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martes, 15 de diciembre de 2009

Estan locos estos franceses

«El Estado no debe erigirse en tutor de los ciudadanos imponiendo tradiciones o prohibiciones. La norma debe ser el respeto a la diferencia y a la voluntad individual. Si los toros dejan de gustar a una sociedad, se dejarán de organizar corridas y desaparecerán de forma natural»,

¿Que quien lo dice? Cuarenta y dos alcaldes del Sur de Francia, veintidós senadores de la republica y sesenta y ocho diputados.
¿Dicen algo más? Pues piden al Observatorio Nacional de las Culturas Taurinas que emprenda las acciones oportunas para conseguir la inscripción de la Fiesta al patrimonio inmaterial de la Humanidad definido por la Unesco.

Pero ¿Es que no tienen límite? No, ni limites ni vergüenza, vaya tíos,  pues no que piden que los  aficionados se muevan y afirman que " hoy en día no pueden mantenerse en una actitud pasiva. y la afición tiene, frente a sus adversarios empedernidos, la obligación de defender y justificar, pacíficamente pero con firmes argumentos, su amor por la Fiesta. Para ello se pueden apoyar sobre dos textos fundamentales, firmados por el conjunto de los países miembros de la Unesco: la Convención sobre la protección de la diversidad de las expresiones culturales (2005), que marca como única condición el respeto de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y la Convención para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial de 2003

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