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sábado, 11 de octubre de 2008

Epartaco homenajeado en Valverde del Camino

Los Espartaco homenajeados en Valverde.
Antonio Ruiz se gana al respetable con un coloquio lleno de emoción y verdad.

Dentro de los actos de la IV feria mundial del toro.

Día de lluvia que dejó a expensas de la climatología la posibilidad de que las labores del tentadero se realicen en la mañana de hoy si el coso de la Calle Carpinteros drena el agua que ha caído durante la madrugada y el día de hoy.

Sin embargo en las instalaciones de FEMU de Valverde del Camino si que se ha podido llevar a cabo el homenaje a la dinastía de Espartinas. De los cuatro miembros de la citada familia sólo, Antonio, Juan Antonio, Juan Francisco y Antonio Ruiz, el patriarca, estuvo presente en la localidad andevaleña.

Magníficamente presentado por nuestro compañero Vicente Parra, como estuvieron ayer los ganaderos por parte del verbo fácil y florido de Cipriano Díaz, Antonio Esparatco recordó su infancia sus ansias por salir del trabajo del campo del que ha vivido toda sus vida, sus sueños de ser torero, la figura inmensa como hombre del siglo de Juan Belmonte en Gómez Cardeña, los consejos del Pipo y la humildad de una de las personas que más saben de toros y figuras de todo el orbe taurino que le lleva a decir sin pudor “ Si no llegué es por que no servía, tuve a los mejores apoderados a mi lado, mucha afición, pero no servía” ni un ápice de rencor en su discurso, no es un brindis al sol, es la verdad de un hombre que es feliz sólo cerca del toro.

Su alternativa en Huelva, la de Juan Antonio, con el Cordobés y Manolo Cortés en al cartel, la de Juan Francisco por parte de su hermano, ya en primera figura del escalafón, y el sueño incumplido pero vigente y reivindicativo, “he soñado siempre torear de luces en la Merced con mis dos hijos, todavía estoy en forma, todos los años toreo algún festival” y para mostrarlo muestra unas fotos donde se le ve en plena forma dándole muletazos a una becerra en el campo antesdeayer.

Genio y figura, recuerda a Facultades, el toro de manolo González que impidió que Espartaco cogiera los Palos, o la magnífica faena a un Moreno de la Cova en Las Ventas.

Habla para el público asistente a la feria del toro y para el puñado de chavales de su escuela de Espartinas que le oyen boquiabiertos cuando cuenta que un día dejo durmiendo a su hijo en el pasillo en Bogota por que se había marchado de parranda con Corbelle. Fijaos si es buena gente Juan que en no se rebelaba, sabía que era por su bien, a las siete de la mañana lo llame para que se vistiera, con el chándal y las zapatillas y a entrenar, lo tuve todo el día entrenando, no se fue nunca más de juerga”, remata el bravo hombre del toro, “hay que llevar la misma vida del toro, acostarse con las gallinas y levantarse con las alondras, los toros no van a discotecas ni fuman ni beben”.

El sueño de un hombre sincero, de campo, capaza de trasladarse a Madrid con toda su familia para que su hijo no perdiese el arraigo cuando los Lozano deciden apoderar a la joven figura. “Trabajaba en MercaMadrid descargando camiones, de banderillero los fines de semana, por que sabía que Juan podía llegar a figura, se le veía en su humildad en su saber estar delante del toro, en su forma de entenderlos, un torero sólo puede toros en la cabeza, entrenar, hablar de toros, soñar con el toro, si no a oficnosta que no hat cornadas y tienen los domingos libres”.

El público, subyugado por la verdad de un hombre del toro que sin pretensiones llegó a esta feria del toro de Valverde del Camino, cerró el acto con una cerrada ovación.

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