Ha bajado la fiebre, ahora sólo décimas, no tiene hemorragias, no necesita transfusiones, me cuentan que su sobrino, hombre del toro, Paco Ortega da todas las explicaciones. El torero, hecho en las duras de Madrid, abre los ojos y reconoce a su gente.
Mientras los perros de las cloacas se remozan en la mierda, me niego a comentarlos si no es para denigrarlos
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