El quinto novillo lo arrolló de fea manera propinándole una brutal voltereta de la que salió ileso sin mayores consecuencias, exceptuando el gran golpe recibido. En la faena de muleta poco pudo hacer más que pegarse un arrimón, demostrando de esta manera que tiene valor y gallardía.
Thomas Duffau, novillero francés de gran proyección, se compuso mucho y bien, aunque quizás fue un poco pesado en su actuación por dar demasiados pases sin posibilidad de llegar a algo. Estuvo bien con el capote a la verónica y con un ajustado quite por chicuelinas. Brindó al maestro Manolo Cortés agradeciéndole que le enseñara a vivir la vida más bonita que podía haber soñado nunca, desde que siendo un niño, lo descubriera en los festivales organizados por el maestro anualmente en Villanueva de Marsan. tuvo solo un par de tandas por el pitón derecho y remató de estocada, recibiendo una cariñosa ovación por parte del público.
En el cuarto de la tarde el francés estuvo voluntarioso pero sin opción a nada más. El novillo pronto se fue a tablas, y aún así demostró tener mucha voluntad aunque volvió a pecar por preocuparse en exceso de componer la figura.
El sevillano Javier Jiménez no tuvo opción alguna con su lote, aunque sí se esforzó en la faena sin tener mayor relevancia de la que realmente tuvo. El pupilo de Espartaco estuvo muy voluntarioso y demostró oficio aunque a veces estuvo fuera de cacho. Elaboró faenas sin profundiad alguna y lo que más que pudo hacer fue justificarse. En el tercero fue ovacionado teniendo en cuenta su esfuerzo y en el sexto no tuvo realmente opción a nada.
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