¿Es la nobleza algo propio de siglos pasados? ¿Cómo vive un aristócrata en pleno siglo XXI? ¿Viven tan bien como parece desde fuera? ¿Trabajan como el resto de los mortales? ¿Cuántos condes, duques, marqueses viven en Andalucía? Los reporteros de 75 minutos conviven con la nobleza andaluza en DE ALTA CUNA. “El título hoy en día solo sirve para una cosa: para pedir mesa en un restaurante”, dice el Conde de la Maza.
La Marquesa del Saltillo, El Conde la Maza, el Marqués de Albacerrada, El Marqués de la Blegua y Conde de Lebrija, el Marqués de Armunia, la Princesa Beatriz de Orleans, Sophie, la hija de la Princesa Maria Luisa de Prusia y el Marqués de Virrareal y Burriel, algunos de los aristócratas que este martes le cuentan a los andaluces si, como dice el dicho, se vive “como un marqués”.
En España existen apenas 2.800 títulos nobiliarios y llama la atención, y mucho, que todos están en manos de las mismas 2.000 personas. Los reporteros de 75 minutos visitan este martes las fincas y casas más lujosas donde viven nuestros nobles de apellido compuesto.
La Marquesa del Saltillo abre como cada mañana el balcón de su piso en el centro de Sevilla. La Giralda casi se puede tocar con las manos. Recibe a Rocío Vicente en una sala acogedora y llena de fotos. Con Rita Hayworth. De la Duquesa de Alba. “No conozco a una persona que le guste más regalar que a Cayetana”, explica mientras se toca un impresionante broche de esmeraldas. La Marquesa del Saltillo prefiere que la llamen Pepita y es amiga de la Duquesa desde que comenzó a poner de moda los bailes de Puesta de Largo en Sevilla.
Marbella celebra los primeros premios de la Asociación Española del Lujo y su invitada estrella es una Princesa. Beatriz de Orleans. “Acabo de llegar de París”, cuenta mientras se acomoda en un sofá a la entrada del Palacio de Congresos. Lectora de periódicos e informada de la realidad social, reconoce comprar El País y mezclarse con la gente “normal”. “Yo no voy diciendo que soy Princesa. Si me reconocen, bien, pero tampoco voy diciendo lo que soy”. Beatriz de Orleans reconoce que nobleza obliga y el título la hace mantener un estatus y un comportamiento ejemplar.
Hipólito prefiere que le llamen Poli. Y su mujer, Menchu. Hipólito García de Samaniego y Silieström es Marqués de Besora, Marqués de Albacerrada y Marqués de la Granja de Samaniego. Los títulos siempre pasan al primogénito de la familia y Poli es hijo único. “Por cada título tuve que pagar 4.000 y pico euros”, cuenta riendo desde su piso valorado en 75 millones de euros al reportero Luis Márquez que, reconoce, “yo venía un poco nervioso aquí porque nunca he tratado con marqueses”. “Sí, sí, yo me acabo de quitar la peluca”, continúa riendo Poli, un andaluz que asegura que el título es un orgullo y un privilegio pero realmente, poco más. Algo más prosaico es Leopoldo Sainz de la Maza Ybarra. O lo que es lo mismo, el Conde de la Maza. “El título hoy en día solo sirve para una cosa: pedir mesa en un restaurante”.
El Conde Rudi llegó a Marbella hace 50 años y se enamoró. Él y su primo Alfonso de Hohenloe abrieron el Marbella Club, un hotel con bungalows y apartamentos que aún hoy sigue siendo de lo más exclusivo de la ciudad. El Duque de Windsor se ha alojado aquí. Y Briggitte Bardot. Y Sofía Loren. Y todos los nombres que nos puedan venir a la cabeza. Su hija es Sophie. Es condesa, tiene 34 años y dirige desde hace siete una empresa de marketing en valencia. Sophie recuerda que llegó a “pelearse” con su título hasta que descubrió que también conllevaba cosas buenas. Dando un paseo por el jardín de su casa le cuenta a Beatriz Díaz su reciente enlace. “Soy muy celosa de mi intimidad y en mi boda solo hubo 120 invitados. Eso sí, duró tres días, parecía una boda gitana”, cuenta, después de que le de un ataque de risa. “Abrí el Hola y leí que Fran Rivera se casaba igual que yo en Ronda y el mismo día. Ronda se volvió loca. Así que retrasé mi boda unas semanas”.
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