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jueves, 13 de septiembre de 2007

EL TORO DE LA CUERDA VILLALBA DEL ALCOR

EL TORO DE LA CUERDA.
UNA SINGULAR TRADICIÓN TAURINA DE VILLABA DEL ALCOR
Este sábado se celebra la ancestral suelta de los toros ensogados por la peña del toro de la cuerda.
En la evolución de la relación del celtibero con el toro es posible pensar que el primer contacto entre hombre y toro fue con este en su medio, hábitat donde, según Estrabon, una ardilla podía recorrer de punta a cabo la península sin poner una pata en el suelo. Se imaginen el pavor del batueco recolector, ya sedentario, olvidando las sanas costumbres del nomadismo, que yendo a buscar bayas al bosque se encontraba con un morlaco en eterna época de celo que se arrancaba de largo y metía el miedo en el cuerpo al paleohispánico, cuyo alma no entraba en caja hasta después de encontrarse a buen recaudo en las cuevas de Altamira o en el siempre acogedor Atapuerca, donde mojaba sus miedos en un cuenco de buen zumo de uva fermentado. Como vemos hábitos y formas ancestrales que se perpetúan tantos lustros después.
Parece que al ir talando bosques y limpiando esta península que nos encontramos hecha unos zorros, el uro se fue retirando a sus cuarteles de invierno y el encuentro fue a partir de entonces más buscado por el macho ibérico, ya con más seguridad y en su papel de dominador o chulo de la naturaleza en términos taurinos, sólo se relacionaba con él con motivo de fiestas y jolgorios en los que se alanceaba y se mostraba en las eras próximas a los pueblos, algún valiente, sin duda animado por los efluvios de la tempranillo, lo quebraba y hacía otra serie de alardes que provocaban la admiración de todos, y sobre todo de todas, que era lo que buscaba al fin y al cabo el hispano de aquellos tiempos, pongamos siglos VIII y IX. De ahí a llevar el verraco a las calles, sólo había un paso más de osadía ibérica.
Y es entonces cuando en la bellísima localidad de Villalba del Alcor que por aquellos años, de trasiego entre moros y cristianos, perfilaba su sonoro topónimo, villa alba por sus blancas casas y el árabe alcor por la colina donde se asienta la localidad onubense, entran en liza los modos y formas en que se domina al ganado bravo.
Se realizan estas artes a la tradicional usanza, con un cabo de soga de buen esparto amarrada a la testuz con la que dominar a distancia las embestidas, arranques y acometidas del bravo animal cuando se ve en las calles rodeado de humanos que lo sortean, lo citan para burlarlo cuando acude y en última instancia lo admiran en su majestuosa grandeza de bestia mítica encerrada entre muros calles y barreras.
Se viven emociones de otros tiempos, ritos de otra época que hunden sus raíces en lo más profundo de nuestros ancestros mediterráneos y desde la culta tradición cretense y helénica, culta por que un pueblo culto es aquel que es capaz de mantener sus tradiciones luchando contra los embates de unas pretendidas modernidades y progresismos de la nada, desde estas tradiciones, desde este profundo respeto a las usanzas de los mayores se sustenta un futuro halagüeño, por que un pueblo que ama y respeta su pasado será siempre un pueblo con un brillante futuro.
Respeto al toro y tradición.
Si alguien desea ver crueldad innecesaria, sangre, espectáculos denigrantes o decadentes que no acuda esta singular manifestación cultural. No son los aficionados a este toro de la cuerda agresivos, o maltratadores, no son más bestias que la bestia, no, no son lo que fácilmente cualquier activista de no se que secta defendiendo no se que argumentos podría atacar por su crueldad. El respeto al toro es en Villalba casi sacramental, los miembros de la junta directiva del Toro de la Cuerda actúan de alguacilillos en el recorrido por las calles Rafael tenorio, Reliquias, Canovas Balmes, y Calle la Fuente, donde los vecinos y los forasteros se agolpan esperando que la res se digne a pasar por su puerta. En la espera el Villalbero hace honor a su fama de gente hospitalaria y de buen yantar y bien beber, se prodiga la broma, se afinan amistades, se producen los reencuentros, porque raro es el nacido en Villalba del Alcor o sus reatas de cónyuges y vástagos que no vuelven al pueblo con motivo de la suelta del toro de la cuerda, es sagrada la presencia en el pueblo en función de lealtades familiares bien por la cruz, por la hermandad o por otras afinidades el sábado que “lo echa” la hermandad del Carmen, o las calles Cerrillo o Barristrada con motivos de las Cruces de Mayo

Las formas de financiar el evento también son medievales y admirables. Son las hermandades, las cruces y en este caso los miembros de la Peña del Toro de la Cuerda, los que sufragan todos lo gastos, bien con sus cuotas regulares, rifas, chiringuitos y aportaciones que solicitan de los vecinos casa por casa. Se desplazan a las ganaderías de bravo de nuestra campiña o nuestra sierra, compran y preparan al toro, gestionan la documentación y montan empalizadas que dan seguridad, uno de los aspectos por los que más interés muestra la peña. Un sistema gremial y comunero de hacer las cosas que en esta España donde la pseudocultura vive de la subvención y la sopa boba nos produce aún más admiración.
Reconocimiento de la junta
Cuando en el 2003 la Junta de Andalucía se puso manos a la obra para redactar el Reglamento Taurino de Festejos Populares, se recogía Villalba como la única localidad onubense donde se permite la suelta de toros, machos y adultos. En toda Andalucía apenas una docena escasa de pueblos mantienen esta tradición y, por iniciativa de Carcabuey en Córdoba, se encuentran en trámites para fundar una federación de toros ensogados, de la cuerda o maroma.
La más moderna antropología resume la diferencia entre los humanos y el resto de seres vivos de la creación en la herencia, no material, sino cultural y técnica, que solo el hombre es capaz de transmitir a sus descendientes. Este toro de la cuerda es la herencia que han dejado los villalberos de otra época a los actuales, admirable la labor de estos hombres de bien, miembros de la Peña el Toro de la Cuerda, por mantener la tradición y entregarle el testigo a las futuras generaciones de corredores de Villalba del Alcor.

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