«Lo bueno es Saltillo, lo bravo es Ybarra», sostenía el Conde de Santa Coloma. Por «bueno» quería decir que el toro de Saltillo poseía una forma de embestir única, con ese famoso ratoneo muy humillado y esa nobleza viva que le permite caminar detrás de la muleta mientras el torero se la deja pegada al hocico.
Por «bravo», el Conde entendía lo que cualquier aficionado puede comprobar hoy en el encaste Ybarra-Parladé cuando no se le suaviza en demasía : una bravura, a veces ruda, un empuje total a la hora de embestir y una potencia superior.
La combinación de esta serie de caracteres explica, parcialmente, el motivo por el que las ganaderías procedentes de este cruce son consideradas, en la actualidad, las más complicadas de lidiar. Cuando el «ratoneo» bueno desemboca en listeza, no hay quien pare los pies. Y si encima, en las ganaderías de esta procedencia, se busca la casta, puede echar a correr a cualquiera. Esto arroja luz sobre la pasión por los cárdenos -a pesar de que el pelo negro siempre caracterizó a los viejos saltillos-, compartida por muchos aficionados que ven en ellos una garantía de autenticidad.
De lo puro de Saltillo queda hoy en día más bien poco y, en casi todas las ganaderías donde se sigue criando, se encuentran algunos goterones de sangre ybarreña. Todo es cuestión de proporciones. Lo que permite entender que la huella de Saltillo continúa conservando sus secretos.
Se puede hojear en : http://www.tierrastaurinas.com/.
No hay comentarios:
Publicar un comentario