Pepe Moral fue a Madrid, de rosa palo y oro, como se va al triunfo o como se va a la muerte. Con un plan de valentía, preparación y sabiendo que esta es la ínica corrida de su futuro si él mismo no lo remedia. Salió con ganas de triunfar y dispuesto a pagar el tributo de sangre, riesgo y temor necesario.
Luego salieron seis condesos extremeños criados por Guillermo Oleas.destartalados, feos de hechuras, imposible que embistieran, manseando y sin fuerzas. Al sexto le dio fiesta a base de valor, tras recibir al burel de rodillas con la capa y quitar con verdad y gusto, Moral le sacó importantes series por ambos pitones entre tarascadas, miradas asesinas y arreones de genio. Contra mansedumbre, firmeza, contra pereza al embestir sitio de torero grande, frente al cabeceo, temple. Un lío, luego el mal uso de la espada dejo todo en una petición minoritaria y en una vuelta al ruedo de las de verdad que se debe traducir en una vuelta al patio de cuadrillas del de los Palacios.
Antes, en el de la confirmación, un toro rajado, con la cara por allí, tobillero y exigente que no permitía lucimiento ni jugarse la vida, estuvo digno aunque mató mal.
El resto, toros complicados y toreros sin argumentos
Plaza de LAS VENTAS UN TERCIO MÁS LOS TURISTAS, seis toros del Conde de la Corte
Luis Miguel Encabo pitos y silencio. Rafael de Julia silencio y silencio Pepe Moral que confirmaba alternativa ovación y vuelta al ruedo
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