El Niño del Tercio y El Calañés, orejeados hacer 49
años
Vicente
Parra Roldán
En la jornada de hoy, 5 de mayo, hace cuarenta y nueve
años, es decir en 1.963, se celebró en la plaza de toros de Huelva otra
novillada de promoción con la presencia de jóvenes que buscaban abrirse camino
en el toreo y a los que la empresa que regía por entonces el coso choquero les
daba la oportunidad de mostrar sus facultades para tan difícil recorrido, por
lo que, en muchas ocasiones, esta “oportunidad” era un auténtico exámen para
sus protagonistas, y algunos de ellos, tras haber comprobado la dureza del
toreo, decidían buscar nuevas perspectivas para sus vidas.
En esta ocasión se lidiaron dos novillos, uno de ellos
para rejones, del hierro de Concepción Candaú y que salieron en los primeros
lugares así como cuatro de José González. Estos últimos demostraron tener
casta, temperamento, bravura y nobleza, en suma novillos ideales para triunfar
con ellos si hubieran caído en manos más expertas porque fueron esas reses las
soñadas por cualquier torero para realizar la faena de su vida. Sin embargo,
sus lidiadores carecieron de las mínimas cualidades para poder lucirse con
ellos y perdieron una gran ocasión para haber seguido pensando en continuar la
aventura.
Abrió plaza el rejoneador Manuel Baena que tuvo que
porfiar ante el reservón ejemplar que le cupo en suerte. Tuvo sus mejores
momentos en el tercio de banderillas después de haber lucido al encelar al
animal. Dejó un rejón algo caído aunque produjo una muerte rápida, que propició
que los tendidos solicitaran un trofeo que el caballero paseó por el ruedo.
Otro
trofeo conquistó Diego Ortiz “El Niño del Tercio” que demostró poseer más
conocimientos que sus compañeros de cartel, luciéndose en el toreo al natural
exponiendo mucho y en una serie rodillas en tierra. Tuvo la fortuna de matar
con rapidez y, de ahí, que lograra la oreja.
En
quinto lugar intervino Juan Luis Llanes “El Calañés” quien hizo olvidar al
público el mal rato pasado con sus compañeros de cartel al lancear con garbo y
mostrar mucho valor hasta el punto de olvidarse de la voltereta sufrida y
seguir en su buen quehacer que le valió una oreja.
Las
actuaciones de Morenito de Huelva, un onubense afincado en Barcelona, Pepe
Hernández y Manuel Dorado, de la localidad sevillana de Cantillana, no merecen
comentario alguno porque se mostraron muy verdes en todos los aspectos así como
escasos de afición, por lo que esta actuación en la plaza onubense puede
decirse que fue la última de sus respectivas carreras taurinas.
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