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viernes, 2 de mayo de 2008

Cumpla usted con su obligación que yo cumpliré con la mía.

En época que nos toca padecer de veedores, veebedores, triveedo-res o como se llamen esta anécdota, creo que del 65, nos muestra como ha cambiado esto. El trato entre matador y ganadero, las formas, la fiesta, las figuras y el toro ha cambiado y seguro que no a mejor en algunas cosas.
Cuentan que ese año el maestro Ordóñez reaparecía en Madrid la tarde que confirmaba José Fuentes y estaba anunciado sólo una en Las Ventas y era con Pablo Romero, dicen que el maestro estaba nervioso por la importancia del acontecimiento y decidió que los nervios se calmarían si veía las hechuras de los cárdenos.
De forma enrevesada y ceremonial se preparó una entrevista con Don Felipe en su casa de Sevilla, los hombres buenos que intervinieron se ocuparon de que ambos conociesen el motivo de la entrevista. La reunión se celebraba en el despacho del ganadero y hablaron durante casi dos horas de lo divino y de lo humano, sin rozar el asunto en cuestión, el de Ronda ve por el amplio ventanal que la tarde se viene y decide abordar el espinoso tema.
- Don Felipe, Vd. sabe que yo mato en Madrid una corrida de su casa.
- Si hijo, si claro que lo se, gracias y suerte, responde el propietario del despacho.
- Pero Don Jaime, yo es que... bueno es la única en San Isidro, y me quedaría más tranquilo si viese los toros, ya es tarde pero su hijo Jaime, el mayoral mismo me acompañan a Sanlucar y vemos el ganado...
- Antonio, al campo iremos otro día, en Madrid Vd cumpla con su obligación que yo cumpliré con la mía, respondió el mítico ganadero, y dio el tema por zanjado.
Ordóñez le cortó las orejas esa tarde a Comilón, de lo que se deduce que cada cual cumplió con su cometido.

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