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lunes, 14 de febrero de 2011
José Jiménez Quintero, la bohemia del constructor de cuadros
El pintor taurino expone su realismo natural desde el pasado lunes en la Fundación Caja Rural del Sur
El pintor onubense busca el alma de la realidad a través del realismo sensible de los pinceles, en la muestra de una treintena de obras que van del bodegón al retrato pasando por el paisaje.
José Jiménez Quintero, nacido en la Huelva, más luminosa de lo recordado, de los cuarenta, tomó los pinceles desde muy niño en ese barrio obrero de mineros, ya de paso, y colores puros de naturaleza viva. Tras abandonar su intención de ganarse la vida con el balón, jugó con Maguregui en el recre, sus estudios y sus años de trabajo como aparejador conformaron de líneas rectas su idea de construir realidades desde la mera ensoñación de un proyecto nacido de su alma inquieta de creador. Un premio nacional de pintura en el 86, recibido de manos del viejo profesor Tierno Galván, una vida en Madrid, bazar y meca de todas las artes, pero sobre todo una última y angustiosa llamada interior a gritos le hicieron cambiar la recta por la curva, pasar la hoja de la vida, echar al aire la moneda y acostarse con la incertidumbre del que no está satisfecho, renunciar al seguro burguesismo del profesional para levantarse con la duda bohemia del artista artesano.
Este admirador de Caravaggio y del culmen de Velázquez, vividor al estilo Gauguin, nos recibe en su estudio de la Isla Chica rodeado de lienzos que lo arropan con llantos antes de salir el lunes hacia la sala de exposiciones de la Caja Rural del Sur de la calle Botica de Huelva y dejar en el creador el síndrome necesario pero doloroso del nido vacío. Oleos de tamaño grande en su mayoría, donde se puede contemplar la perfección del bodegón de composición metódica y logrados colores naturales, la marina de las playas de la infantil Huelva eterna, el Cruce, La Bota…, el retrato del huésped del otro lado de la cordura, del otro lado de la calle, del otro lado de la tenue línea que la sociedad ha decidido considerar estereotipado.
¿Pintar es una necesidad vital para José Jiménez Quintero?
Apremiante, necesito la textura del óleo, el olor de la pintura, la sensación de que estoy creando algo nuevo a partir de la realidad. Renuncie a todo para poder ser pintor a tiempo total y pecho descubierto. Llevo adelante tres o cuatro obras.
Del bodegón al retrato ¿No hay mucha distancia?
Todo es labor de pintor, de artesano. Todo me satisface, con matices, el retrato por encargo es muy complicado, del bodegón intento captar la esencia de las cosas sin exceder del realismo. No podría pintar un retrato de un muerto, de alguien a quien no hubiera conocido, del mismo modo no podría coger los pinceles para plasmar un paisaje que no hubiera paseado, que no hubiera respirado.
¿El fuera del sistema da mucho juego a la pintura?
Es muy agradecido, su gesto denota que es gente que ha vivido, que ha sufrido. Me preocupa mucho la dignidad, todas estas personas tienen un sentido de su propia situación muy claro, desde ese propia mirada de respeto parto en mi acercamiento a ellos. Tengo tres colecciones propias de modelos que admiro mucho, este grupo de indigentes, con los que pretendo culminar una Sagrada Cena que ha encontrado alguna dificultad, los toreros, por los que siento admiración especial y los flamencos, no le pido tanto que posen como que me dejen estar a su lado, captar su esencia, un gesto definitorio.
¿El arte moderno, a partir del surrealismo, es una estafa?
Hay de todo, primero hay que saber dibujar, dominar la técnica. Luego la creación es subjetividad, sensaciones, belleza, emociones.
¿Se puede crear una obra de arte en dos minutos?
En el concepto si, en el desarrollo no, hace falta la labor de andamiaje, el detalle, trasladar al soporte una idea, tarea de artesano.
Hoy pinta todo el mundo ¿Eso es bueno?
Perfecto, sabiendo cada cual su límite, no adquiriendo viejos vicios de otros que pretenden enseñar, no queriendo ser Van Gogh a la segunda pincelada. Hay quien pinta para relajarse, a mi la pintura no me relaja, me excita, me transforma, me puede y me domina la sensación de crear
Has pintado muchos toreros, pero con Miguel Báez Spinola te has empleado a fondo
El mundo del toro me apasiona, su color, su verdad, su historia ofrece muchos momentos pictóricos intensos, su gente me dice mucho, los observo con mi cámara por los callejones y capto momentos de expresividad y certeza únicos. Lo de Miguel es especial, es un hombre serio, derecho, buen amigo, buena persona, respetado por todos y al que le tengo un cariño especial.
¿Y la inspiración?
Un cuento, lo que hay que tener es creatividad, capacidad de inventar sin mentir, ver lo que otro no capta y luego mucha técnica, muchos bocetos, mucha tela desperdiciada.
¿Quién compra los cuadros de José Jiménez?
Personas que quieren tener en su casa un trozo de mi tiempo, de mi capacidad y de mi creatividad. En Huelva, en Madrid, en toda España, fuera, en Melbourne hay obras mías. Toreros, instituciones, amantes del arte, alguien que de repente se emociona ante un lienzo, me han comprado cuadros.
¿Y los marchantes de arte?
A veces son necesarios, como las galerías.. Habrá de todo, pero a mi me gusta la relación directa, el contacto con quien se interesa por mi obra
¿Qué se encontrará quien acuda a tu exposición de la Caja Rural?
Bueno, una serie de obras en las que, tras más de seis décadas de trayectoria, intento hacer las cosas con mimo, bien, aportando una visión personal de la realidad, lejos de ismos y adjetivos rimbombantes.
Sensacional pintor, muy original en lo taurino.Expuso una vez en Moguer y sus obras eran buenisimas
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