Esta afición nuestra, sumada a la paciencia(¿?) de nuestra familia, las ganas de movernos, el placer del campo y el que siempre haya alguién dispuesto a invitarnos, nos permiten en estos días acercarnos al campo bravo más alejado de nuestros fueros. El pasado miércoles estuvimos en Los Quintos, la muy ganadera finca de Llerena donde pastan las vacas de Borja Domecq con ocasión de un tentadero.
Los protagonistas, después de las eralas que se juegan la vida, dos hombres con mucho camino por delante y poco por detrás, uno mucho más avezado y puesto como el novillero local Tomás Ángulo, triunfador de las novilladas de promoción de la Maestranza y un firme valor del últimamente prolijo vivero extremeño, por detrás Emilio Silvera, hijo del matador onubense homónimo y alumno de Luis de Pauloba en la escuela taurina de Sevilla.
A las cuatro de la tarde de un soleado día de invierno estrechamos la mano de Borja Domecq, junto a él su hija Fatima y su nieto que viene encastado en Molina por parte de su padre Rafael, representante del hierro familiar de Javier Molina.
Invitado por la familia, Antonio Muñoz, padre del matador de toros del mismo nombre, ganadero de Zafra con muchas vacas, que lidia a nombre de Cayetano Nuñoz, gente de bien, seria, ha vivido mejores momentos en su devenir ganadero que piensa recuperar ayudado por la punta de ganado de Guateles, Gil Silgado, antes Litri, que ha mercado no hace mucho. Suerte y tiempo y a disfrutar en el camino.
La primera alegría de la tarde nos la da el ganadero segedano que nos demuestra que lee cada día este ambitotoros y nos tiene en sus favoritos de internet, nos esponjamos y nos honra que gente de su importancia nos de credibilidad.
Ver un tentadero al lado de Borja Domecq es estar al lado de cien años de sabiduria, de formas y de maneras, el ganadero jerezano afincado en Mérida, tiene vivos los recuerdos de su padre en la vieja plaza de tientas de aquella Jandilla de la Laguna Janda, las vivencias de Juan Pedro Domecq Diez, el tío Perico y de sus hermanos Juan Pedro, estuvimos juntos en su entierro, Fernando...
Suponemos lo certero, lo sencillo de los
comentarios de aquel Juan Pedro Domecq y Diez, su forma de entender el toro heredada a su vez de su padre, el precursor de una forma nueva de entender este noble arte de criar toros bravos, seleccionarlos y lidiarlos, todo esto lo lleva en su alma Borja Domecq.
Junto a el su hija y su nieto, en esa forma tierna que sólo puede tener una madre de enseñar un arte sin que apenas lo perciba nadie.
La tarde no fue buena para el ganadero, un vaca buena de seis vistas, una mulata, con pinta de vacona, cara de Madrid y buena reata en los cuadernos, celo en el caballo, son en la muleta y un poco bruta, otra que medio se salvó por la clase que atesoraba. Buenas maneras del novillero llerenense Tomás Angulo, buena actitud del choquero Emilio Silvera.
Unas notas:
- Que sencilla es la gente grande, las labores de campo que simples son en las casas egregias del campo bravo.
- Que importante es que se sepa que la verdadera razón de tentar no es entrenar, sino probar la bravura de las vacas, enseñarlas al ganadero y luego si, entrenar, coger sitio, intentar cosas, pero eso luego, como los dos chavales hicieron en Los Quintos, alguna figura debería pensar en esto antes de chascar los labios y decir "por mi vista".
- Que importante que además de las tapias, su sitio natural, los nuevos valores tengan un poco de cariño de los hierros señeros.
- Cuanto se puede aprender en una tarde al lado de quien sabe tanto como estos dos ganaderos.
- Cuanto tiene uno que pensar lo que va escribir de estos hierros grandes, tan fáciles de atacar por quien no es nadie, como el que firma, (ya saben que la calidad de nuestros enemigos parece que nos otorga prestancia). Cuanto esfuerzo detrás de cada toro, cuantas reatas, cuantas notas, cuanto cuidado, cuanta alquimia... y luego llega el toro y lo descompone y más tarde un gracioso con un teclado delante y va y lo casca.
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