Diego Díaz Quintero, torilero que fue durante más de sesenta años de las plazas de toros de Huelva, tanto la Monumental como La Merced, cuenta desde hoy con un azulejo en su memoria situado en la meseta de toriles del coso de la Vega Larga. Un homenaje que le rinde la empresa del coso onubense y su actual equipo de toriles. El descubrimiento del azulejo ha tenido lugar en un acto tan sencillo como sincero en el que han participado, además de sus promotores, la familia de Diego y decenas de aficionados onubenses. Jóvenes y mayores, que le conocieron y que, por edad, no le conocieron, lo que concede más mérito y más valor al gesto en sí. "Nos han contado muchas cosas sobre la pasión y el celo que le ponía a su trabajo en la Plaza", ha dicho José Antonio Ortiz, actual torilero de La Merced. "Si había toros, todo quedaba al margen en su vida -recuerda su familia-. Incluso aparcaba el taxi que era su profesión y su sustento por atender las necesidades de la plaza y de los toros". Así lo hizo varias décadas tanto en la ya desaparecida Monumental como en la Merced hasta su muerte en 2005.
"Una plaza de toros, al menos ésta, no es un montón de piedras y de ladrillos. Es mucho más. Es la gente que le da vida y que se entrega a ella de forma anónima. Cada una en su función. La gente que está siempre, un año y otro. Diego forma parte de la familia eterna de esta plaza y por eso este homenaje que es de justicia", ha señalado Óscar Polo, como empresario de La Merced. El azulejo ha sido descubierto por parte de la familia del que fuera torilero de Huelva, cuya memoria queda desde hoy impregnada para siempre en la paredes de la que fue su casa.
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