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miércoles, 11 de febrero de 2009

Domingo Prieto la utilidad de la bondad

Domingo Prieto Homenajeado.


Domingo Prieto La necesidad de más bondad.
El final de la conferencia del pasado lunes en el ciclo los toros de la Fundación Cajasol, guardaba una sorpresa. Me consta que la sorpresa era casi la única forma, querido Domingo, de que cayeses en la vulgaridad de aceptar un homenaje de quien que estaba dispuesto a premiar a alguien como tu.

Los colaboradores de Cajasol, los empleados, los coordinadores del ciclo, la Huelva taurina, la Huelva universitaria, la Huelva política, la Huelva culta y humanista, casi en secreto, te prepararon y ofrecieron un sentido y sincero regalo de palabras adornadas de sentimientos. No fue el agasajo al presidente en Huelva de la Fundación Cajasol, sino al Domingo Prieto del despacho sin fechaduras, del corazón sin malaje, del saber sin presunciones.

Malas noticias te traigo amigo, no va a ser el último agasajo, hay mucha gente en Huelva que te quiere agradecer tu sencilla hombría de bien, lo vas a pasar mal, sólo tu fina ironía, tu paciencia bíblica y la imperdonable siesta, te darán fuerzas para aceptar tanto cumplido.

Parafraseo las palabras sentidas del poeta, las de Pepe Juan Díaz Trillo, para definirte en una frase, “la utilidad de la bondad”, yo clamo que se necesita más bondad de la tuya, la del hombre culto, sencillo, onubense, tranquilo, de firmes convicciones y siempre dispuesto a dejarse convencer.

Te conozco de toda la vida, aunque tu sólo me conoces desde hace un lustro, se que el toro ha sido un referente desde tus tiempos de alcalde, el más entrañable, confiesas, de tus cargos públicos, en el Trigueros taurino de mi pubertad, diputado a cortes, ponente de la ley del toro del 92, presidente de diputación, impulsor de la escuela taurina, siempre el toro.

Posiblemente será tu último Ciclo los Toros de Cajasol desde la presidencia, promoviendo, en un ejercicio de consecuencia vital, el mundo que te apasiona, la fiesta brava. Aficionado cabal del campo bravo de Trigueros, de tu Madrid de estudiante, presidente de la Merced, conferenciante ameno, sabio y anecdótico de asuntos taurinos, conversador infatigable, culto hasta la vergüenza ajena, discreto como un buen tercero, figurón y mandón de la vida pública onubense de las últimas tres décadas, machadiano en el mejor sentido de la palabra.

Tu sola militancia en el bando de los taurinos dignifica nuestra afición. No se en que consejo de sabios encontraras acomodo el lejano día que te vayas de la vida pública, torpes seríamos como sociedad si prescindiésemos de tu bagaje de honrada trayectoria al servicio de los demás y sabiduría añeja. Como los grandes toreros, se que siempre estarás dispuesto a volver para un festival y serás la referencia necesaria.

Recuerdo con orgullo de privilegiado una atardecer en tu pequeña suerte de tierra de tu natal Trigueros, donde sueñas ver creces los boniatos, recuerdo el placer de la conversación, la compañía del hombre culto, la literatura del hombre sencillo, nos pusimos de acuerdo en que el folklore de Machado no es peyorativo cuando pone en labios de Mairena aquello de “En nuestra literatura casi todo lo que no es folklore es pedantería.” Y, si cambiásemos literatura por toros, tampoco sería mentira. Me regalaste un bonito “Diccionario de palabras de andar por casa”, una tarde y una amistad que comparto con tantos onubenses.

Gracias, maestro de la vida, permite que en tu nombre exija la necesidad imperiosa de más bondad, de más Domingo Prieto..

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