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martes, 20 de mayo de 2008

Examen a la bravura en la universidad del toro bravo.



Tentadero en Cabecilla Pelá
Las vacas deben pasar el fielato de la bravura antes de madrear


Todos tenemos una idea mitificada de ese acontecer dramático que, para un estudiante, es el examen. Recuerdo un alumno lepero que, a la hora del examen, comenzaron a brotarle chorros de agua por las manos en forma de sudor. Aunque la generación del BUP y mucho menos la de la ESO no lo hemos padecido, quizá por influencia del cine o la literatura, la imagen subliminar que tenemos es la de una tribuna con exigentes profesores y el típico examen oral en una sala fría.
Seguro que si a las cinco vacas que estaban encerradas en "Cabecilla Pelá" desde por la mañana les hubiesen dicho que iban a examinarse, sus nervios hubieran sido superlativos aun que no conocieran que de llo dependía la continuidad de su vida en la dehesa. El escenario es el mismo, una sala fría, la placita de tientas, sin pasto en su piso, un caballero sobre caballo empetado, un serio y silencioso tribunal y además mirones como el que firma.
Es el tentadero quizá la principal diferencia entre la cría del toro bravo y cualquier otra actividad ganadera en extensivo del mundo agrícola. En toda actividad ganadera nacen crías, de una forma u otra se marcan, en todas se destetan, en todas se alimentan con más o menos intervención directa del hombre, en todas, un día salen de la finca, se embarcan, pero sólo en la ganadería brava se hace pasar por el fielato de medir la bravura a las hembras para saber cuales son merecedoras de componer la nómina de madres en el sagrado libro de la ganadería.
Sin duda que la forma de hacer el tentadero denota los parámetros de la casa ganadera, sus usos y costumbres se definen en este rito necesario pero cruel del examen final siendo el primero. En casa de Cuadri todo es sencillo, la queda se hace en el Cortijo de Juan Vides, a la taurina hora de las cinco, de esta extraña primavera de tiempos cambiantes y verdes pastos gracias a las aguas de Abril. Antonio Abad, Luís , Tino Antonio, la generación que viene nos recibe, los toreros, que llegan en Mercedes (Olé así se va al campo), se demoran lo justo en cambiarse de corto en el interior de la casa de labor.
A los coches, y emprendemos camino hacia “Cabecilla Pelá”, el grupo es variopinto pero siempre a base de cabales, que en esta casa son muchos, tanto los de dentro como los aficionados, ser de Cuadri es una forma de entender el toro, la bravura, y me atrevo a decir que la vida. Miembros de la peña la Divisa, Jaime de Pablo Romero con un matrimonio amigo que vienen de ese levante que tanto respeta al ganadero de Trigueros, cuatro buenos aficionados de Valverde que saben que se va a tentar una hija de Revisor, tres de los clásicos de Tendido 12 un Zalameño y poco más.
----------- La vaca colorada puso contra la tapia al "picaor" ------------
Los toreros son de peso, Pedrito de Portugal e Israel Lancho, el extremeño matará el próximo domingo 25 la corrida de Cuadri en las Ventas. La experiencia que atesoran ambos matadores les ha enseñado que su función en el tentadero es crucial para el ganadero, lucir la becerra, ponerla al caballo larga con pocos capotazos, sin mirar atrás y a taparse, enseñando virtudes pero también defectos, es cierto que también torean, cogen sitio, se hacen a la embestida… pero lo fundamental es la labor de selección por parte del ganadero y a esa premisa queda condicionada su actitud. En la placita de tientas de Cuadri, el picador es el ganadero.
Fernando no tiene que preguntar si la vaca recargaba o iba de mentira porque lo siente en su brazo, no necesita decir donde se coloca el caballo por que sabe donde quiere y necesita hacerlo.
La tarde se presenta con cinco vacas en los corrales, dos de mucho volumen, tanto que tras una de las series, Lancho dice sudoroso “es como un toro, te pide sitio con los cuartos traseros, te desplaza”, en efecto, el ganado muestra la excelente primavera de este mal año en su carnes, amplias pero prietas. José Escobar canta desde la valla de los corrales el número y el nombre de la vaca, luego se va junto al "claustro de profesores", el comité de sabios que compone con los jóvenes de la casa, dirigidos por el eventual picador. Analizando la bravura
Se miden muchas cosas en este examen, la presencia, la salida, la forma de ir la primera vez al caballo, como actúa la vaca cuando siente el dolor, a donde le llevan las querencias,la actitud (¡¡esa cola apuntando al cielo!!), donde lleva la cara antes de entrar al caballo y a que altura se produce el encuentro con el peto, si cabecea o es fija, si acude pronta, como mira. Mil factores se miden en un instante, a partir de los cuales se decide el futuro de esa vaca y del ADN que portan sus genes.
No se perdona la falta de fijeza, la falta de fuerzas, que tardeén, que no duren, que no digan cosas en las embestidas, que sean tramposas y fulleras en el peto, no se perdona que mujan, no se perdona que escarben. Se perdona poco pero..…
... una confidencia, en ese tribunal de la inquisición que forma la familia ganadera junto al sempiterno mayoral, el mejor abogado defensor de la vaca es José Escobar. Digno de la poética de Gabriel y Galán y conociendo el amor al ganado de este hombre que ha ayudado a nacer, ha criado, ha sanado las vacas y sabe que son “las hijas de aquellas a quien tanto amamos”, José pone excusas, “no, no ha perdido las manos..., ha sido un calambre.., está fría..., la plaza tiene ahí un desnivel..., vamos a verla otra vez...”. Se me estremeció el corazón y sentí que se me ponía la piel del alma de gallina, cuando la honradez de aquel hombre sabio acaba venciendo y le puede más el respeto a un hierro que su amor a una vaca (hija de un semental de confianza y de la 45, “que siempre ha dao bueno”) y ante la mirada condescendiente de la dinastía en la tapia, agacha la suya, quita la ceniza del caliqueño y suspira hondo para consentir un “no sirve”, en el murmullo doloroso de quien hace un feo a una vieja amiga.
La tarde es buena, sale una hija del Lirio, extraordinaria para el torero y más que cumplidora ante el peto, y sale una quinta hija de Revisor, el toro indultado en Valverde, magnífica, yendo al caballo sin necesidad de ser citada, seria de cara, con presencia, guapa de hechuras, entipada en Cuadri, diciendo todo en cada embestida en la muleta e incansable en sus repeticiones, por lo demás nobles y francas pero exigentes, Hay que seguir a esta Trastera y sus trasteritos, ¿donde querrán los hados del toreo que se lidie un hijo de esta vaca extraordinaria?.Una de las vacas es castaña, los ganaderos se alegran por que saben que esa característica fenotípica muestra la variabilidad genética, tan importante en este encaste único.
La tarde se demora en el placer de ver a las urcolas aprobando la exigente oposición, sólo hablan los protagonistas, los mirones callados y a dar tabaco, bueno… excepto el maestro zamorano de Villalpando, Andrés Vázquez, que acompaña a Lancho, y decide retransmitir el tentadero.
La noche acaba en ese templo de sabor taurino, del buen aficionado que es la casa de Miguel Arenas “El Bosque”, donde damos cuenta de una buenas tostás, en compañía de los ganaderos, los toreros, ese caballero andante que es Don Jaime de Pablo Romero, el zalameño serio y buen aficionado que es Domingo, y donde Pedrito se muestra maduro en la treintena y Lancho se descubre como un perro de presa, con fuerte criterio y ganas de solucionar su vida en Madrid el próximo sábado.., (por si acaso ya tiene encargado un cayenne).
Esto es una tarde de tentadero en Cuadri, sencilla,ilustrativa, positiva además, con tres vacas aprobadas en esta universidad del toro bravo donde no es fácil conseguir el aprobado y donde el cum laude lo tienen los ganaderos que demuestran a los escépticos que hay Cuadris para rato. El día se pierde en recuerdos y se alarga…, se alarga mucho, pero eso son cosas que quedan para los silencios del campo.

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