Compartimos un día con el ganadero de
bravo Gerardo Ortega.
Los muchachos de la prensa pasamos por el
campo como una marabunta, buscamos los días señalaitos, dejamos que el ganadero
nos agasaje, vertemos opiniones en tono de suficiencia, pedimos ver los toros
de saca, nos bajamos condescendientes a abrir los cancillos de los cercados,
nos damos abrazos con todo taurino que no tenemos enfadado y que pasa por allí,
despachamos una vaca apenas en un comentario maximalista, juzgamos una camada
con cuatro hurtos de oídas y nos sacudimos el barro antes de montar en el coche
para volver al siglo XXI pensando un titular influidos de manera directamente
proporcional al calor de la lumbre, lo que se agarre al paladar el jamón y la
añada del rioja que nos han ofrecido.
Hoy hemos querido darle la vuelta esta
realidad y hemos decidido pasar un día completo en la piel de un artesano del
toro, un ganadero de éxito, un hombre moderno que vive en adosado, sabe hacer
transferencias por internet, se maneja con soltura entre twitters y blogs, un
hombre que sin embargo, rinde un diario homenaje a sus ancestros criando toros
bravos en la misma finca en que sus mayores lo hacían hace tres siglos.
Pretendemos hablar verdad, desmontar
tópicos de señoritos y ganaderos, enseñar entre bambalinas la otra cara de la
realidad del criador de bravo en 2012.
Elegir a Gerardo Ortega para esta experiencia
no es casual. Es un hombre cercano, amigo, explicito, directo y exitoso en su
intento de criar bravura encastada y emocionante . Paradigma del intento de
sobrevivir con una explotación artesana de ganado bravo, donde los únicos
complementos son el cerdo ibérico (de capa caída) y la hucha de apertura
septenal en la dehesa que es la corteza de corcho de los quercus.
Siete AM Sevilla. Casa “Cada día que me levanto me alegro y me
arrepiento de haber decidido hace 25 años hacerme ganadero”
De noche empieza el día, cuando el despertador
del Iphone suena con percutiente melodía de sabor viejo. Pocas diferencias con
la rutina matinal de cualquier hogar familiar con dos hijos preadolescentes.
Prisas, desayunos españoles (frugales y de píe), uniformes, libros y cuadernos, mochilas, dinero para una
excursión, firma de notas con calabazas de primer trimestre, comentarios al
relance y, a falta de pocos minutos para las ocho, el nido se queda vacío.
Entonces el ganadero prepara un maletín de
siglas PAC, UCTL, MAR, IVA, ITV,IBI…, y
camino de la gestoría tras despedirse de Cristina, una de esas esforzadas mujeres “privilegiadas” que “no trabajan”.
9 Am Sevilla, Gestoría. ““La administración se encarga de poner cada día una traba nueva”
Facturas, contratos, solicitud de subvención,
seguros sociales, prevención de riegos laborales, situación de la póliza de
crédito, la carga burocrática de una ganadería de bravo supone un maremágnum de
documentación que no se puede abandonar “loa papeles te comen si los dejas,
debo dedicarle dos día y medio por semana” “de vender o no una corrida puede
depender la viabilidad de mi negocio”. “La administración se encarga de poner cada
día una traba nueva, un informe imprescindible, todo a base de tiempo y de
dinero y con una utilidad más que discutible” “Consejeria de medio ambiente.
Agricultura, Hacienda…, son mis campos de batalla ”.
11 Am Ruta de la Plata Camino de
Vallebarco“ El coche y el móvil son mis herramientas
indispensables”
Desde la mañana el móvil ha sonado a menudo,
se ha cogido cuatro veces, el mayoral preguntando por un antibiótico que hay
que comprar, el camión del bagazo que busca el acceso a la finca, el novillero
que iba a tentar para anunciar que se cae del cartel por imperativo médico,
otra vez el mayoral a decir que el camión ha llegado.
El coche es nuevo pero está currado “cien mil
kilómetros al año, muchas idas y vueltas a la finca, viajes a Huelva, Aracena a
la OCA un par de veces por semana, cuando lidiamos, Granada, Mallorca,
Villanueva del Arzobispo…” muchas horas al volante, suena Jagger en el compact,
la combinación de coche y teléfono (con manos libres pos supuesto) me es
imprescindible, momentos para pensar, una hora escasa de no dejar de trabajar.
Da tiempo a cambiar impresiones con el veedor de una casa grande, cerrar un
asunto de saneamientos con el
veterinario, hablar con el dentista para concertar cita, repostar combustible
pidiendo factura y pasar por la
proveedora a encargar unos postes para arreglar un alambrada.
12.15 PmLlegada a la dehesa “A quien se le ocurre tener un negocio a la intemperie”
A ver que me encuentro hoy. Mi abuelo decía
que hay que estar loco para tener un negocio al aire libre. Dos días fuera y
desde que entra por el camino el ganadero está pendiente de un saco al píe de
cuneta, de un buitre que planea avizor, de una cancela que ve abierta. En el
primer cercado, mayoral y vaquero meten en los corrales la piara de eralas. Dos
hombres son la fuerza laboral de la explotación, echar de comer, repasar los
toros, reparar los portillos, sanear, poner
y quitar fundas, mantener los carriles, poner crotales, mover el ganado
en busca de las cercas apropiadas, “y lo que se presente” son sus labores. Se
dan novedades, más bien se refrescan por que el teléfono ya ha anunciado lo más
grueso.
Sin solución de continuidad “¿Cuales vamos a
tentar?” “Tres hijas de 10 y la que queda del 7” dice en lenguaje para iniciados
el mayoral. El ganadero corralea con su gente el ganado sin haber pasado por el
cortijo, con ropa de entrelugares, campo-ciudad. Se pasa por el despacho y se
enciende el ordenador que se va por defecto al programa de gestión de la
ganadería “Melpi”, se buscan las vacas, se cotejan los datos. La 16 va
funcionar, mira las notas de la madre, este semental liga de miedo con esa
familia, se pasan datos a mano a la libreta de tentaderos” El teléfono no para,
un mensaje del nutricionista advierte del manejo de la nueva alimentación de kilos de bagazo por
kilos en vivo del animal, de composición….·
13.30 Pm Repaso al ganado. “por este momento es por el que soy ganadero”
Cambia la cara del ganadero, ahora no se coge
el celular, se relaja el gesto, se explaya con el mudo contador de cosas.
Cambio de coche, la espalda pasa factura y se evita el caballo, un viejo
todoterreno es el nuevo vehículo que nos lleva a la cerca más alejada del
cortijo. Ufano exclama ante los toros del guarismo: ”la camada rematada y en el mes de
Diciembre, mi dinero me cuesta pero es mi placer, el ganado gordo, me lo han
visto para Madrid, mira que cara, este año tengo una camada con dos corridas de
plaza de primera y el resto de segunda, vender para plazas de tercera es criar
toros a perdidas. No puede ser, en dos años se reducirá el número de ganaderías
de forma drástica, se van a quitar muchos, espero no ser de ellos”. En el
momento del máximo placer, de sentirse ganadero pleno se tuerce el gesto de
Gerardo Ortega, un hábito demasiado frecuente para los criadores de bravo,
siempre espinas en las rosas “mira ese toro está mas vareado, parece que tiene
un absceso en la boca ¿ves el bulto?” Llamada al mayoral que esa mañana no ha
percibido nada. Disgusto, llamada al veterinario, cita para mañana a primera
hora.
Vamos a ver los añojos del herradero, son el
futuro, los quiero con cara, que tengan cuajo, mi futuro está en las plazas
importantes, hemos herrado con un hierro más chico a los que so menos, aquí
todo se hace con sentido, de manera artesana. Mañana hay que echar un alambre
sobre esa pared de piedra. Esa cerca la tengo reservada, esa hierba que tu ves
chaparra es alimenticia al máximo, en estas cincuenta hectáreas me aguantan los
sesenta machos sin ayuda de pienso hasta la primavera, esa es mi salvación, una
otoñada de libro, en dos días han caído otros 40 litros mansamente”.
15.15 Pm Comida en Santa Olalla “como los viajantes, en la barra para no perder tiempo”
Comida en la barra del Bar Andalucía, rápida,
habitual, solitaria, ibérica “no como en el cortijo por que estoy solo y pierdo
menos tiempo, ahora los días son muy cortos, hay que aprovechar” memorias de los 80, la peor época de los
ganaderos de bravo, una corrida de plaza de primera valía 800.000 pesetas, tres
años de sequia, muy pocos festejos. La mente en sus dos hijos, tienen que
estudiar, “yo les voy a dejar el patrimonio, pero tienen que tener un modo de
vida ajeno, que no estén a expensas del campo”. Llega el periodista que hoy va
a grabar el tentadero para un medio digital. El matador Esaú Fernández está
llegando, seis aficionados esperan a las puertas del cortijo. Café expreso y a tentar,
16.00 PmTentadero de cuatro hembras “Sólo selecciono un máximo de 8 vacas por año, son las que marcan el
devenir de la ganadería”
Libreta en ristre, el vaquero se ha ido a las
cuatro, el mayoral pica, el ganadero dirige el cotarro y ayudado de su invitado
corralean, las instalaciones operativas facilitan el trabajo. Cuatro vacas, la
primera con volumen seria, con trasmisión y fuerte en brava, la segunda dulce
pero no cumple al entender exigente del ganadero, la tercera de una calidad y
fijeza en caballo raras veces vistas, durando mucho, embistiendo con todo y
pidiendo carnet de buen torero. La cuarta complicada, encastada y dura. Se
siente ganadero nuestro protagonista, pendiente de todo, apuntando, sabiendo
que tiene el ganado que quiere, con motor, con fuerza, con posibilidades pero
con verdad, es la forma de atraer a la gente a la grada, con toros encastados y
bravos.
Cada vaca ha estado más de treinta minutos en
la plaza, los aficionados salen uno o dos en cada vaca tras el matador. Esaú es
un torero largo que sabe como tentar en esta casa. El cámara graba en silencio,
sólo tres personas en el palco
Se acaba el tentadero, por los muros de los
corrales se desplaza la atardecida “Sólo voy a aprobar la tercera, no apruebo
más de ocho vacas por temporada, en las hembras está el tenor de la ganadería,
si me equivoco en un semental, las hembras me guardan el tono de lo que busco,
la vaca es de muy buena nota pero el semental no me había dado confianza, es
nuevo y tiene que desmostar que me da lo
que pido. Una vaca con emoción, si los ganaderos no damos emoción al ganado bravo,
acabaremos echando a la gente de la plaza”
Entre dos luces acaba la labor, y entonces
llega la noticia más desagradable del día, al ir a dar puerta al campo a las
eralas tentadas, la vaca número 10, la que ha pasado la criba, la tercera de la
tarde, aparece muerta en los corrales. No se le ha dado de beber, se la ha
cuidado en el caballo. Pero la larga faena, su entrega, su duración, las series
últimas de tres aficionados, la misma bravura que la había salvado, y la
puñetera Ley de Murphy le han debido provocar una congestión, El ganadero, se
hunde, se muestra vulnerable, juraría que se le saltan las lágrimas, reniega
del mundo, se lo comen los demonios “¡¡es la vaca de la tarde, la que me ha
alegrado el día y se me muere. La
desertora, la que no sirve, se cae de un campanario y sale tan pancha, y este
pedazo de vaca que me ha emocionado ahí muerta, que dureza!!” La empatía nos
hace pasar de callado testigo a activo militante de la tristeza atemporal del
hombre de campo.
No hay cuerpo para un café de cortesía. El
pesimismo impera en la despedida al torero y a su gente, gracias mutuas. Es de
noche cerrada. Se pelean los utreros que mugen mientras se retorna al cortijo,
se ayuda al mayoral a quitar el peto, se distribuye la labor del día siguiente,
se cambian impresiones del tentadero…
19.30 Pm Se informatiza el tentadero.” Hay impresiones subjetivas, detalles que pueden ser fundamentales y
que se reflejan en caliente”
Tiene que ser ahora, en caliente, para no
perder ni un matiz, antes cuelga un twitter mientras se inicia el portátil, “Hoy hemos tentado con @EsauFernandez ,buententadero,la mejor se me ha muerto reventada!!vaya
puto año que llevo!! una hora y media de ordenador, se
detalla el comportamiento de cada becerra, se coteja cada momento con lo que
hizo su madre, con sus hermanas, sus
tías, la abuela, con el semental….. El
teléfono suena, un novillero que pide vacas, uno del pueblo que pide trabajo…
21.30 Pm“llevo una vida de monje”
El
ganadero, músico aficionado, cena casi al relance, ligera y de soltero, apenas
un piscolabis acompañado de música de calidad, no enciende la chimenea,
prefiere el impersonal calor eléctrico. Se sienta por fin, el ordenador sobre
las piernas, habla largo con su casa, ejerce de telepadre de familia. se bichea
en los portales taurinos, se tuitea con indolencia, suena el teléfono de nuevo,
una peña lo requiere para una conferencia… Son más de las once de la noche.
00.30 Am Manda el sueño, “Y
mañana, más de lo mismo”
No es optimista respecto al futuro este hombre
del toro que duerme solo dos o tres días por semana. Piensa en que esta fiesta,
esta profesión, hay que dignificarla. Huye de la soledad impuesta que no quiere
imponer a su familia, su orgullo de ganadero se ve martilleado constantemente
por la realidad más áspera. Le puede en el alma la imagen de señorito, el
tópico del toro comercial, del toro de Domecq (yo lo tengo vía Juanpedro abuelo
y es un orgullo), evita el taurineo, pone twitter al servicio de su persona no
de su ganadería
Sabe con emoción que tiene el toro, de una
ganadería hecha de forma artesana, donde se conoce cada reata, cada semental,
cada encina. Despotrica contra un sistema que no da entrada al que no está,
sueña con toros encastados, que emocionen al espectador, humillados y que duren
lo que dura una faena intensa.
Soñaba ser ganadero de éxito, lo es por que
tiene una ganadería que embiste, pero duerme entre el pesimismo del hombre
consciente y el optimismo del hombre que vive
cumpliendo un sueño.
El que ha contado esto, cualquiera, debería
pensar mucho antes de escribir una sílaba sobre un toro tras compartir un solo
día con una GANADERO DE BRAVO
Enhorabuena de corazón por el artículo.
ResponderEliminarY completamente de acuerdo, mas de uno debería de reflexionar antes de escupir bazofia contra los ganaderos de bravo, contra los que se visten de luces y contra los que se juegan su dinero en una plaza... Hay mucho esfuerzo sacrificio y dedicación que no se ve, que no se enseña.
Gracias por mostrar, la otra cara de la moneda.