PEDRO QUINTERO. LA SOMBRA DEL TOREO ONUBENSE.
Protagonizó hace cincuenta años El litri y su sombra.
Se tiro de espontáneo a la plaza de toros de Huelva
La plaza de talanqueras de Gibraleon era un clamor, un espontáneo salta a torear el toro que El Gallero intentaba lidiar. El Gallero es un matador de toros de pueblo todo un grado en aquellos últimos 50, el aficionado que salta es el Litri y toda la escena proviene de la imaginación de Agustín de Foxa y bajo la dirección de Rafael Gil. toma forma de ficción cinematográfica.
La película se llamó “el Litri y su sombra” y supuso una verdadera revolución en el cine de la época y un auténtico espaldarazo al que ya era figura del torero y se consolidó como torero mediático. Viéndola hoy aún llama la atención por su modernidad en diversos aspectos técnicos e incluso de guión, en época de carestías de ingeniería y temible censura los meritos del film, que se decía entonces, multiplican.
Fue un terremoto en Huelva, cámaras, regidores, extras, toros, cómicos de relumbrón: Ismael Merlo, Katia Loritz, Pilar Cansino, Manuel Morán, José Isbert, Licia Calderón, Rafael Bardem, Rosina Mendia, el actor y torero de dinastía Morenito de Talavera, por supuesto Miguel Baez Spuny, una locura. El éxito de crítica y público refrendo una de las mejores películas sobre toros jamás realizada. Los escenarios fueron la parte vieja de Huelva,barrio de san Sebastián, Ayamonte, Gibraleon, la finca de Cuadri.
Acabada la proyección en el Teatro Mora, el cine Rábida o el Apolo el público onubense no abandona con ojos entrecerrados buscan entre los títulos de crédito el nombre de un paisano, Pedro Quintero, al que en la película le apodan como “Gallero”, apodo que le acompañará el resto de su vida torera.
Nacido en el muy torero barrio de San Sebastián, junto a la taberna del Salao, calle Jesús de la Pasión, su infancia no la recuerda mas que detrás de aquel Litri, la muerte de Manolete en Linares, los cohetes cada vez que Miguel cortaba orejas en cualquier plaza de España, el juego del toro, la taberna del Presa con las peleas de gallos de donde le viene el sobrenombre, fiestas con Antonio Ordoñez, El Beni de Cádiz …, la tragedia de Carbonell en la plaza, la locura de los toros que le lleva a saltar como espontáneo en la plaza de toros de Huelva en el año 1955 ante un toro de Gerardo Ortega Cincuenta pesetas de las de entonces le costo debutar en Huelva en forma de multa de gobernación.
Entonces los medios de comunicación eran las tabernas y los corrillos de aficionados donde un taurino oía hablar de un chavalito que apuntaba maneras, averiguaba e inquiría y lo ponía el domingo siguiente en Santa Eulalia, así sin más, sin esta globalización que corroe atenaza y encorseta el mundo del toro, si el chaval cumple en la primera ya es novillero y empieza una carrera con otras decenas de chavales, Batalla, Puga, Pepe Gallardo, Silvera, Joselito, Perez Recio…., Que ya sea torero quiere decir que alguien habla con el ganadero y puede ir al campo a tentar y se presenta en lo de Cuadri, en lo de Prieto de la Cal y aquel Pedro se forja con torero de concepto clásico, del corte rondeño de Ordoñez, se placea y toma cierta fuerza, su aparición en la película le lanza al estrellato de la provincia, y es reclamado en capeas y novilladas por la provincia. Su ilusión sólo es comparable a su afición y su sueño de ser torero grande es el motor de su vida.
Y entonces … el terrible parón tan temido por los toreros, en este caso propiciado por el servicio de armas, para mala suerte además en la muy poco taurina ciudad de de Sidi Ifni, “dos años de “mili” de estar apartado de mi gente de mi Huelva y de la fiesta, lo que más amaba y amo en el mundo”, al volver le pedí al “litri” y que me echara una mano y de su puño y letra me escribió una carta de recomendación y me fui al campo charro, a lo de Juan Mari Pérez Tabernero, a entrenar en la puerta de la Glorieta pasando más frió que un perro chico, entrenado con “el Pireo”, o ”el Bala” toreando en Guijuelo o en Alba de Tormes aquellos novillos tan grandes que daban miedo. Vuelve para torear en Huelva una novillada por el Corpus del 64 con Perico y el Calañes, torea en Moguer con Isaias Gonzalez y El Palermo por la feria del 66 y su afición ya languidece.
El dilema, la decisión, terrenalidad contra locura, sueño contra realidad Es la Huelva del polo de desarrollo, tiene dos festejos en Barcelona que le ha buscado Jesús Abril y los americanos le reclaman para la refinería, ganando buen dinero y con perspectivas de futuro. Dudas miedos y al final le puede la cabeza al corazón; se queda en Huelva, se va con los Yanquis gracias al carné de conducir.
No se arrepiente, cuarenta años después nadie puede arrepentirse, pero la nostalgia inunda su alma cuando habla de los ayudados por alto con que iniciaba sus faenas o la trincherilla con que cerraba su serie delante del burel. Nunca se aparto del toro, aficionado cabal, comentarista esporádico, asiduo en los medios de comunicación y siempre en las entrañas de la Huelva taurina
Este es Pedro Quintero “Gallero”, un hombre del toro, un hombre de Huelva pero fundamentalmente, un hombre bueno.
Protagonizó hace cincuenta años El litri y su sombra.
Se tiro de espontáneo a la plaza de toros de Huelva
La plaza de talanqueras de Gibraleon era un clamor, un espontáneo salta a torear el toro que El Gallero intentaba lidiar. El Gallero es un matador de toros de pueblo todo un grado en aquellos últimos 50, el aficionado que salta es el Litri y toda la escena proviene de la imaginación de Agustín de Foxa y bajo la dirección de Rafael Gil. toma forma de ficción cinematográfica.
La película se llamó “el Litri y su sombra” y supuso una verdadera revolución en el cine de la época y un auténtico espaldarazo al que ya era figura del torero y se consolidó como torero mediático. Viéndola hoy aún llama la atención por su modernidad en diversos aspectos técnicos e incluso de guión, en época de carestías de ingeniería y temible censura los meritos del film, que se decía entonces, multiplican.
Fue un terremoto en Huelva, cámaras, regidores, extras, toros, cómicos de relumbrón: Ismael Merlo, Katia Loritz, Pilar Cansino, Manuel Morán, José Isbert, Licia Calderón, Rafael Bardem, Rosina Mendia, el actor y torero de dinastía Morenito de Talavera, por supuesto Miguel Baez Spuny, una locura. El éxito de crítica y público refrendo una de las mejores películas sobre toros jamás realizada. Los escenarios fueron la parte vieja de Huelva,barrio de san Sebastián, Ayamonte, Gibraleon, la finca de Cuadri.
Acabada la proyección en el Teatro Mora, el cine Rábida o el Apolo el público onubense no abandona con ojos entrecerrados buscan entre los títulos de crédito el nombre de un paisano, Pedro Quintero, al que en la película le apodan como “Gallero”, apodo que le acompañará el resto de su vida torera.
Nacido en el muy torero barrio de San Sebastián, junto a la taberna del Salao, calle Jesús de la Pasión, su infancia no la recuerda mas que detrás de aquel Litri, la muerte de Manolete en Linares, los cohetes cada vez que Miguel cortaba orejas en cualquier plaza de España, el juego del toro, la taberna del Presa con las peleas de gallos de donde le viene el sobrenombre, fiestas con Antonio Ordoñez, El Beni de Cádiz …, la tragedia de Carbonell en la plaza, la locura de los toros que le lleva a saltar como espontáneo en la plaza de toros de Huelva en el año 1955 ante un toro de Gerardo Ortega Cincuenta pesetas de las de entonces le costo debutar en Huelva en forma de multa de gobernación.
Entonces los medios de comunicación eran las tabernas y los corrillos de aficionados donde un taurino oía hablar de un chavalito que apuntaba maneras, averiguaba e inquiría y lo ponía el domingo siguiente en Santa Eulalia, así sin más, sin esta globalización que corroe atenaza y encorseta el mundo del toro, si el chaval cumple en la primera ya es novillero y empieza una carrera con otras decenas de chavales, Batalla, Puga, Pepe Gallardo, Silvera, Joselito, Perez Recio…., Que ya sea torero quiere decir que alguien habla con el ganadero y puede ir al campo a tentar y se presenta en lo de Cuadri, en lo de Prieto de la Cal y aquel Pedro se forja con torero de concepto clásico, del corte rondeño de Ordoñez, se placea y toma cierta fuerza, su aparición en la película le lanza al estrellato de la provincia, y es reclamado en capeas y novilladas por la provincia. Su ilusión sólo es comparable a su afición y su sueño de ser torero grande es el motor de su vida.
Y entonces … el terrible parón tan temido por los toreros, en este caso propiciado por el servicio de armas, para mala suerte además en la muy poco taurina ciudad de de Sidi Ifni, “dos años de “mili” de estar apartado de mi gente de mi Huelva y de la fiesta, lo que más amaba y amo en el mundo”, al volver le pedí al “litri” y que me echara una mano y de su puño y letra me escribió una carta de recomendación y me fui al campo charro, a lo de Juan Mari Pérez Tabernero, a entrenar en la puerta de la Glorieta pasando más frió que un perro chico, entrenado con “el Pireo”, o ”el Bala” toreando en Guijuelo o en Alba de Tormes aquellos novillos tan grandes que daban miedo. Vuelve para torear en Huelva una novillada por el Corpus del 64 con Perico y el Calañes, torea en Moguer con Isaias Gonzalez y El Palermo por la feria del 66 y su afición ya languidece.
El dilema, la decisión, terrenalidad contra locura, sueño contra realidad Es la Huelva del polo de desarrollo, tiene dos festejos en Barcelona que le ha buscado Jesús Abril y los americanos le reclaman para la refinería, ganando buen dinero y con perspectivas de futuro. Dudas miedos y al final le puede la cabeza al corazón; se queda en Huelva, se va con los Yanquis gracias al carné de conducir.
No se arrepiente, cuarenta años después nadie puede arrepentirse, pero la nostalgia inunda su alma cuando habla de los ayudados por alto con que iniciaba sus faenas o la trincherilla con que cerraba su serie delante del burel. Nunca se aparto del toro, aficionado cabal, comentarista esporádico, asiduo en los medios de comunicación y siempre en las entrañas de la Huelva taurina
Este es Pedro Quintero “Gallero”, un hombre del toro, un hombre de Huelva pero fundamentalmente, un hombre bueno.
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