María
Jesús Gualda, propietaria de este hierro de encaste Coquilla-Santa Coloma, pelea
con formas nuevas por una forma vieja de ser ganadera.
Estamos
en lo más profundo de ese mar de campo y tierra que es la provincia de Jaén,
donde no es oliva todo lo que reluce. En la sierra de Vilches, en tierras de
quercus que ancestralmente han sido cuna de ganado bravo, de un ganado bravo
rústico en el fenotipo, recio en el carácter y la más exigente bravura en los
genes. En “El Añadío” la familia Bueno cría bravura desde cinco generaciones,
con diversos encastes, para rematar en lo actual, lo de Coquilla(dulces como
rosquillas, picantes como guindillas), afinado con Santa Coloma vía Buendía con
algo de Chafik, llenan las agrestes dehesas del sabor eterno que emana de la
crianza del toro bravo a la forma vieja.
Contra
las dificultades: voluntad. No entiende la ganadera de miedos, ni de crisis, ni
de milongas de mal perdedor. Atendiendo a la llamada atávica y tribal del despotismo
taúrico, se empeñó en mantener la grandeza del legado de cinco generaciones, desde aquel José Bueno, bisabuelo
de María Jesús Gualda, depositaria del patrimonio de afición que impele a
cambiarlo todo para que lo sustantivo, el toro, permanezca.
No deja
con ese fin de inventar y ha optado por introducir en la asolerada finca el
turismo rural y taurino, con el lujo asiático requerido, pero con toros
durmiendo en las ventanas, con gintonics de hielo macizo, pero amaneceres en
Land Rover que ofrecen al turista la posibilidad de acrotalamientos con las
manos agarrotadas por el frío.
En esta
casa, que es una empresa en el más romántico sentido de la palabra, se podía
haber cerrado temporada haciendo balance en un despacho, se podía cerrar año
con cuatro íntimos, una nota de prensa y… a otra cosa. Pero entonces no sería
El Añadío. No se transmitiría ese optimismo lúcido que nace de
saberse en posesión de una verdad perdedora en la lucha por los sueños que
nacen de los abuelos.
El
pasado domingo en las más honda sierra del Santo reino se despachó la temporada
2013 antes cien personas y con la grandeza exuberante que se siente al ser
ganadero de bravo, el amor al toro de casta, centro de este universo que nos
subyuga, la hospitalidad sana de las gentes de campo. El sentido artístico de
la vida de las personas sensibles, quedó patente con la inauguración formal de
un conjunto escultórico sobre hierro obra del escultor iliturgitano Manuel
López y del herrero de Arjonilla, Fernando Bejarano, que quedaran en el
cortijo, como homenaje a la fiesta brava.
Inauguración
de la exposición, aperitivo, opípara comida, tentadero con los alumnos de la
escuela de Jaén comandados por Joselito Rus y el flamenco fin de fiesta
tuvieron el aroma de lo bravo más añejo y puro. Aprovechamos la ocasión y
cambiamos impresiones con la ganadera, orgullosa élla de serlo y orgullosos
nosotros de que su apasionada vehemencia honre nuestra trinchera
¿Ganadera
desde cuando y ganadera porque?.
Ganadera desde siempre, desde antes de nacer,
luego la vida, las particiones familiares, me hicieron apartarme un poco, para
acabar desde hace diez años siéndolo por decisión propia, por pasión, pura
afición y por un homenaje al sentir de mis mayores
Cuéntenos
de su ganadería.
Mantengo en torno a cien vacas, que en el
momento de máxima producción, son algo menos de cuatrocientas cabezas, a
hectárea por cabeza, que esta finca soporta sin apreturas, es el modelo de
tiempos de mis mayores. Santa Coloma, Coquilla de procedencia Julio Garrido.
Eché sementales de San Martín para subir la cara de la ganadería.
Su
prototipo de toro bravo
En las hechuras soy una enamorada del toro
en tipo Coquilla, un tesoro genético que entiendo que los que lo tenemos testamos
obligados a conservar, un toro bajo, enfibrado, vareado, para que se mueva.
Siempre tengo problemas con los veedores, quieren kilos y yo quiero movilidad,
son términos antagónicos. En su comportamiento busco el Santa Coloma, con casta,
aquí no se corren los toros, más allá de que sigo el sistema de mis abuelos,
poniendo la comida lejos del agua, y el agua lejos de la comida para que el
toro se mueva a su ritmo, los cercados de remate de El Añadio son muy abruptos,
con unos pastos naturales muy nutritivos. Eso es lo que quiero, un toro
exigente con casta, que se mueva, que la quiera coger por abajo, y que sólo se
entregué cuando se le hacen las cosas bien
El campo te da mucho, el toro te ofrece
algo nuevo cada día. Íntimamente si, merece todos los esfuerzos. Una mañana de
paridera, un tentadero bueno, un novillo en una plaza que te llena… así claro
que compensa. En el aspecto económico, nunca obtendrás el retorno al que aspira
una empresa que no tuviera esta carga de emotividad y de afición, en mi caso es
pasión que se alimenta con el día a día.
Es
complicado criar toros que las figuras no quieren matar y que tampoco tienen la
presencia que exige el mercado de las corridas duras.
Se dónde estoy, cual es mi mercado, nadie
defrauda mis expectativas. Creo que no estoy dispuesta a renunciar a mi
filosofía para ir a Madrid, o para que las figuras maten mis toros. No creo que
me sintiera mejor ganadera. Me han reseñado novilladas para Las Ventas, ni me
he vuelto loca por ir, ni me he tirado de los pelos cuando no he ido. Me
defiendo en las novilladas con y sin de los pueblos. No te niego que me
gustaría subir el nivel de las plazas donde lidio, agradeciendo a todas las que
me dan la oportunidad de lidiar. Está claro que me gustaría a veces ver mi
ganado en manos con más oficio, sacarían más partido. Pero no me quejo, se la
reglas del juego, las acepto y disfruto mucho de lo que tengo.
Hay que
estar un poco loco para seguir en esto. Pero para empezar como usted ha hecho,
debe ser más grave la cosa
¿Ser ganadera, además de bravo, criar
santacolomas en 2013, con una ganadería pequeña, antigua, pero sin un nombre
que te abra puertas? Le concedo que un punto de locura hay que tener, claro,
pero son más importantes unos conocimientos, afición y ganas de trabajar mucho.
Ser ganadero en el siglo XXI te marca
las pautas de vida, donde vives, como, con quien, sin amor al toro no serían
posibles los sacrificios.
Un
resumen de la temporada 2013
Una temporada buena, dentro de mi circuito,
novilladas en las provincias de Jaén, de Granada, Cuenca. He disfrutado con al
menos un novillo excepcional cada tarde, en la línea que busco, con raza, yendo
a más, sorprendiendo a los que no conocían mi ganadería, además productos de
las dos líneas de la ganadería, en Navas salió un novillo, bravo a la mejicana,
que me encantó…. He sacado todo, no me ha sobrado nada… por tanto, un año
magnífico. No me pregunte en lo económico, eso es otra cosa
Una
aspiración para la temporada 2014
La misma que para cualquier otro año. Seguir
viviendo de esto, mantener mi ganadería, que mis toros los lidien toreros que
puedan resolver y lucirlos y les sirva a ellos. Soy consciente que soy una
privilegiada, cada día abro la ventana y me digo “¡¡anda, donde vivo!!”.
Mantener esto es mi proyecto de vida, y aportar mi grano de arena para hacer
una fiesta brava mejor y más grande.
Por
donde pasa el futuro de la fiesta
Por una revolución
total, desde dentro, debemos adaptarnos y evolucionar como otros se han sabido
adaptar. La pureza que yo defiendo queda en una plaza con un hombre y un toro,
lo demás es todo planteable, estudiable, con sentido, con torería. Cambiar
sistemas, escalafones, formas… Estamos anquilosados, se siguen anunciando las
corridas como en tiempos de El Guerra.
Abrir su casa, su ganadería, diversificar los recursos,
enseñar la crianza del toro bravo, ¿No es una forma de perder la esencia, casi de
prostituirse?
No diga usted eso. Es
terrible. Ese es el talibanismo que no nos deja crecer, ni evolucionar. Hay que
abrirse, con un abono de cualquier plaza deberían regalar un acceso a un
tentadero, el toro hay que mostrarlo desde la base, que el público conozca la
vida del toro desde el principio al final. Yo he inaugurado hoy una exposición
magnífica de esculturas taurinas con hierro reciclado, esa interacción con la
sociedad, con el resto de bellas artes es necesaria. Tenemos que darnos a conocer, la fiesta es tan
grande, tan pura que no perdería el halo de misterio que tiene, que debemos
cuidar, sobre todo el torero. Hasta las monjas de clausura abren sus conventos.
No podemos dar la espalda a la modernidad. Cuando alguien llegue a la plaza
debe saber ver al toro, entender la faena de acuerdo a las condiciones del animal
y así haremos más y mejores aficionados.
Una persona que pase un fin de semana en El Añadio haciendo
las labores propias de una ganadería, les aseguro que valora más al torero
cuando va a la plaza y respeta mucho más al criador. Será más y mejor aficionado.
Y esa es la obra de María Jesús Gualda.
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