José Tomás es un torero singular, capaz de estar cada tarde que torea, no ya a la altura de la sangre, sino a la de los sueños. Su capacidad de aguante ante el peligro, la superación del instinto de conservación, hace que parezca que torea con el cuerpo de otro, con la vida de otro, con el dolor de otro. Su ética torera subvierte todos los valores de esta sociedad hedonista, consumista y huera: en un mundo de apariencias, José Tomás se erige en la verdad desnuda; en la época del “todo vale”, José Tomás convierte cada actuación en una cabal lección de honestidad; en un mundo donde “todo tiene su precio”, José Tomás es capaz de anteponer el honor a la vida, y desprecia esa moral negociable, tan en boga, que consiente en convertir sus principios en moneda de cambio. José Tomás posee, además, un corazón generoso, solidario, al lado siempre de los necesitados. El pasado jueves, 10 de mayo, recogía la sexta edición del Premio Paquiro otorgado por protagonizar el acto más relevante de la pasada temporada al reaparecer en Valencia de la tremenda cornada sufrida quince meses antes en Aguascalientes (México). Durante el acto pronunció el discurso que a continuación reproducimos íntegro y cuya lectura recomendamos a todos los lectores, independientemente de que sean antitaurinos o no.
(Santi Ortiz)
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