28 de mayo de 1967.
Antonio Ordoñez cincela una obra de arte en Los Califas. El maestro de Ronda sienta
cátedra ante “Boticario” de Carlos Urquijo en el nuevo coso cordobés. El
rondeño era un habitual al encaste de Murube, tanto es así que en 1980 se hace con
la ganadería y derechos de la ganadería de Urquijo. Murube siempre fue una
sangre a la que las figuras no hicieron ascos. Desde Joselito a Ordoñez fueron
muchos los que escribieron páginas de oro en la historia del toreo. Hoy el toro
de este encaste, grande, cari foscos, de perfil acarnerado y de capa
predominante negra, sigue gozando de gran cotización. Ya no son los primeros
espadas del toreo a píe, ahora se los rifan las primeras espuelas del escalafón
de rejoneadores. No fallan y su galope, como los de La Castilleja en Córdoba,
es materia prima para la edad de oro por la que atraviesa el arte de don
Antonio Cañero.
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