Se presenta en Sevilla y en Madrid, por parte de una editorial catalana,
Bellaterra, el libro de un andaluz, profesional del derecho y
presidente de La Maestranza .
Se presenta en Sevilla (domingo 29 a las 13.00 en Cajasol) y en Madrid, editado por una editorial catalana, Bellaterra, el libro de un andaluz,
profesional del derecho y presidente de La Maestranza.
Si dice el
libro sabio que por su obra lo conoceréis; del quién es, cómo es y qué
pretende, de Fernando Fernández-Figueroa dan cuenta sus seis
libros en solitario, más otra docena en los que ofició como coautor, la mayoría
en el ámbito del Derecho. Nos habla esta obra de un hombre disciplinado, capaz
de sacar tiempo de su absorbente trabajo, Secretario General de la Diputación de Sevilla,
y de sus absorbentes aficiones, para escribir de sus pasiones, el Derecho, los
toros, los galgos… Quiso ser torero, llegó a torear sin caballos en la Maestranza y ahora
preside los festejos de la plaza de sus sueños (haber pasado tanto
miedo en ese ruedo y en muchos pueblos hace ver las cosas de una forma muy
personal).
Esta es su nueva
obra, un libro de apenas un centenar de páginas divididas en diez capítulos,
sencilla, amena, pero que da mucho que pensar. En ella el jurista se
convierte en analista de esas leyes consuetudinarias, eternas, y sobre todo
calladas, que han estado presentes en la fiesta de toros desde tiempo
inmemorial. Prologa el libro alguien que fue todo en esto del toro Juan Antonio
Ruiz “Espartaco”, (coincidí con su hermano en nuestra etapa de
novillero sin caballos. Cuando toreé en la Maestranza le fui a
comprar un terno a Juan, me sacó el vestido de torear, me miró a los ojos y me
dijo que, con lo que él había pasado, no podía venderle un traje a un chaval
que quería ser torero. Me lo regaló y lo tengo en mi casa en una
vitrina con mis mejores recuerdos).
La
conversación se nos va por derroteros taurinos y el libro queda en segundo plano, aunque digamos que se presenta en Madrid el día 4 de Octubre en Las
Ventas y en Sevilla este domingo día 29 con motivo de la feria de San Miguel. A
este autor le puede más su condición de aficionado que de Presidente o de
escritor
Escribir un
libro, tener descendencia, plantar un árbol. Un hombre realizado…
Bueno he
hecho lo que dicen que hace que un hombre este completo, todo menos Ser Matador
de Toros, que es lo que quería ser, eso es lo más grande y ahí no llegué, me
faltaron condiciones.
Las leyes
calladas, frente a las leyes escritas o junto a ellas
La lidia de
un toro está perfectamente regulada por leyes escritas, por las normas
jurídicas que disciplinan el festejo, el espectáculo público. Los reglamentos
no abordan, por que no deben hacerlo, todos los aspectos del toreo, sólo
regulan los aspectos esenciales de la lidia. Pero, antes,
después, incluso en momentos coetáneos a la corrida
es el momento y la ocasión en que aparecen estas leyes calladas, las fuentes de donde bebe el toreo, lo eterno de una forma de vida. Nadie regula qué siente un torero o un ganadero en un momento dado, como se hace un aficionado, còmo definimos la torería, y tantas otras cuestiones inmateriales que no se ven pero se sienten. Aquí entra este libro, que nace de mis conocimientos y de mis experiencias como aficionado. Es un libro de un aficionado para otros aficionados, de lo que cuenta un hombre que ha vivido el miedo de ponerse delante, que ha vivido el toro desde niño y que, en un momento determinado, decide explicar estas cosas a quien no las conoce o, conociéndolas, no ha reflexionado sobre ellas.
es el momento y la ocasión en que aparecen estas leyes calladas, las fuentes de donde bebe el toreo, lo eterno de una forma de vida. Nadie regula qué siente un torero o un ganadero en un momento dado, como se hace un aficionado, còmo definimos la torería, y tantas otras cuestiones inmateriales que no se ven pero se sienten. Aquí entra este libro, que nace de mis conocimientos y de mis experiencias como aficionado. Es un libro de un aficionado para otros aficionados, de lo que cuenta un hombre que ha vivido el miedo de ponerse delante, que ha vivido el toro desde niño y que, en un momento determinado, decide explicar estas cosas a quien no las conoce o, conociéndolas, no ha reflexionado sobre ellas.
Cuando Manzanares padre es sacado a hombros
por diez matadores de toros de La
Maestranza en su despedida y sin haber tocado pelo, entra en
colisión las leyes escritas y las leyes calladas
Y se
imponen las leyes eternas porque nacen de la condición de
aficionado, de amante de la tauromaquia. Yo estaba allí y al ver cómo sus
propios compañeros profesionales lo sacaban a hombros me pareció un detalle
inolvidable. La calidad de aficionado se debe imponer al puesto concreto que
desempeñes en el espectáculo en ese momento. La emotividad, la singularidad y
la excepcionalidad no pueden ser reguladas por leyes escritas, pero es cierto
que deben estar amparadas por leyes eternas. Si todo estuviera escrito en el
toreo se convertiría en un espectáculo automático, sin alma.
Sin embargo
este año hemos visto que algunas figuras del torero han salido a hombros en
contra de lo que dicta el reglamento.
Las normas
que nos hemos dado todos para regular los festejos hay que
respetarlas sino el toreo se devalúa. El héroe que debe ser el torero se
empequeñece. Cuantificar los trofeos para salir por las puertas grandes de
las plazas de toros no tiene otro objeto que engrandecer al que lo consigue.
Saltarse esa norma escrita lo minimiza, le quita mérito.
Y la fiesta
hacia donde entiende usted que va
Aquí hay un
problema en el que todos tenemos culpa, el cortoplacismo, la miopía a
medio-largo plazo. A mi preocupa el devenir de la fiesta a largo plazo, la
fiesta tiene un largo pasado, un complicado presente y el futuro que los que
estamos ahora aquí, en cada sector, tenemos que ser capaces de forjar. Pero,
para ello es imprescindible partir de la base: una fiesta integra; sin
una fiesta de verdad y sin una fiesta que emocione, el futuro no pinta
halagüeño. El tiempo se nos pasa, los taurinos debemos dejar de mirar y empezar
a actuar: Las corrientes animalistas, que nunca nos van a
comprender, deben ser respondidas con la realidad y la verdad de la fiesta.
Me parece
perfecto el indulto cuando el toro demuestra bravura, pero bravura de
verdad. Se ha cambiado el concepto clase por el concepto bravura y
se indultan o se piden indultos a toros con clase pero, para eso
está la ovación o la vuelta al ruedo…. El indulto debe ser el súmmum
del toro atendiendo a las características de su encaste y sólo por bravura
acreditada sobresalientemente en todos los tercios. Y esta característica
esencial no se aprecia hoy en muchos de los indultos, entre otras
cosas, por la casi desaparición del tercio de varas. Otro problema sobre el que
habrá que reflexionar.
El rito, la
forma, frente a lo autentico, el fondo
En todas
las manifestaciones culturales las formas, los ritos, las tradiciones toman
mucha importancia, pero en los toros frente a lo formal debe
prevalecer la autenticidad de un hombre que se juega la vida a
cuerpo limpio delante de un toro integro. Para salvaguardar este
bien único, que nos otorga identidad, podemos mejorar, modernizar, retocar la
fiesta, pero las raíces no se pueden perder. Una fiesta sin emoción y
sin verdad no tiene futuro. Se convertirá en un simulacro burdo de lo que fue.
Para eso, todas las leyes escritas y por supuesto las no escritas, caben en la
fiesta.
Y el toro,
el origen de todo, y el ganadero al que conoce bien por su condición de hijo de
veterinario
El toro ha
cambiado, vamos a un toro más "civilizado". Eso influye en la lidia,
ya casi no se valoran las lidias completas, aprovechando las distintas
condiciones de las reses, de emociones diversas en todos los tercios. Ahora
casi todo se centra en la muleta. Debemos cuidar el trapio del toro, su
seriedad. Como decía Corrochano el toro debe tener “edad y libras”
porque daban por hecho la movilidad. Ahora esa falta de movilidad, de fiereza,
la suplantamos con kilos y volumen. Hemos acostumbrado al público a pedir
volumen cuando lo que se torea y se tiene que dominar es el comportamiento del
toro. Le hago un apreciación: los toros con la encornadura más corta pegan las
cornadas más certeras.
Los medios
de comunicación, la televisión, que papel debe jugar
En este
mundo no se puede vivir sin vosotros, los medios. Con la televisión tengo una
percepción bipolar. La labor de la televisión es y ha sido crucial para la
fiesta. Acercar las corridas de toros a quienes no pueden ir a una plaza de
toros, llevar a través de reportajes la vida del toro en el campo a los hogares
de los aficionados y de los no aficionados es una labor didáctica y de difusión
que nunca podremos pagar. Pero… la proliferación y repetición de
corridas televisadas, ferias enteras, sin solución de continuidad… ahí me
parece que hay que poner el freno y analizar, otra vez sin cortoplacismo,
mirando lo que es mejor para la fiesta a un plazo más largo.
Y el
ganadero que de mandar en esto se ha convertido en la parte más vulnerable.
Es
tremendo, lo están pasando peor que nadie, la fuerza mediática de las figuras
se impone. El ganadero se ha quedado sin poder criar lo que quiere para criar
lo que el torero busca. Las grandes figuras del toreo han matado siempre todos
los encastes, con faenas de distinto tipo, con mayor o menor carga estética, o
con manifestaciones de poderío ante los toros; eso casi no sirve hoy para el
público. Nadie le pregunta después de una faena al ganadero ¿Cómo ha estado el
torero? El ganadero podría decir “no se ha metido con él o no ha
entendido al toro, o no le ha dado su sitio.” o se callaría porque sino el
matador no volvería a lidiar sus toros y se quedaría fuera del sistema. El
primer problema son los propios ganaderos que tienen varias organizaciones
distintas que los representan y eso demuestra su desunión.
Y Sevilla.
Se dice que la plaza ha perdido su personalidad, que la avalancha del AVE ha
aportado una afición distinta
Yo llevo
viendo toros en Sevilla desde que era niño, cuatro décadas, y en Sevilla como
en todas las ciudades todo ha cambiado, la afición a los toros y la forma de
vivir. La cualidad y la cantidad de los aficionados de Sevilla no es la que
era, aunque Sevilla no ha perdido su idiosincrasia y su “saber ver toros”. Pero
debemos respetar los derechos de todo el que paga una entrada, aunque vengan
sólo a pasar un rato, y debemos entre todos enseñarlo a
ver la profundidad de la fiesta para cualificarlos en el entendimiento del
espectáculo. Ahí tenéis una labor importante que hacer los medios, pero
también la pedagogía del vecino de localidad y, desde el palco el presidente;
todos hacemos plaza y damos personalidad y criterio.
En el
palco, eso de que un solo presidente imponga su criterio frente a la mayoría
Antes, el
presidente no era más que un aficionado entre aficionados. En Sevilla un 80 por
ciento eran buenos aficionados y sólo el resto eran meros espectadores. Hoy se
ha invertido la proporción. No se agitan pañuelos, se grita o pita …
Cuando las faenas son importantes aparecen pañuelos por todos
lados. Y si hay mayoría de pañuelos el Presidente debe
satisfacer al público y cumplir el reglamento. Pero ¿y cuando hay dudas de esa
mayoría? Ahí entre el criterio del Presidente en esa primera oreja ante la duda
de la mayoría de petición. De todas formas creo que los
medios y las reseñas en demasiadas ocasiones no son lo objetivas que
debieran para hacer la pedagogía de la que antes hablábamos. . Yo he visto en
Sevilla a toreros que han dado tres vueltas al ruedo sin cortar una oreja,
aunque haya habido bronca al Presidente. Hoy cuesta un mundo que una figura del
toreo dé una vuelta al ruedo. Si no ha cortado un trofeo se retira al callejón.
Otra vez, las leyes calladas, pero ciertas, del toreo que se pierden.
La última
vez que se emocionó Fernando Fernández-Figueroa en una plaza de toros..
En Ronda
con Morante hace dos semanas, ante el tercer toro, No por la estética, sino por
la faena en sí. Al toro le faltaba un tranco y el torero lo supo ayudar y luego
romperlo. Es un ejemplo de lidia variada, la que necesitaba el toro, toreando
no solo con estética, de menos a más, con inteligencia; no fue una
faena preconcebida, por eso cuando le pegó cinco naturales con todo el compás
del mundo, al final del dominio, supuso la eclosión de todos.
Esa es la emoción que nunca debe faltar en el torero, lo impredecible, lo
misterioso, lo valiente del que hace lo que lo demás no somos capaces por miedo
o por otras incapacidades.
Nos ponemos
a hablar y hablamos más de toros que de su libro, me voy a tener que enfadar,
como Umbral pero al revés. Yo he venido aquí para hablar de su libro.
En mi libro
se hablan de sensaciones, de impresiones, de vivencias del mundo del toro
pasadas por el tamiz de mis conocimientos en otras disciplinas,
fundamentalmente el Derecho. He tratado de aportar ideas, de hablar de
toros, de destacar todo lo grande que tiene este arte que es de lo que hemos conversado nosotros
en esta entrevista.
Pues para
quien quiera iniciarse y pasar un buen rato, estas Leyes Calladas del Toreo de
editorial Bellaterra escrito por
Fernando Fernánadez-Figueroa
Un
sencillo libro de toros que se lee de un tirón. Permite la
reflexión, ahondar en el conocimiento, el debate y la emoción…
No hay comentarios:
Publicar un comentario