Páginas

martes, 18 de agosto de 2009

Pregón Aracena (I) Sentemos las bases

Por un instante la vida
depende de lo que cante
un hombre en Andalucía

Buenas noches Aracena, gracias, buenas noches alcalde, gracias, buenas noches Peña cultural y taurina Manolo González, gracias, arundenses, cebolleros, aldeanos, botejaras, emigrados de ida y emigrantes de vuelta, visitantes, amigos, gentes del toro buenas noches y gracias. Luís muchas gracias, me sonaba extraño lo que me decías como referido a otra persona, sin duda el cariño te ha nublado el entendimiento. Luis ha dicho de mi cosas tales que sólo se le puedn perdonar por que es amigo.

Ahora os digo gracias, pero el día que me llamó Luís para decirme, no para ofrecerme ni para pedirme, ambos sabíamos que yo no podría negarme que yo era el siguiente pregonero de la feria taurina de Aracena, no estaba para dar las gracias. Sigo pensando que os habéis equivocado pero como la elección me honra y tengo raza y poca vergüenza y me vengo arriba aquí me hallo.
Aquel día me podía la responsabilidad, que expresión más falsa, lo que nos inventamos la gente del toro para llamar al miedo, al canguelo, pánico, pavor, aprensión, espanto, susto, terror, temor, recelo, cuidado, sospecha, julepe, jindama, mieditis, horror, repullo ya sabéis esas mil formas de llamar a la sensación de querer salir corriendo que enumeraba Juncal, el torero que soñó Armiñan para la tele y que trascendió de la caja tonta para quedar en el más íntimo cossio de cada aficionado de nuestra generación. Llamando al miedo de mil formas era la manera de poderle, de no quedarte helado, de poder reaccionar. A esas estoy
Ya pasó, veo a muchos amigos, no tengo miedo, he dejado la jindama en la habitación del hotel cuando el mozoespá me ha dicho, va siendo la hora.
Creo que es mi noche, tengo buen fario, guardan mi corazón y mi garganta muletazos únicos para vosotros, para mi, para mi gente.
Hoy es un día señalado hace 145 años que se inauguró la plaza de Aracena hace 21 años que el que está hablado se casó, la contraria quizá se equivocó yo acerté, en lo de la plaza no hay duda fue un acierto de aquellos veinte primeros comerciantes los Cid, Los Rodríguez los Ruiz, aquella tarde de Agosto
La plaza, por ser la plaza,
tiene una mitad de oro
y la otra mitad de plata.
La enciende el sol por un lado,
y por el otro, se apaga;
por un lado es abanico; por otro media naranja.
Los dos juntos redondean
el círculo de la plaza,
en un suelo y en un cielo
que son desierto del alma”.


Entre amigos. Sentemos las bases de este pregón, hablemos de nosotros, del asunto que tratamos, del amor al toro y la necesidad ferviente que tenemos de hablar de toros, de recrearnos, de disfrutar mil veces las faenas soñadas y soñar mil veces las faenas por venir, el detalle, el momento, lo sólo percibido por el aficionado. Decía Claramunt, médico psiquiatra y aficionado, que todo tiempo que no empleemos en hablar de toros es tiempo perdido. Este va a ser el pregón, hablar de toros, de una forma necesariamente distinta a los dos que precedieron en el tiempo a este modesto juntador de palabras. Disfruté, disfrutamos todos espero, de los sentimientos a flor de piel de Conchita, que venía de la enfermedad, de la emigración necesaria a los cien kilómetros y nos trajo un corazón abierto de amor al toro, de amor a su pueblo, de amor a sus gentes, de verbo fácil y palabras desde el alma. Pregón de emociones.
Un año después el maestro Barbeito deleitó con un pregón donde la palabra se hizo dueña de la noche arundense, el andaluz bien dicho, el sentimiento en formas barrocas de reminiscencias góticas, una loa al toro bien escrita y mejor contada. Pregón de maestro
Esto ha ido degenerando y habéis decidido que hoy sea yo quien venga a hablar de toros a esta muy culta ciudad, de la Aracena que aprendí a amar al visitar de muy niño las grutas y el castillo, la Aracena de la plaza del marques, de los dulces de yema, de mi amigo José Palacios, el de la sombrerería, el de la catalana, Cuanto hubiera disfrutado hoy el bueno de Pepe, como aquella tarde en que fuimos a la Maestranza con Sánchez Barbudo en el Opel Senator y Martín Pareja Obregón le brindó un toro. Como disfrutaba mi familia de las yemas que mandaba el bueno de Pepe cada Navidad
La Aracena que amo es la de la amistad, la de de la charla sin bullas, la del buen jamón, la de la feria, la Aracena de los toros de la ganadería de Manolo González, la culta fundamental de la España de la reconquista, la del humanismo de Arias Montano, la de los juzgados y la cabeza de partido, la del mercado, la del buen yantar en la Venta, donde en cualquier momento llegaba Emilio Muñoz con su padre Leonardo y te liaban y había toros el domingo o en el Casas o en José Vicente, del agradable alternar en el Porvenir, o en el Casino o en los bares ultramarinos de las aldeas, la Aracena de las quedas de monterías, de las tanas y los gurumelos, de los buenos caballistas, de los recios aldeanos, de la palabra cierta y la mano firme.
Sentemos las bases digo, no soy de Aracena, como vuestra primera pregonera, pero llevo este pueblo en el alma, no podré hablar de mis sentimientos de infancia, patria de las gentes de bien, de una forma de crecer viendo la plaza de toros, de ir de la mano de mis mayores por la cuesta hacia el coso.
Tampoco soy el maestro del andaluz culto y medido, no soy la voz del aljarafe cultivado, no llevo las generaciones de Iberos, de fenicios, de romanos, de godos, de moritos, de cristianos viejos, de andaluces de postín de vuestro segundo exaltador.
Lo siento, en mi no hallareis más que el intento de hablar de toros, de mis vivencias en Aracena, de mi amor a la fiesta, de la amistad, del concepto ético del toro trasladado a la vida, de esta pasión apasionada que es el toro en palabras de Victor Méndes, de una forma genuina y rancia de entender el mundo que me transmitieron mis mayores.
Dos asuntos me propongo, mi atrevimiento es grande, el primero y primordial es no aburrir. Cuando me vaya por esos derroteros del tedio y la pesadez pueden avisarme, mirar a las mujeres guapas, o a los hombres guapos, y abuchearme cuando sea preciso, una bronca es también taurina, pueden increparme, uno a uno o en conjunto, acepto la división de opiniones, como el Gallo, que unos se acuerden de mi padre riojano y otros de mi madre extremeña, están autorizados a darse la vuelta y no mirar ni escuchar como en Pamplona, acepto la guasa, el desprecio incluso el que se levanten y salgan de este salón y me griten a la salida. No aburrir es el undécimo, postrer y apócrifo mandamiento, y ya saben que en el reino de los cielos los últimos serán los primeros.
Misión mía será que se den la vuelta para mirarme como aquel pasmo de Triana que en los albores de la aviación y en la plaza de Almería observó como todo el publico se olvidaba de su faena y elevaba la vista para ver pasar un engendro volador, Belmonte se arrimó más que nunca, se puso entre los pitones y logró que la atención hecha clamor volviera al ruedo.
Pero si no lo logro, por Dios no se les ocurra tirarme tomates, de los colorados de Agosto, de los reventones del huerto serrano mimado con aguas y azadas y zoletas y calores de julio, guárdenlos para apurarlos con sal, o en reparador gazpacho si estás maduros, que tengo tres chiquillos que sacar adelante. No me tiren almohadillas, si las tuvieran, no merece la pena no es taurino, ni educado, ni práctico. Los que nos hicimos aficionados siguiendo a Curro sabemos lo que molestan, lo que afean el albero, y lo que duelen cuando caen a plomo y te dan de pico. Nada de eso, por favor, a lo tradicional, el pito, el grito, la guasa, la música de viento y el desprecio son las formas taurinas de mostrar el desacuerdo, de abroncar y al final sean condescendientes que una mala tarde la tiene cualquiera y al bueno de Cagancho le quemaron la plaza de Almagro después de estar como Cagancho en Almagro. ¿Saben por que Cagancho?, el padre del gitano era herrero, o herrador y en la fragua el chiquillo aprendió a hacer clavos para las herraduras de los caballos, y los pregonaba “Cá gancho un real”, y Cagancho se quedó el gitano que luego dio la alternativa sorteada al Litri grande y a Aparicio en Valencia.
Ya digo, mi primera intención no aburrir, mi segundo afán es sacar pecho, alardear de afición al toro, de amor a la fiesta brava, de vivir y hacer soñar los momentos que han marcado mi amor al toro, el peregrinar por esas plazas de las Españas, de norte a Sur, del gris ruedo de Vistalegre en Bilbao al luminoso albero de una matinal en este rinconcito de la baja Andalucia donde a Dios se le fue la mano, de una tarde de toros en Aracena, de una charla en la vieja Venta de Aracena, del placer de un viaje en pos de la magia de una tarde de toreros machos y toros bravos, de un detalle que salva una mala tarde, de un sueño que un día se cumple en una plaza de toros, del sueño que nunca se podrá cumplir pero seguirá siendo tan hermoso y vivo por esa misma condición onírica de lo irrealizable.
__

Sentadas las bases, al lío, el capote adelante para embarcar la aún fresca embestida del burel, perdonen los nervios, disculpen el enganchón, fijense sin embargo en que me quedo quieto, que amo las purezas de las suertes, que busco la verdad del toreo serio.
El capote es el inicio, salir a parar el toro, a conocerlo, miren desde las bocanas de los burladeros los banderilleros mirando fijos, se rebosa por el izquierdo…, remata abajo, obedece a los engaños, se para, las manitas adelante…..
"Se torea mejor que nunca pero el toreo de capote, una verdad que se acaba" dice el pesimista endémico, "ya apenas se puede disfrutar el torero con el percal, alharacas y prebendas de quites sin competencias con gaoneras de mentira y chicuelinas de manos bajas, no aquellas del maestro Camino, nada que ver con las muñecas partidas del maestro Paula" y en la desesperanza de que cualquier tiempo pasado fue mejor surge en Madrid, el día 21 de Mayo, jueves por más señas un torero de la Puebla, que gallea por chicuelinas en la Ventas, llevando al toro toreado en lances de un milésima y lo parte por toreo fundamental de capa. Si Madrid no tuviera complejos, si el Morante anduviera tan tieso como cuando era parroquiano de estas tierras de Aracena y no entraba en los bares y se quedaba toreando en las puertas, si no tuviera fincas, ni hipotecas,ni cuerpo doliente, ni apoderados, si aquella tarde hubiera sido en…Aracena, Morante no hubiera tenido ni que despachar el toro con la Tizona para recibir las orejas. Cuantas veces se nos va un momento mágico liado entre las neblinas de lo cotidiano, del miedo a lo extraordinario, eso ha pasado este año y se fue la magia en San Isidro. Lo disfrutamos todos. No quedará para los anales, pero quedará para el corazón de los que sentimos el toreo.

4 comentarios:

  1. OLE, OLE Y OLE. JAVIER ENHORABUENA POR TU PREGÓN, AUNQUE NO TE CREYERAS ACREEDOR DE SER PREGONERO DE MI PUEBLO.
    CREO QUE HAS VUELTO A ESTAR ALA ALTURA Y QUE HAS DADO EL PECHO FRENTE AL TORO. BUENO, SIEMPRE LO DAS COMO LO DABA EN SU TORERO MANOLO VAZQUEZ. HAS TENIDO DETALLES TOREROS DE PEPE LUIS NOMBRANDO A TUS PREDECESORES. EN FIN, QUE LO HAS BORDAO Y SEGURO QUE HAN SALIDO POR LA PUERTA GRANDE CON LAS DOS OREJAS Y RABO. EL SUSTO YA PASÓ...

    ResponderEliminar
  2. Biiiiieeeennn Javier....

    A ver la segunda tanda...

    ResponderEliminar