumila”, encargada de velar por la crianza de los niños, de ahí el nombre de "rumas" para los pechos femeninos.El sacrificio era incruento y  abstemio, bebiendo leche ante Rumila (la teta que todo lo apunta), para que guardase sus ubres y quitase la mala leche a las criaturas 
El minotauro, el uro y el mito de Europa, tomada (que fino hablaban los antiguos) por un toro acreditan el pedigri de ambas costumbres, criar grandes tetas y criar toros bravos son artes antiguas que con mayor o menor fortuna venimos practicando desde el paleolítico.


Aparece en los medios de comunicación un curioso mapa de la vieja peninsula que habitamos, donde se reflejan cuales son las preferencias en cuestión de tamaños de las hembras de humano al inyectarse silicona para engrandecer lo que natura les ha dado en lo referente a delantera. La gente del toro no hacemos mapas porque no somos tan pormenorizada y nos fiamos del barrunto y la impresión intuitiva.
Habida cuenta que tan artificioso son unas tremendas mamas en un cuerpo de mujer, como los más de quinientos kilos en un atleta bovido asilvestrado que debe ser lidiado en una plaza de toros, supusimos que alguna relación freudiana y subconsciente debía haber entre los gustos, las tendencias y los tamaños.
El minucioso y cercano estudio, de los datos, no de las tetas, (ni de los toros claro), nos da que pensar. El gusto por las grandes ubres es en muchas ocasiones inversamente proporcional al deseo de ver lidiar en su tierra toros grandes y astas desarrolladas.Sirvan como ejemplo Madird y Sevilla, las dos primeras plazasdel mundo.

En primer lugar destacar que hay provincias donde se supone que no se ponen tetas de goma, igual que hay provincias donde no hay toros.
Toda Andalucía, donde dicen que gusta el toro "bien hecho", bajo de agujas, de pitones justos, pues quiere sin embargo grandes melones en sus sostenes, sus manos y sus espejos, suponemos que ellas atienden al elegir tamaño, tanto su amor propio como al gusto del oponente carnal. y ya sabemos que la teta que la mano no cubre no es teta si no ubre.Toda Andalucía menos Málaga que  en su calidad de plaza de primera no se define y busca, fracaso tras fracaso, un toro grande pero guapo, en lo tocante a senos lo tiene más claro, la medida guapa de lo medianito.
La Madrid capital mundial del toro fofo, montado delante y con inmensas defensas prefiere unas pequeñas peritas, que ya lo dijo el acripestre "La buena teta que en la mano quepa".
Las vascongadas señoriales y peñistas del toro grande gustan por contra de la dominga mediana.
La Pamplona mastodóntica y desproporcionada ama una toronja de proporciones amables y compensada.
El Levante festivo y amigo del jolgorio taurino, el de los toros en las calles y la alegria en la plaza bajo los sones de Paquito el Chocolatero, ama la ubre grande, de proporción mega y alegría en el bote camisetero y prieto del bailable pasodoble.

Ese rincón del Terror de los toreros, las portatiles con los morillos más altos que las tablas, es moderado sin embargo en su gusto por el tamaño de las protesis mamaria.
Pero, no se dejen engañar, pese a que, como aseguran los expertos, las tendencias cambian, concretemos lo que es grande y lo que es chico.La discreta Extremadura, la Vetusta del norte, la hebrea Toledo y la gallega taurina de Pontevedra aman la artificial pera chica de apenas 273 gramos frente a a las cordobesas y las almerienses que se decantan por los 389 gramos de tetamen a la hora de elegir magnitud.
Tan raro es que atraiga la chica de la foto como que embista un toro de Madrid
En ningún operación de implante mamario se habla de la sensibilidad, del futuro, del arte, todo queda supeditado al tamaño como en la fieta brava, tamaño versus movilidad y bravura
En fin que pensábamos que nos salía un reportaje sensacionalista y nos ha salido una faena de aliño, sobre las tetas, (perdón sobre las piernas quería decir). No nos da para más el asunto, al menos sin entrar en terrenos libinidosos.
En todo caso disfruten del toro y de la teta, y olvidense del tamaño, recuerden que lo importante es el trapío en el toro y la ligera caida hacia arriba en la teta. Lo demás... es hablar por hablar

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