Nota de prensa (poética e histórica)
Después de que en el 2012 no
resultara posible celebrar festejos mayores en la Plaza de Toros de Toro, por
razones de ajuste presupuestario, para la edición de 2013 de las tradicionales
Ferias y Fiestas de San Agustín, el Ayuntamiento toresano ha programado una
interesante corrida de toros. Una vez más, como ya viene ocurriendo desde el
año 2009, es el propio Ayuntamiento el que gestiona directamente, sin ningún
tipo de intermediarios, los festejos taurinos que se van a celebrar, y que
además de la corrida de toros, se completan con una amplia oferta de festejos
populares tradicionales (dos encierros urbanos, un encierro de campo, un
concurso de recortadores, un Toro Prix, una suelta de vaquillas y la
tradicional Fuente de Vino).
En esta ocasión, los
toresanos tendrán la ocasión de rendir
homenaje a uno de los toreros que ha dejado mejor impresión tras su paso por el
coso de la plaza de San Francisco, el jerezano Juan José Padilla, que intervino
en la corrida goyesca celebrada en 2010, alternando con Miguel Abellán y Juan
Diego ante astados del Conde de Mayalde, y que está recibiendo, allá donde va,
el cariño y respeto de la afición, después del gravísimo percance sufrido en la
plaza de toros de Zaragoza el 7 de octubre de 2011, y su reaparición posterior
el 4 de marzo de 2012 en Olivenza.
Le acompañará en esta
ocasión el joven matador de toros Saúl Jiménez Fortes, diestro del que los críticos aseguran que
encabezará muy pronto el escalafón taurino. Jiménez Fortes tomó la alternativa
el 24 de agosto de 2011 en la plaza de toros de Bilbao, apadrinado por ‘El
Juli’ y con Alejandro Talavante de testigo. Desde entonces, su carrera ha sido
meteórica, con presencia en todas la ferias taurinas importantes de España y
Francia.
Experiencia y veteranía frente a la ambición del que llega
para quedarse entre los grandes, con un denominador común a ambos matadores de
toros: el valor. Dos toreros que no pasan desapercibidos en los ruedos,
honrados, cumplidores y muy queridos por los aficionados, con dos estilos
diferentes pero que se complementan perfectamente en un mano a mano preparado
al efecto.
Frente a ellos, regresa a
Toro la mítica ganadería de Zalduendo, propiedad de D. Fernando Domecq, después
de 154 años. Así el 12 de octubre de 1959 se lidió una corrida de toros de este
prestigioso hierro, aunque de encaste y procedencia completamente distinta en
esa época, protagonizando uno de los hechos más significativos del coso
toresano. Un toro de la citada ganadería cogió de forma violenta al matador de
toros madrileño Pedro Párrga y le causó la muerte tres días después. En
homenaje a este matador de toros una de las puertas de acceso a los tendidos
lleva su nombre desde la reinauguración de la plaza en 2010.
Banderillero y matador de toros nacido
en Madrid el 5 de noviembre de 1818, mató su primera corrida de toros el día 26
de diciembre de 1845. Comenzó su carrera como banderillero en las cuadrillas de
Manuel Lucas Blanco, Juan León, Roque Miranda y “El Morenillo”. Es este último el
que lo alienta a convertirse en matador. Alterna en Madrid por primera vez como
matador de toros, el 26 de diciembre 1845, en compañía de “Noteveas” y “El
Salamanquino”, frente a toros de las ganaderías de Pedro Nautet y Martínez
Enrile.
Como ya se ha indicado, el 12 de
octubre 1859 en la plaza de toros de Toro, alternando con Juan Rodríguez
"Cadenas", y haciendo un quite a un peón en peligro, fue
literalmente arrollado por un toro de Zalduendo. No sufrió ninguna herida
en sentido estricto, pero si un grave magullamiento general, al que no le
dió la importancia debida. Después de dos días de atenciones en el hospital,
decidió, en contra de la opinión de los médicos, unirse a sus compañeros para
regresar a Madrid, donde probablemente, a consecuencia del traqueteo del
viaje y de algún exceso alimenticio, le sobreviene un paro cardiaco,
a las siete de la tarde del día 15 de octubre de 1859, en el camino de
regreso a Madrid.
"Juzgándole desapasionadamente
–escribió de él Sánchez de Neira en su diccionario-, como venimos haciéndolo
con todos, no adquirió por su saber ni por su valor grandes laureles. Procuraba
cumplir bien y hacía esfuerzos para ello; pero ni de banderillero se le vieron
cosas de primer orden, ni de espada pasó de regular. En lo que más se le distinguió
fue en correr los toros por derecho siempre, buena costumbre que se va
perdiendo, y en los pases de muleta, que, especialmente los primeros que daba a
cada toro, eran limpios y de buena escuela. Como todos los toreros, tuvo su
época, si bien como hemos indicado, no ocupó nunca un primer puesto, y eso que
en muchas Plazas de Toros de capitales de provincia era querido y apreciado. Su
trato afable, jovial y rumboso contribuía a ello."
Fuente: www.lostorosdanyquitan.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario