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martes, 4 de agosto de 2015
Gloria al toreo. Hemos visto el futuro
Se acaban las Colombinas con una novillada. Hasta ayer todo es pasado, hoy hemos visto el futuro. Más de 25 matadores de toros hemos visto llegar a Huelva hoy al olor del futuro. No se equivocaban. Esta tarde hemos visto pasar el futuro de esta fiesta, lo hemos visto pasar para quedarse en los nombres de unos novilleros y de una novillada con un entradón, muchos niños invitados por la empresa, y la emoción de un ganadero que ha sabido no aburrirse, innovar para seguir soñando con toros bravos en Las Casitas.
Los Campuzano, Borrero, Macandro, Salva Cortés, Moral, Manolo Cortés, Lama, Rivera Ordóñez, Luciano Núñez, Roca Rey... venían en busca del futuro y han visto la gloria del toreo, Y todo ha empezado con una gran novillada, de presentación impecable como toda la feria salvo un par de excepciones, y de juego con cuatro novillos aplaudidos y uno de vuelta al ruedo, Acusonero, el 36 de los utreros de Federico Molina
.... Y salió el cuarto, antes habían salido dos y medio buenos, David de Miranda se fue a por él con el capote entre las manos, con la rabia en el alma y con el triunfo en la sangre. Lo paró por verónicas despaciosas y mecidas, durmiendo al utrero y despertando el hambre de embestir. Arrastraba en su seda el deseo de una plaza, el sueño de un pueblo, la necesidad del toreo todo. Luego quitó por tafalleras y la plaza ya "jervía" cuando le brindó al ganadero de la tierra Manuel Ángel Millares y se fue a clavar los pies con el pegamento torero a los medios ya la plaza olía los afanes del que viene a triunfar por lo torero. El torero que no conoce el tercio, David de Miranda, el que vive con naturalidad en los terrenos de la bravura, empezó a torear al novillo pronto y bravo, obediente pero listo. El enjuto Miranda se fue al sitio donde buscan la gloria los toreros que han visto un toro de clamor, el toro que pide la verdad sin cuento del toreo puro. Y allí estaba el torero solo. El novillero del pueblo, como un palo, esperó para el cambiado, y empezó el calor eterno del toreo de siempre, el de la verdad, el de la muleta queda y el temple quieto, la pierna cargando, el pecho por delante, la mano muy baja al final del embroque. Proponiendo por prinicpios la honradez, sin trucos, hasta el final donde los belfos del villamarta exigía que se le rematase antes de revolverse y encontrarse lo rojo de la sincera propuesta de toreo. Del "uy" al "olé" se llegaba a través de la ligazón. No siempre era bonito el lance, pero siempre era la intención de la pureza, la plaza ya no jaleaba, la plaza sentía al compás del toreo grande, del toreo prieto, del ceñido lance de la verdad suprema. La locura fue cuando empezó a curvar la embestida y a acompañar con la cintura al ritmo endiablado del toro exigente. Ese toreo de conceptos rectos y líneas curvas es el caro, el de la emoción y la llegada al alma. Daba igual al natural que con la diestra, por que el toreo no entiende de lados cuando se torea con el alma. Manoletinas muy serias y luego los doblones hondos y puros para quitar al toro el ansia y a la plaza el sueño fueron previas al volapié dado con la rabia controlada del que sabía que iba a matar al novillo. Luego la vuelta al ruedo al novillo, las dos orejas y la puerta grande. El sueño eterno que después de 25 años se atraviesa con un rabo en el esportón.
Antes, en el que abría plaza, exigente y con mucho torear, sólo el fallo a espadas impidió al huelvano tocar pelo pero ya avisó de sus intenciones tras una faena de técnica puesta al servicio de la pureza. La firmeza de un torero que busca el toreo eterno que lo encontró en un cambio de manos que todavía dura o en las saltilleras de inicio
¿Que decimos de Conquero? Hay cuatro hijoputas que me andan esperando. Va por ellos. Conquero estuvo bien, sin matices, al buen segundo lo supo entender de inicio, lo toreó con la capa muy gustoso y muy valiente el remate de rodillas, De hinojos empezó la faena de muleta con un pase cambiado espontaneo y aguerrido, buenos naturales detalles toreros en los remates, mejor al principio que al final. Le tenía cortadas las orejas que el fallo a espadas le impidió pasear. Al peor de la corrida, al quinto, le puso todo lo que se le puede poner a un novillo que no quiere embestir. Las ganas, los afanes y la rabia ante el desagradable novillo le hicieron ganarse el respeto.
¿Y el miarma? Bien. muy bien nuestro querido sevillano recriado en esta tierra y que ya debutó con erales en Valverde. Serna ha demostrado que es difícil ganarle a una tarde. Serna se fue a Portagayola en el sexto, la puerta de las apuestas Y el salpicao se le paró midiendo ¿Vida o muerte? ¿A casa o al escalafón? Y el torero quieto, esperando el veredicto del corazón. Y salió cara. La cara del que tiene corazón para ser torero. Este quiere pitar y tiene raza y torería para, después de la puerta de los sustos, ponerse a torear, por verónicas largas y chicueiinas personales. quitó por tafalleras en casa de Miranda. Y cogió la muleta del arte en el cierraplaza, la cogió con la yema de los dedos para torear por los caminos del gusto en los terrenos del susto. Naturales largos al novillo, muy encastado y diciendo mucho, finales muy artistas, series muy medidas, las mejores a derechas. Con la espada un cañón, dos orejas, la alegría desbordada y el sueño de debutar con caballos en una plaza grande culminado a hombros con un viejo enemigo íntimo. En su primero, el otro novillo con dificultades del encierro, ya dejo dicho que puede ser gente en esto a base de torear resolviendo las dificultades y pensando, bendito gerundio delante de la cara del utrero. Brindó a su "hermano" Emilio Silvera ese que es el novillo que marca el tenor de las orejas que ayudan a sumar en este escalafón Una estocada hasta donde pone Toledo le valió la primera oreja de la tarde
Nota al pié Dicen, lo dice Vicente Parra, que hacía 26 años menos un día que no se cortaba un rabo a pié de un toro muerto en esta plaza, dicen que fue Espartaco, dicen que antes en el 84, Silvera cortó uno a uno de Soto de la Fuente. En el 2000 Finito indultó a Culito y los trofeos en el lío fueron simbólicos
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