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sábado, 20 de abril de 2013

El pueblo siempre tiene razón.


Me dicen que en tiempos de crisis el público lector compra libros lo más gruesos posibles para entretener sus neuronas el máximo tiempo posible. Pues la corrida de hoy duró casi tres horas, tres horas que el público asistente se quitó de la solana de la feria y estuvo viendo una buena corrida de toros de Torrestrella y tres toreros que entretienen las neuronas de cualquiera.
Con la que está cayendo, casi se llenó la plaza de toros de Sevilla para ver a la terna mediática. Se habla de lo mediático, con cierto desprecio, para referirse a matadores de toros que aparecen en los medios por razones ajenas su profesión, De los tres de hoy sólo el Cordobés cumple este requisito, el nombre exacto sería el de toreros populares, en el  sentido etimológico del término, los toreros de pópulo . Y el pueblo ya sabemos que siempre tiene la razón. Por eso gobierna maduro en Venezuela, claro
Pues con la plaza llena se vio una gran corrida de toros de Torrestrella, vulgo Álvaro Domecq, castigada en varas y brava. Alguuo como el tercero se vino abajo. Con cuatro toros muy importantes y dos con menos posibilidades y uno que aparentó buen son, pocas fuerzas, que hacía primero y que fue devuelto por el usía.
El cordobés va a los suyo, cada vez torea menos con la capa. Cuando es un buen capotero, cada vez torea menos templado con la muleta, una de sus virtudes en los primeros años. Enlotó dos buenos toros, aunque el primero no se lidioó y se sustituyó por otro buen ejemplar. Anye el primero se esforzó más, lo lidió por ambos pitones, le hizo el salta de la rana, desplante tirando los trastos y estoconazo. El sabio pueblo pidió la oreja y el sabio presidente la negó . Al cuarto le dio fuerte en varas, se limitó a acompañar  sus embestidas de bravo, no quiso lío el madrileño y se lo quito de enmedio
Hemos visto hoy en Sevilla al mejor Padilla de esta época profesional que vive, queriendo y variado con el capote, serio con los palos y muy templado con la muleta. Ante el buen toro que hizo de segundo de  la tarde, lo cuajo con el capote, lo puso en el caballo de bonita forma y lo entendió al natural en la muleta, lo mató por derecho.  El público pidió la oreja y de forma inexplicable no fue concedida. El de Jerez se negó a dar la vuelta al ruedo. Estaría dolido. Al sexto no lo entendió con la muleta igual de bien, lo toreó en exceso y las cañas se volvieron lanazas cuando soliviantó al público.
Fandi formó dos líos gordos en banderillas, de plaza en píe, de alboroto de verdad, en pares variados y de mucho riesgo, mejor que nunca. A la muleta le llegó el primer toro sin fuerzas  y defendiéndose , decidió abreviar. Al sexto no acabo de acoplarse y le costó matarlo.

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