Acogía ayer la Monumental de Barcelona el primer «espectáculo sin sangre» tras la prohibición de los toros en Cataluña. La hipocresía política permitía en este caso el acceso a los menores. Y hete ahí que ocurrió uno de los percances más graves de la temporada. El recortador Ismael Cárdenas Cervera, de Tortosa, sufrió «una cornada en la nalga izquierda con grandes destrozos en los glúteos, con trayectoria de treinta y cinco centímetros que alcanza la pared del recto sin perforarla y contusiona la uretra membranosa sin herirla; otra trayectoria de seis centímetros superficial», según el parte firmado por el cirujano del coso, Enrique Sierra.
La cogida sucedió mientras Cárdenas recortaba de rodillas al segundo toro, un ejemplar de la ganadería de Virgen María, en puntas. Lo vieron mayores y niños, los mismos que por la sinrazón política no pueden ir a las corridas. En el espectáculo «incruento» se derramó sangre de verdad de un chaval que se jugó la vida a cuerpo limpio.
Lo cuenta ABC
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