Ante un deslucido encierro de Nazario Ibáñez ha destacado la firmeza con la que afrontó las dificultades de su lote Gonzalo Caballero.
Muy metido en las faenas y aguantando las embestidas inciertas, sólo el fallo con la espada para matar a sus dos novillos le privó de cortar algún trofeo.
Álvaro Sanlúcar y César Valencia tuvieron menos suerte y sólo pudieron demostrar su valor y ganas. El viento y el agua volvieron a hacer acto de presencia en esta segunda novillada de San Isidro.
Saludaron montera en mano El Lipi y los hermanos Ángel y José Otero.
Con el capote destacó Miguel Martín.
Al concluir el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de Pepe Luis Vázquez.
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