Yo nunca quise ser torero, es una miseria más de mi alma triste. Podría haber querido ser torero para sentir el paso de la vida a riesgo de muerte por mis caderas, podría haber soñado un traje de luces para morir en el intento de parar el movimiento bravo de un burel, podría haber soñado hacerme rico de grana y oro, pero si algo hubiera decidido a mis muñecas cobardes a ser matador de toros no habría mejor arma de convicción que un alma femenina me arrullará en las noches de miedos y soledades íntimas con estas oraciones en forma de letanías con que Berrendita canta al de la Puebla tras su tarde mágica de Bilbao:
"...el rosario encadenado de misterios discurriendo por tu mano diestra, el tiempo danzando en tus muñecas, tan leve; la letanía final atronando en la muleta, dos naturales inmensos donde se venció el mundo por el costado izquierdo en los pitones acaramelados, en el pelo colorao donde leo tus versículos. Dos pañuelos, dos palomas. Gratia plena. Y te canto, y te rezo..."
Aquí podéis sentir como canta Berrendita en su blog la faena de Morante en Bilbao
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